¿Disculpe, podría ver ese bolso justo encima de su cabeza?, preguntó Oprah Winfrey. No, es demasiado caro para usted, respondió la vendedora.

La conversación se dio sobre un bolso de piel cocodrilo valuado en US$35.000 entre la presentadora de TV dueña de una fortuna de US$2.500 millones y una empleada de la exclusiva tienda Trois Pommes, en Zúrich (Suiza).

Winfrey insiste. Y la vendedora también: No, usted no quiere ver ese bolso, usted quiere ver este porque aquél cuesta demasiado. No será capaz de pagarlo.

El incidente ocurrido en julio y divulgado este jueves por la propia presentadora en una entrevista, causó polémica luego de que Winfrey dijera que había sido víctima de racismo.

UN MALENTENDIDO Esa es la versión de Winfrey. Pero para la dueña de Troiss Pommes se trató un malentendido. Trudie Gotz le dijo a la BBC que Winfrey tenía absolutamente permitido mirar el bolso. Mi vendedora quería dárselo en la mano. Pero ella no quería tomarlo, afirmó.

Gotz aseguró que la vendedora llevaba algunos años en la tienda, y que se encarga de los clientes más consentidos del mundo. Realmente es una vendedora correcta, agregó.

Winfrey, cuyo programa The Oprah Winfrey Show no es transmitido en Suiza, se encontraba en el país para el casamiento de la cantante Tina Turner.

La estadounidense dijo que dejó la tienda en calma y sin discutir, pero que el incidente era una prueba de que el racismo todavía era un problema.

Gotz no cuestionó la percepción del incidente de Winfrey. Estoy segura que se sintió así, pero mi vendedora me prometió que se encargó de ella lo mejor posible. Así que tiene que haber sido un malentendido, dijo. Y explicó que el inglés de la empleada no es tan bueno.

Le intentó mostrar un bolso del mismo estilo pero de otras calidades, porque quizá no entendía lo que quería, agregó.