Para los católicos, Jesús se crió, predicó y expulsó a los vendedores del templo en Israel. Allí también tuvo lugar la Última Cena, su arresto, juicio, crucifixión y resurrección. ¿Se necesitan más pruebas para considerar a esa nación como la cuna del cristianismo?
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Los judíos también consideran a Israel como el eje central de su vida en la fe.
Para ellos, el rey David determinó construir allí el Templo Sagrado. Además, en su territorio se ubica el Muro de los Lamentos, edificación construida sobre el templo del Rey Salomón y en donde Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo Isaac.
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Coincidentemente, Jerusalén es un punto neurálgico para el islam. Mahoma rezó en la ciudad, y tuvo contacto con profetas como Moisés, Abraham y Jesús. Allí también descansan la Cúpula de la Roca (que se erige donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac) y Al-Aqsa (mezquita desde donde Mahoma fue a visitar a Alá).
Así es que se puede entender que Israel sea tierra santa tanto para católicos, judíos y musulmanes, y que sea uno de los pocos lugares en el mundo en el que la Navidad no se celebra a lo grande.
Es una cuestión de fe. Para los judíos, que son la aplastante mayoría, Jesús no es Dios. Se trata, más bien, de un judío sabio, un maestro, que jamás tuvo la más mínima intención de crear una nueva religión.
Según el portal My Jewish Learning, Jesús “nació y vivió como un judío, y sus primeros seguidores también fueron judíos. El cristianismo surgió como una religión distinta sólo en los siglos después de la muerte de Jesús”.
Algo similar sucede con los musulmanes. En un artículo de la BBC se señala:
“Jesús juega un papel prominente en la tradición islámica y es con frecuencia considerado el profeta más importante después de Mahoma”.
Para ellos, la crucifixión jamás se llevó a cabo.
“El Corán niega las creencias cristianas sobre la crucifixión y la resurrección de Jesús, afirmando en cambio que, aunque parecía que había sido crucificado, Dios de hecho elevó a Jesús ante su presencia”, anota el artículo.
UNA CUESTIÓN DE FECHAS
Así como la Navidad se celebra el 25 de diciembre, en Israel festividades de otras religiones también se suceden el mismo día, solo que jamás coinciden.
¿Cómo sucede esto? Porque se utilizan diferentes calendarios.
Históricamente, ha habido diferentes formas de medir el paso de los días, meses y años. Las grandes naciones de la antigüedad trataron de imponer su forma de entender el mundo, pero de ellas, la mirada del emperador Julio César sirve para esta nota.
Según “La Vanguardia”, en el año 46 se estableció el calendario juliano, que se extendió por Europa y América. Para que el resto del mundo se adaptara, se tuvo que hacer algunos ajustes (como que un año tuviera 455 días, hasta que se estandarizó). Desde entonces, una vuelta al sol dura 365 días, a excepción de los años bisiestos.
Pero el calendario juliano no coincidía con los planes de la iglesia católica (hubo errores de cálculo), que quería estandarizar las celebraciones y asignarles una fecha específica. Es entonces que el papa Gregorio XIII creó un nuevo calendario.
Desde 1582 se empezó a imponer el calendario gregoriano que, para combinarse con el resto de calendarios, debió eliminar 10 días. Al respecto, “La Vanguardia” anota:
“Para hacer el cambio, se eligieron unas fechas en las que hay pocas festividades, entre el 5 y el 14 de octubre de 1582, días que desaparecieron del calendario debido a esta modificación. Es por este motivo que el jueves –juliano- 4 de octubre de 1582 le sucede el viernes –gregoriano- 15 de octubre del mismo año”.
Cambios como ese causaron desfases notorios. Por ejemplo, como cita “La Vanguardia”, Shakespeare y Cervantes no murieron el 23 de abril de 1616: el primero falleció el 23 de abril del calendario juliano, o sea, el 3 de mayo en el gregoriano.
La confusión continuó hasta el siglo XX: hasta 1917, “Rusia todavía no se había adaptado al gregoriano”, así que la fecha de la revolución bolchevique no sería exacta.
Dicho eso, la Navidad también se ha visto afectada. Por ejemplo, según el portal Israel Noticias, esa festividad se celebra en Israel “el 25 de diciembre, el 7 de enero y el 19 de enero”.
“¿Por qué? Hay dos calendarios diferentes, dos fechas de celebración diferentes y tres iglesias”, anota la web en referencia a los católicos, a la Iglesia Armenia en Jerusalén y la Iglesia Ortodoxa Griega.
“Los católicos romanos celebran el 25 de diciembre. La Iglesia Ortodoxa Griega también celebra el 25 de diciembre, pero en el calendario juliano, que está a unos 13 días del calendario gregoriano [...] el 7 de enero en el calendario juliano”, se lee en el artículo.
Y se agrega: “La Iglesia Armenia de Jerusalén celebra la Navidad el 6 de enero según el calendario juliano, que termina siendo el 19 de enero en el calendario gregoriano”.
Finalmente, Noticias Israel concluye:
“Las celebraciones de Navidad en Israel se están alineando lentamente con las celebraciones occidentales, incluyendo la colocación de árboles de Navidad y la decoración con luces. Pero la fiesta en Tierra Santa sigue centrándose en el culto litúrgico en Belén y en las fiestas comunales”.
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