DANIEL MEZA @daniel_mz Redacción Online

Hoy regresa Manuel Antonio Noriega Moreno al país que gobernó desde 1983 hasta 1989, tras purgar más de 20 años de prisión en el extranjero. Su retorno al país centroamericano resultó, paradójicamente, muy cercano a la fecha en que se produce la invasión militar de Estados Unidos el 20 de diciembre. El operativo Operación Causa Justa, tenía, precisamente, el fin de apresar a Noriega por delitos de narcotráfico.

Conocido como ‘el hombre fuerte de Panamá’, fue el último general (entre 1983 y 1989) que sometió al país centroamericano durante el periodo dictatorial inaugurado en 1968 por un Golpe de Estado encabezado por el general Omar Torrijos, fallecido en 1981.

Poco se conoce de su educación en la Escuela Militar de Chorrillos (llegó a Lima gracias a una beca), donde se graduó en la rama de ingeniería. Al regresar, integró la Guardia Nacional y tras ello, apoyó el regreso al poder del Torrijos.

Por esto, fue ascendido a Jefe del Servicio de Inteligencia, desde donde entró en contacto natural con los servicios secretos estadounidenses, muy presentes en Panamá por la vigilancia del Canal. Se hizo informante regular, percibiendo más de 320.000 dólares hasta 1986 en pagos por sus servicios.

Al mismo tiempo, Noriega inició sus contactos con el narcotráfico colombiano (cártel de Medellín) para dejar pasar la droga a los Estados Unidos, ganando millones de dólares para beneficio personal.

Uno de sus principales denunciantes, el médico y guerrillero Hugo Spadafora fue decapitado por las Fuerzas de Defensa de Panamá en 1985. En 1987, también fue denunciado por el segundo al mando de las Fuerzas de Defensa de fraude electoral en 1984 y de complicidad en el nunca esclarecido asesinato del General Omar Torrijos Herrera, fallecido en 1981.

INVASIÓN SANGRIENTA En 1989, tras elecciones enturbiadas por nuevos fraudes y manipulación de resultados, Noriega asume nuevamente como Jefe de Gobierno, declarándole la guerra a Washington. Los marines, enviados por el presidente Bush (padre), invaden Panamá con el propósito de capturar al tirano y “defender sus intereses en ese país”.

En definitiva, quienes más recuerdan este momento son los familiares de las víctimas que residían en el pobre barrio capitalino de El Chorrillo, que fue destruido por el bombardeo estadounidense que buscaba al ex mandatario, famoso en aquel entonces con su frase Ni un paso atrás.

Durante esta masacre, Noriega se había escondido en la casa de su amante, Vicky Amado. Poco después, se supo que se trasladó a la Nunciatura Apostólica de Panamá.

ORIGINAL CAPTURA Tras rodear las instalaciones por tres días y procurar que Noriega no saliera voluntariamente, los militares estadounidenses realizaron una táctica de guerra psicológica: pusieron canciones de ‘heavy metal’ a través de unos altoparlantes alrededor de la Nunciatura sin interrupciones por tres días, hasta que el Nuncio logró convencer a Noriega para que se entregara a las fuerzas Estadounidenses que rodeaban el edificio.

Tras entregarse a Estados Unidos, Noriega purgó condenas por narcotráfico por alrededor de 20 años. En el 2010, fue llevado a Francia y condenado a 10 años de cárcel por blanquear dinero del narcotráfico.

En 2011, se autorizó su extradición a su país para cumpla las penas por los atroces asesinatos cometidos en su gobierno.

AUTORIDADES PROMETEN MANO DURA En medio de estos recuerdos se produce la llegada del dictador, quien ha pasado de ser aliado de la CIA a ser enemigo de los Estados Unidos. Aun con todos los años de pena encima y a sus 77 años, “Noriega no ha dado muestras de arrepentimiento y señalan que él mismo ha dicho, a través de sus abogados, que regresará a su país para defenderse”, han recordado en su país antiguos opositores, víctimas, políticos y gente común.

Pese a que la ley panameña permite a los mayores de 70 años pedir prisión domiciliaria, las autoridades no mostraron intención de absolverlo. “Va a pagar por todo el horror cometido”, ha sentenciado el actual presidente Ricardo Martinelli.