En la carrera por la alcaldía de Nueva York aún es difícil identificar un ganador claro. Hay, en cambio, realidad de sobra para alimentar la ficción de series de televisión como “Sexo en la ciudad” y “La esposa ejemplar”.

Faltan tres meses para los comicios que definirán quién será el alcalde número 109 de la Gran Manzana, pero el 10 de setiembre, los 3,7 millones de neoyorquinos registrados como demócratas y republicanos deberán votar en elecciones primarias por un candidato que los represente en la consulta del 5 de noviembre.

Los postulantes necesitan ganar la primaria con 40% de los votos para evitar una segunda vuelta el 1 de octubre con los segundos lugares.

En el lado republicano, Joe Lhota, quien ha dirigido la Autoridad Metropolitana de Transporte, lleva una amplia ventaja, con 49% de la intención del voto de su partido.

En el campo demócrata, sin embargo, la competencia es más reñida. Entre sus principales candidatos hay una mujer que aspira a ser la primera alcaldesa lesbiana de NY, un asiático, un negro y un italiano.

Mención aparte merece Anthony Weiner, exhibicionista confeso, arrepentido, reincidente, y nuevamente arrepentido.

En junio del 2011, el entonces congresista renunció a su escaño en la Cámara de Representantes en medio de un escándalo sexual desatado días antes.

El político, que pasó 12 años en la Cámara Baja del Congreso, utilizó su cuenta pública de Twitter para enviar un enlace a una foto de él en calzoncillos a una estudiante universitaria que lo seguía en la red social. El enlace fue retirado rápidamente, pero llegó a filtrarse a la prensa.

Menos de una semana después salió a la luz otra foto de Weiner con el pecho descubierto y enviada a otra mujer. El demócrata, que al principio negó haber mandado la primera foto sugiriendo que un tercero había hackeado su cuenta y publicado el enlace o que la foto era un montaje, se vio forzado a renunciar al Congreso tras la segunda revelación.

Al dimitir, dijo que no había sido honesto y confesó haber mantenido conversaciones inapropiadas y haber intercambiado mensajes y fotografías explícitos con unas seis mujeres a través de Twitter, Facebook, e-mail y, en ocasiones, por teléfono durante tres años.

“Estoy profundamente avergonzado”, aseguró en esa ocasión.

TROPEZÓ DE NUEVO Dos años más tarde, el escándalo de los mensajes exhibicionistas parecía olvidado, sobre todo cuando Weiner ascendió al primer lugar en las preferencias de los votantes demócratas.

No obstante, cuando todo iba de maravillas para el ex congresista, hace unos días fueron publicados más mensajes y fotografías sexualmente explícitas que Weiner envió a tres mujeres después de renunciar al Congreso.

Esta vez el político salió rápidamente a admitir los mensajes, volvió a pedir disculpas por su conducta, que calificó de “problemática, por decir lo menos, y destructiva, por decir lo mucho”. También dijo que ya había advertido que más material suyo saldría a la luz y que simplemente ese día había llegado.

Durante la conferencia de prensa que convocó para hablar sobre el tema, su esposa desde el 2010, Huma Abedin, estuvo a su lado, sonriente. Abedin es desde hace varios años asesora de la ex primera dama y ex secretaria de Estado Hillary Clinton.

En su momento, Clinton también decidió preservar su matrimonio con Bill Clinton a pesar del escándalo Lewinsky. Las comparaciones entre las dos mujeres han sido constantes y sus más fuertes detractores las acusan de poner sus propias aspiraciones políticas por encima de su dignidad.

En la conferencia de prensa, Abedin habló por primera vez en público sobre el escándalo y dijo que mantener su matrimonio ha requerido “mucha terapia”, pe ro que fue una decisión que tomó por ella y por su hijo, de un año y medio. Weiner agradeció a su esposa por la segunda oportunidad y volvió a pedirle a Nueva York que también le dé otro chance.

Sin embargo, el nuevo escándalo ha servido para refrescarles la memoria a los neoyorquinos, que ahora no estarían tan dispuestos a olvidar los traspiés de Weiner.

Según un sondeo de la Universidad de Quinnipiac, el ex congresista ha caído al cuarto lugar de la preferencia demócrata con 16% de la intención de voto, frente a 26% el 24 de julio. Christine Quinn, quien encabeza el consejo municipal y aspira a ser la primera mujer y primera homosexual en dirigir la ciudad, ha pasado a la delantera con 27%.

Lo que es peor para Wiener, de acuerdo con el sondeo de Quinnipiac, 40% de los votantes demócratas cree que su conducta lo inhabilita para el puesto de alcalde y 53% cree que debe retirarse de la contienda. El político, sin embargo, no tira la toalla. “En la ciudad de Nueva York no renunciamos, luchamos en los momentos duros, somos una ciudad fuerte”, dijo en un video de su campaña.