La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, bajó 27 puntos porcentuales de apoyo a su gestión, del 57 al 30 %, durante la ola de protestas sociales que vive el país desde el pasado 10 de junio, según una encuesta difundida hoy.

Rousseff, quien asumió su mandato en 2011, se encuentra así, con el 30 %, en el nivel más bajo de aprobación de su gestión, de acuerdo con la encuesta del Instituto Datafolha.

En el sondeo de marzo, Rousseff tenía el 65 % de apoyo, pero a medida que la inflación subía y los tipos de intereses aumentaban, en un clima de preocupación de la clase industrial y las centrales sindicales, la aprobación de la presidenta comenzó a declinar.

La diferencia entre una encuesta y otra fue la mayor para un presidente brasileño desde 1990, cuando el entonces mandatario Fernando Collor de Mello confiscó los ahorros de los brasileños y su popularidad entre marzo y junio de ese año pasó del 71 al 36 %, porcentaje que aun así supera el actual de Rousseff.

La calificación de una gestión pésima pasó del 9 %, a comienzos de junio, al 25 %, y en una escala de 0 a 10 la nota promedio bajó de 7,1 a 5,8, según el sondeo.

La reducción del índice de popularidad, apuntó Datafolha, se registra en todas las regiones de Brasil, edades, clases sociales y niveles de escolaridad de la población.

LAS RAZONES DE LA CAÍDA En el tema específico de las protestas, que comenzaron el 10 de junio en Sao Paulo por el aumento de la tarifa de autobuses y luego se extendieron a otras ciudades con otras reivindicaciones sociales, el 38 % de los consultados consideraron que la actitud de Rousseff frente al problema fue regular, el 30 % buena y el 26 % pésima.

La evaluación de su gestión económica cayó del 49 al 27 %, mientras que la expectativa de que la inflación se mantenga al alza avanzó del 51 al 54 %, la de aumento del desempleo subió del 36 al 44 % y la del poder de compra del salario bajó del 38 al 27 %.

El sondeo fue realizado el jueves y el viernes, cuando fueron consultados 4.717 electores de 196 municipios.