Atracos, robos armados y agresiones a personas mayores sin motivo aparente. Los barrios chinos o Chinatown de Estados Unidos viven una oleada de crimen que ha llevado a sus vecinos a organizarse en patrullas de autodefensa y a denunciar un tipo de racismo que muchas veces se pasa por alto.
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En el Chinatown de Oakland (California), uno de los más afectados por la violencia, unos veinte jóvenes asiáticos que se autodenominan “Asians With Attitudes” (Asiáticos con carácter) se juntan casi cada día para recorrer las calles del barrio, hablar con los tenderos y vigilar que nadie cometa delitos, todo ello, según aseguran, sin portar armas de fuego.
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Ataviados con camisetas y mascarillas negras con el logo del grupo estampado, los adolescentes siguen por las calles del barrio chino a su líder, el corpulento Jimmy Bounpheng, imponente con sus ropas anchas, gorra con la visera del revés y un gran colgante dorado.
“Quiero que sepan que estamos aquí para ustedes, para que no vuelva a ocurrir”, se dirige Jimmy a la propietaria de una tienda en el corazón de Chinatown en la que se venden desde zapatillas deportivas hasta utensilios para la cocina.
“Muchas gracias, muchas gracias”, contesta ella mientras asiente con la cabeza, y afirma, en respuesta a una pregunta de Efe, que se siente más segura desde que recibe las visitas de la patrulla.
Ya desde el inicio de la pandemia de COVID-19, pero muy especialmente en estos primeros meses de 2021, se han sucedido en internet los vídeos de ataques violentos a personas mayores de rasgos orientales, en algunos casos para robarles dinero u otras posesiones y en otros, sin motivo aparente, únicamente para causarles daño.
Un hombre murió tras ser embestido
En esta última categoría se incluyen dos de los episodios que más indignación han levantado: el de Vicha Ratanapakdee, de 84 años y que falleció tras ser embestido de forma brutal en San Francisco por Antoine Watson, de 19 años; y el de un hombre de 91 años que fue empujado al suelo por la espalda a plena luz del día en el Chinatown de Oakland.
“Solo en las últimas semanas ha habido más de una docena de ataques a personas mayores”, explica a Efe Leanna Louie, veterana del Ejército estadounidense y una de las fundadoras de United Peace Corps, formada por ciudadanos voluntarios que patrullan el barrio chino de San Francisco.
“Esto no es nada nuevo. Los ataques a asiáticos americanos ocurren desde 1882 con la Ley de Exclusión de los Chinos. Siempre se nos ha culpado de ser los que quitamos trabajo a otras personas. Pero eso no es verdad, estamos dispuestos a hacer trabajos que mucha de la otra gente no quiere hacer”, apunta Louie.
Acusaciones racistas
Pese a tener raíces antiguas, el problema se ha agudizado en los últimos tiempos, y además ha adquirido un tono todavía más racial debido a que gran parte de los agresores a ancianos asiáticos -entre ellos los de los dos casos mencionados anteriormente- son jóvenes afroamericanos.
Tras un año, 2020, en que las tensiones raciales llegaron a lo más alto por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un Policía blanco, muchos en la comunidad asiática sienten ahora que estos ataques también vienen motivados por un racismo del que apenas se habla.
Sin embargo, activistas defensores de la justicia social y del movimiento Black Lives Matter (“Las vidas negras importan”) alertan ante el riesgo de enfrentar a dos comunidades de minorías raciales que, a su parecer, deberían colaborar.
El apoyo a los afroamericanos
“He venido aquí a apoyar a la comunidad asiática contra la violencia y a hacerles saber que no todo el mundo siente este odio y animadversión hacia ellos”, cuenta a Efe Carolyn Ransom-Scott, una religiosa afroamericana que acude a Oakland a patrullar junto a los vigilantes asiáticos.
Aunque bien recibidas por los tenderos y por la comunidad en general, estas patrullas son vistas con preocupación por la Policía, que la pasada semana pidió a los vecinos que no se armasen después de que un comerciante fuese detenido por disparar varias veces a un ladrón que sustrajo la cámara de fotografiar a una transeúnte.
En el incidente nadie resultó herido y el ladrón logró huir con la cámara, pero el jefe de la Policía de Oakland, el afroamericano LeRonne Armstrong, advirtió de que “cuando se disparan armas puede haber víctimas colaterales” y pidió a los vecinos que sean “buenos testigos” en lugar de justicieros.
Desde el comienzo de la pandemia del nuevo coronavirus se han disparado los ataques contra ciudadanos de origen asiático. La campaña Stop AAPI Hate, que documenta casos de violencia racial, recibió 2.808 denuncias de casos se asiáticos-americanos entre marzo y diciembre pasados.
Por su parte, el Departamento de Policía de Nueva York ha señalado que los crímenes de odio contra esta minoría crecieron un 1900 por ciento en la ciudad en todo 2020.
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