Mientras continúa la desesperada búsqueda del sumergible Titán, que desapareció el domingo después de partir hacia los restos del Titanic, varios pasajeros que contrataron el mismo servicio de exploración submarina con la compañía OceanGate dan sus testimonios sobre cómo es el viaje marítimo hasta los 3.800 metros de profundidad.
“Tienes que estar un poco loco para hacer este tipo de cosas”, le dijo al periodista Frank Jordans, de la agencia The Associated Press, Arthur Loibl, un hombre de negocios y aventurero jubilado de 61 años de Alemania.
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Loibl manifestó a la AP que tuvo la primera idea de ver los restos del Titanic durante un viaje al Polo Sur en el 2016. Averiguó que una empresa rusa ofrecía inmersiones por medio millón de dólares.
Pero en el 2019, después de que OceanGate anunciara exploraciones al Titanic, pagó 110.000 dólares por una inmersión, que finalmente terminó en fracaso porque el primer sumergible no pasó las pruebas.
Recién en el 2021 pudo hacer un viaje exitoso, junto con el director ejecutivo de OceanGate, Stockton Rush, el buzo francés y experto en Titanic Paul-Henri Nargeolet y dos hombres de Inglaterra.
Cabe precisar que actualmente Rush y Nargeolet están entre los cinco tripulantes del desaparecido en el Titán.
“Imagine un tubo de metal de unos pocos metros de largo con una hoja de metal como piso. No puedes soportarlo. No puedes arrodillarte. Todos están sentados uno al lado del otro o uno encima del otro”, contó Loibl sobre el interior del sumergible. “No puedes ser claustrofóbico”.
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Loibl recordó que durante el descenso y ascenso de 2,5 horas, las luces se apagaron para conservar energía, y dijo que la única iluminación provenía de una barra luminosa fluorescente.
También hubo un problema con la batería y los pesos de equilibrio, por lo que la inmersión se retrasó de manera repetida. Su viaje duró en total 10,5 horas, le dijo a la AP.
Sobre Rush, el dueño de OceanGate, Loibl dijo que era un manipulador que trató de arreglárselas con lo que estaba disponible para realizar las inmersiones.
“Fui un poco ingenuo, mirando hacia atrás ahora... Fue una operación kamikaze”, reconoció.
El riesgo de muerte desde la primera página del contrato
El diario estadounidense The Wall Street Journal también habló con antiguos pasajeros del Titán.
Estos contaron que el riesgo de muerte durante la inmesión aparece mencionado varias veces en la primera página de la autorización que debieron firmar.
Mike Reiss, guionista de Los Simpson, ha hecho cuatro inmersiones al Titanic. Cuando habló con The Wall Street Journal, narró el que hizo en julio del 2022. Recordó que el riesgo de muerte está presente todo el tiempo, pero que en el peor de los casos podría consolarse sabiendo que tuvo una buena vida.
Reiss, de 63 años, dijo que en ningún momento sintió claustrofobia.
Recordó que después de su descenso, el sumergible quedó a unos 500 metros de los restos del Titanic. La brújula de la nave no funcionó y la tripulación tardó más de 90 minutos en encontrar el trasatlántico, así que solo tuvieron unos 20 o 30 minutos para explorar sus restos.
Mike Reiss también habló con Univisión. Dijo que en cada viaje que hizo con OceanGate “hubo un problema, al menos esporádicamente, para comunicarse con la superficie. No creo que sea tanto su culpa, como de la naturaleza de la bestia. Ya sabes, cuando vas a 1.000 pies o 13.000 pies bajo el agua, vas a perder contacto por un tiempo”.
Reiss se refirió al contrato que se firma y donde se menciona la palabra “muerte” de manera reiterada. “Firmas una renuncia masiva que de alguna manera indica que podrías morir en el viaje. Así que cuando subí al submarino pensé que este podría ser el final. A nadie en esa situación le pilla por sorpresa. Sabes en lo que te estás metiendo: lo vasto que es el océano y lo diminuta que es esta nave”, explicó en una entrevista con la BBC.
Una experiencia al límite
Joseph Wortman, de 53 años y CEO de una empresa de calefacción de la ciudad de Detroit, hizo el viaje en el 2021. Le dijo a The Wall Street Journal que estar en el interior del Titán es una verdadera lección de humildad.
“Es una experiencia al límite... Si pasa algo no hay forma de salir. No puedes llamar al 911 y te tienes que arreglar solo”.
Cabe precisar que el sumergible Titán solo se puede abrir desde afuera.
Wortman recordó que el sumergible descendió varias horas, durante las cuales escucharon música mientras observaban a las criaturas luminiscentes a través la única ventanilla de la nave. También dijo haber ayudado con las comunicaciones, intercambiando mensajes de texto con el equipo de la superficie.
“El sumergible llegó a los restos del Titanic y se acercó a la popa. Wortman recuerda su emoción al saberse una de las pocas personas del mundo que había visto el naufragio de cerca, aunque dice que por momentos la experiencia era perturbadora. De hecho, lo primero que hizo al llegar a la superficie fue llamar a su familia para decirles que había salido todo bien”, indicó The Wall Street Journal.
No sabía que la cosa se maneja con un controlador de juegos Xbox
El periodista David Pogue, corresponsal de Sunday Morning de la cadena CBS, viajó en el Titán el año pasado por invitación de OceanGate.
Pogue mostró a The Wall Street Journal una parte de la autorización que tuvo que firmar: “Esta operación se llevará a cabo dentro de una embarcación sumergible experimental que no ha sido aprobada ni certificada por ningún organismo regulador”, dice el texto. “Viajar dentro y alrededor de este vehículo puede provocar lesiones físicas, discapacidad, trauma emocional, o la muerte”, agrega.
Contó que el sumergible tiene un inodoro rudimentario que es en realidad una bolsa y una botella.
“Estás sentado en el suelo con la espalda contra una pared curva. No hay calefacción ni refrigeración... en la superficie te mueres de calor y en el fondo te mueres de frío”, dijo.
Sobre la autorización que firmó, Pogue dijo que esta “menciona literalmente ocho formas en las que uno puede morir o quedar discapacitado de forma permanente”.
En cuanto al destino de los pasajeros del sumergible desaparecido, Pogue afirmó a Univisión que “el escenario es realmente aterrador. Pueden estar vivos en la superficie, flotando, quedándose sin aire e incapaces de salir”.
“Antes de ir, nunca habíamos visto el sumergible, no sabía nada sobre él. Hay muy poca información en el sitio web. No sabía en ese momento que manejas la cosa con un controlador de juegos Xbox. No sabía que la cosa era, tú sabes, de tuberías de construcción usadas, simplemente llegas allí y luego empiezas a ver estas cosas, y tu estado de ánimo se derrumba y te preocupas un poco”, indicó.
“Estás atornillado desde el exterior. Hay 18 pernos en un círculo alrededor de la escotilla y, por cierto, solo sujetaron 17 de ellos. El 18 está muy arriba y dicen ellos que realmente no hay diferencia matemática”, siguió.
David Pogue también dijo que el Titán tiene siete funciones diferentes para permitirle subir a la superficie. Por ello, piensa que es “realmente preocupante” que ninguna de ellas haya funcionado hasta ahora.
Reconoció que durante su viaje estuvieron perdidos más de dos horas.
Otro aspecto clave que complica la recuperación del Titán es que el GPS no funciona bajo el agua, tampoco la radio.
“Cuando el barco de apoyo está directamente sobre el submarino, pueden enviar mensajes de texto cortos de un lado a otro. Claramente, ya no reciben una respuesta”, sostuvo Pogue.
No hay ningún tipo de entrenamiento
El mexicano Alan Estrada es un creador de contenidos para YouTube. En su canal ha documentado el viaje que hizo en el Titán.
En una entrevista con telemundo, reconoció que no hay ningún tipo de entrenamiento antes de la inmersión. “Lo que sí hay es un documento que tú firmas y donde te hacen saber todos los riesgos en los que te involucras”, dijo.
También manifestó que durante el viaje el sumergible perdió la comunicación a los 1.000 metros de profundidad y que después de cierto tiempo, se decidió abortar la inmersión. Pero enseguida puedieron recuperar la comunicación y continuaron con el viaje.
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