Llegó el día en el que seguidores de Evo Morales y sus opositores gritaron de manera idéntica “Si esto no es el pueblo, ¡¿el pueblo dónde está?!”.
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Banderas de Bolivia, wiphalas indígenas y camisetas con el azul característico del partido del presidente boliviano se multiplicaron en la plaza San Francisco de La Paz, lugar donde se produjeron muchas de las más importantes concentraciones políticas en la historia del país.
En medio de la multitud, que este miércoles tomó las calles de La Paz para “defender la democracia” y al mandatario del país sudamericano, avanza Eusebio Salazar, un maestro rural jubilado que presume de haber acompañado a Evo en sus marchas desde “los años de la represión brutal”.
Caminó hasta el centro de La Paz desde El Alto, la vecina ciudad aymara en la que Morales siempre gana.
Don Eusebio porta un cartel que él mismo fabricó, tiene la forma de un combativo puño izquierdo levantado y debajo se puede leer “EVO”.
Pese al intenso sol del mediodía de La Paz, no se quita su chaqueta azul adornada con tejidos indígenas y las siglas del partido de Morales: Movimiento al Socialismo - Instrumento por la Soberanía de los Pueblos (MAS).
“Evo es el único. Es nuestro Fidel Castro con todo orgullo. El hermano Fidel ha manejado Cuba 50 años y ahora Cuba se defiende solita pese a los bloqueos de Estados Unidos y nosotros tenemos que seguir por ese camino”, manifestó Salazar a BBC Mundo.
La enorme movilización oficialista se produce tres días después de las elecciones presidenciales del 20 de octubre y en medio de denuncias de fraude electoral, cuando todavía no está definido si Evo Morales triunfó en primera vuelta o deberá dirimir la presidencia con el opositor Carlos Mesa en una histórica segunda vuelta.
La actuación del Tribunal Supremo Electoral, que decidió suspender el recuento “rápido” o preliminar cuando apuntaba a una segunda vuelta y lo retomó 24 horas después dando como virtual ganador a Morales, fue puesta en entredicho dentro y fuera del país, mientras el conteo de los votos definitivo va aumentando a cuentagotas.
“Hasta la victoria…”
Muy temprano en la mañana, Evo Morales citó a la prensa nacional e internacional para denunciar que un golpe de Estado se orquesta en su contra y llamó a sus bases a defender la democracia y el “proceso de cambio”.
Y las bases del mandatario, una vez más, no le fallaron.
Organizaciones sindicales, obreros fabriles, mineros, mujeres campesinas y también funcionarios gubernamentales acudieron al llamado y se turnaron la palabra en la testera.
“Estamos presenciando un artero intento de golpe de Estado gestado incluso antes de las elecciones y que ahora es ejecutado por grupos violentos dirigidos por el candidato opositor Carlos Mesa”, afirmó el ejecutivo de la Central Obrera Departamental de La Paz, Hugo Torres, ante los miles de asistentes al acto político.
El líder sindical cerró su discurso con el clásico “Hasta la victoria… ¡siempre!”, acompañado por los miles de seguidores de Evo Morales que no se cansaban de levantar sus emblemas característicos y banderas con los colores de Bolivia.
“Si esto no es el pueblo…”
Casi dos horas de caminata realizó Eugenio Salazar junto a miles de pobladores de la Ciudad de El Alto.
Avanzaban bordeando las montañas que dividen La Paz de la urbe alteña entre coros a favor de Morales y en contra de Mesa.
“¡Los vendepatrias no pasarán!”, fue uno de los coros más frecuentes que se entonó en alusión a Mesa y su pasado como vicepresidente (2002-2003) de Gonzalo Sánchez de Lozada, el político ícono del neoliberalismo de la Bolivia pre-Evo.
A Don Eugenio le gusta recordar cómo se vivía en Bolivia antes de Morales para justificar por qué el presidente debe mantenerse en el cargo por cuarta vez consecutiva y hasta 2025 “al menos”.
“Con Evo hemos rescatado nuestra dignidad y como nosotros decimos ‘ama sua, ama llulla, ama quella’; ese es nuestro lema”, afirma el maestro jubilado.
La frase que menciona Salazar es la triada indígena de mandatos en idioma quechua que significa “no seas ladrón, no seas mentiroso y no seas flojo”.
Con la Constitución que Evo Morales impulsó, el “ama sua, ama llulla, ama quella”, está reconocido como uno de los principios del Estado Plurinacional de Bolivia.
Se acerca el mediodía y una enorme avenida da la bienvenida a los alteños y sus banderas.
El bloque arriba a la plaza San Francisco entonando una de las consignas que acompañó a todas las luchas sociales desde la recuperación de la democracia en Bolivia hace 37 años: “Si esto no es el pueblo, ¡¿el pueblo dónde está?!”
“No somos Cuba, tampoco Venezuela…”
Los detractores de Evo Morales tampoco se rinden y este miércoles volvieron a marchar denunciando fraude electoral, coincidiendo con una nueva y dura crítica del candidato opositor al presidente.
“Quien toma el control de todos los poderes y los concentra en uno solo de manera ilegítima, vulnerando la independencia de poderes, es protagonista de un golpe de Estado”, afirmó Carlos Mesa, en respuesta a las declaraciones previas de Morales.
Universitarios, profesores, médicos y también productores de coca que se distanciaron del mandatario cercaron las oficinas del Tribunal Supremo Electoral desde la tarde.
Juana Pérez es una de las cocaleras que acudió a la movilización que rechaza un posible nuevo mandato de Evo.
El bloque de campesinos rebeldes que le dieron la espalda a Evo son los más aplaudidos mientras se abren paso por las calles del centro de La Paz.
El aroma a coca es indisimulable porque el mascado de la hoja vuelve menos dura la caminata en una ciudad a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar.
Juana, sin detener la velocidad de su andar, le dice a BBC Mundo que Morales los ha traicionado.
“Ya no podemos confiar en el Evo, nos ha mentido”, dice la mujer que lleva en la mano una bolsa pequeña de plástico repleta de hojas de coca.
Los cocaleros “disidentes” provienen de Los Yungas, la región en el norte del departamento de La Paz donde se siembra coca desde la época de la colonia, y que están enfrentados con Morales debido a que consideran que favorece a los productores de coca de su querida selva Chapare (departamento de Cochabamba), cuna sindical y política del presidente.
Detrás del bloque de Juana Pérez llegan universitarios de todos los estratos socioeconómicos, muchos de ellos con banderas de Bolivia y el rostro pintado de rojo, amarillo y verde.
Un nuevo cántico es el éxito de la noche: “No somos Cuba, tampoco Venezuela. Esto es Bolivia y Bolivia se respeta”.
Luego pasan médicos con barbijos en los que se lee otro lema emblemático de las protestas que empezaron el lunes: “Mi voto se respeta”.
El suspenso por el resultado de las elecciones del domingo y las diversas denuncias de fraude (y ahora de golpe de Estado), han trasladado la confrontación política de las urnas a las calles.
Bien lo saben don Eugenio y la señora Juana, que cuando BBC Mundo les consulta hasta cuándo permanecerán manifestándose responden también de idéntica manera y con otra frase emblemática de las luchas sociales de Bolivia: “Hasta las últimas consecuencias”.