La supuesta producción de armas biológicas en Ucrania, una acusación de la que Rusia responsabiliza a Estados Unidos, llegó este viernes al Consejo de Seguridad de la ONU, donde los debates no dejaron muchas certezas, salvo que se trata sobre todo de una batalla informativa o del relato.
Rusia había convocado la noche del jueves de urgencia a este debate, tratando así de ganar la iniciativa tras una serie de sesiones las pasadas semanas tanto del Consejo como de la Asamblea General, donde quedó claro que Moscú actuaba a la defensiva y que se había quedado aislada internacionalmente.
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Sonaban en la sala los ecos de Colin Powell -cuyo nombre fue hoy citado por el embajador ruso-, cuando en 2003 presentó ante el Consejo las presuntas pruebas definitivas de que el Irak de Sadam Huseín fabricaba armas químicas de destrucción masiva, acusación que resultó infundada pero sirvió para justificar la invasión del país árabe por tropas estadounidenses.
La sesión del Consejo comenzó con una exposición de Rosemary DiCarlo, subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos, quien confirmó que Rusia ha utilizado bombas de racimo en zonas pobladas en su guerra en Ucrania y que ha atacado al menos 26 veces instalaciones civiles. “Son ataques inexcusables, deben ser investigados y sus responsables, rendir cuentas”.
Más esperado era el informe de Izumi Nakamitsu, quien en su calidad de Alta Representante de Asuntos de Desarme podía confirmar o desmentir las acusaciones rusas: “La ONU no conoce que exista ningún programa de armas biológicas” en Ucrania, dijo, pero reconoció que no existe un mecanismo de verificación independiente al qué acudir en caso de controversias.
ARMAS BIOLÓGICAS O VERDADES ALTERNATIVAS
El embajador Vasili Nebenzia, convertido en la cara diplomática de Rusia, presentó ante el Consejo lo que dijo era solo “una pequeña parte” de la gran cantidad de pruebas de que el Departamento de Defensa estadounidense desarrollaba en treinta laboratorios de Ucrania, mediante convenios con el Ministerio de Sanidad, un programa de armas biológicas.
Allí, en algunos casos “muy cerca de la frontera con Rusia”, tenían lugar “experimentos biológicos muy peligrosos” -afirmó-, para lo que se valían de tres vectores principales para diseminar los patógenos: aves migratorias, murciélagos y animales invertebrados como piojos y pulgas.
“Personal de Estados Unidos con inmunidad diplomática ha dirigido estos experimentos”, dijo.
A título de ejemplo, habló de “una transferencia de 141 contenedores con hectoparásitos de murciélagos” sin ningún control internacional, y se preguntó si se dispersaron por toda Europa.
Nebenzia dijo que estas pruebas demuestran que Estados Unidos está de algún modo deslocalizando de su territorio los experimentos de alto riesgo y trasladándolos a Ucrania, lo cual -afirmó- demuestra el “cinismo” de los dirigentes de Ucrania que dicen estar preocupados por la suerte de su pueblo.
La embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, le respondió que todas las actividades de su país en Ucrania son transparentes, y que ayudan a Ucrania “con orgullo y de forma abierta” a gestionar laboratorios de salud donde “no hay ningún programa (militar), ni armas, ni en la frontera con Rusia ni en ningún lugar”.
La diplomática indicó que Moscú había venido este viernes a la ONU con un guion establecido para “fabricar pretextos”, “utilizar al Consejo de Seguridad” y “justificar la actuación de (el presidente ruso Vladímir) Putin”, pero “no están consiguiendo crear una realidad alternativa ni siquiera entre los rusos”.
“Los propios rusos están cansados de tanta mentira”, dijo, y citó los ejemplos de críticas a sus gobernantes expresados por atletas o por manifestantes en las calles rusas.
CHINA SIGUE APOYANDO A RUSIA
En el turno de la palabra, Estados Unidos se encontró con el firme espaldarazo del Reino Unido, Francia y los países europeos -Noruega, Irlanda y Albania-, pero los demás países fueron más tibios en sus críticas a Rusia y no se pronunciaron sobre la cuestión de las armas químicas.
Si había dudas sobre el apoyo constante de Pekín a Moscú, quedó más que claro con la intervención del embajador chino Zhang Jun, quien habló de “la información pertinente (sobre las armas biológicas) presentada por Rusia” y la necesidad de “abordar adecuadamente las preocupaciones de Rusia para aceptar una verificación multilateral”.
Y Zhang fue más lejos al desmarcarse de Estados Unidos: afirmó que este país tiene “356 laboratorios en todo el mundo que dicen son transparentes”, por lo que pidió acceso a ellos “para conseguir aclaraciones y sacar nuestras propias conclusiones”.
No salió de su boca la menor crítica a los ataques rusos en Ucrania y volvió a recordar que su país desea un genérico “fin de las hostilidades” que debe lograrse en “negociaciones entre Rusia y Ucrania que la comunidad internacional debe alentar”.
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