Hace 15 años, un 4 de agosto de 2007, se llevó a cabo el lanzamiento de la sonda espacial Phoenix a Marte. Fue la primera nave que se posó en el ártico marciano el 25 de mayo de 2008 y permitió el descubrimiento de agua.
La agencia espacial NASA lanzó ese sábado la sonda estadounidense Phoenix, que fue por primera vez a Marte a perforar el permafrost de la superficie de las regiones árticas del Planeta Rojo para tratar de detectar allí trazos de vida microbiana. El cohete Delta 2 salió de la base aérea de Cabo Cañaveral en Florida (sureste) a las 5:26 a.m. (hora local).
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Este lanzamiento estaba inicialmente previsto para el 3 de agosto, pero tuvo que ser aplazado porque las malas condiciones meteorológicas retardaron los preparativos. La misión tuvo un costo de 420 millones de dólares.
La sonda Phoenix se posó en el Ártico marciano el 25 de mayo, una región hasta entonces inexplorada, luego de un viaje de 680 millones de kilómetros. Inició desde ese momento una búsqueda de agua y componentes orgánicos para determinar si es posible que haya habido una forma de vida primitiva.
Phoenix confirmó la existencia de agua en el planeta, lo que llevó a los científicos de la NASA a cargo de la misión a prolongarla hasta al menos fines de setiembre. El hallazgo fue realizado luego de que el brazo robótico de la sonda colocara una muestra esta semana en un instrumento que identifica vapores mediante el calentamiento de las sustancias recolectadas.
“Habíamos visto evidencia de esta agua helada antes en observaciones de la sonda Mars Odyssey y de Phoenix el mes pasado, pero esta es la primera vez que se toca y analiza el agua marciana”, dijo William Boynton, de la Universidad de Arizona, responsable de las operaciones de uno de los instrumentos de la sonda, en una conferencia de prensa televisada.
El aparato estaba dotado de una pequeña pala mecánica que recoge muestras de suelo para analizarlas mediante múltiples instrumentos, entre los cuales varios hornos y un microscopio.
A fines de junio del 2008, los científicos anunciaron que habían detectado hielo, una pequeña parte del cual pudo colocarse en uno de los hornos, bautizado “TEGA” (Thermal and Evolved-Gas Analyzer).
Análisis anteriores han mostrado la presencia en suelo marciano de nutrientes como sodio, potasio, magnesio, cloruros, todas esas cosas que encontramos en nuestro propio cuerpo y que son importantes para (que se desarrolle) la vida.
En noviembre de 2008, la NASA puso fin a las tareas en suelo marciano de la sonda Phoenix, cuyas baterías solares dejaron de funcionar.
Tras operar durante más de cinco meses, bastante más de los 90 días previstos inicialmente, Phoenix cesó de comunicarse el 2 de noviembre.
El fin de la misión estaba previsto cuando la disminución de luz solar y la caída de las temperaturas con la llegada del otoño ya no permitiesen recargar las baterías de la sonda.