Hace exactamente tres años, un 21 de abril de 2019, Volodymyr Zelensky era electo presidente de Ucrania por una abrumadora mayoría de votos. En aquel momento, el hombre tenía 41 años y una experiencia nula en política, ya que su vida había transcurrido en el mundo del espectáculo, básicamente como actor cómico. En aquella ocasión, cuando la invasión rusa parecía lejana en el tiempo, y mientras celebraba el triunfo electoral, el flamante mandatario electo hizo una fuerte promesa a sus ciudadanos: “Nunca los decepcionaré”.
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Zelensky ganó en la segunda vuelta de la elección presidencial con el 73,2 por ciento de los votos. Su rival, el entonces presidente del país, Petro Poroshenko, sacó el 24,4 por ciento y reconoció el triunfo de su adversario político inmediatamente. La campaña del jefe de Estado electo se había centrado básicamente en las redes sociales, con fuertes mensajes contra la corrupción, la elite política y la oligarquía.
El humorista había prometido “romper el sistema” sin abandonar el rumbo prooccidental. En ese sentido, en el discurso que brindó desde el comando de campaña, y después de subrayar que no decepcionaría a su pueblo, Zelenski se dirigió a los países vecinos: “Aunque todavía no soy presidente oficialmente, como ciudadano de Ucrania, puedo decirle a todos los países postsoviéticos: ‘¡Mirenos! ¡Todo es posible!’”.
Actualmente, tras la invasión rusa al territorio ucraniano que desencadenó en la guerra entre ambos países, Zelensky se convirtió en un líder respetado y admirado por las mayorías ucranianas; y al mismo tiempo, su rol como conductor en tiempos de angustia le hizo ganar la valoración de la mayor parte de los países de occidente.
Servidor del pueblo: de la ficción a la realidad
Pero en el momento de su elección, este hombre, el primer jefe de Estado de Ucrania de ascendencia judía, era una incógnita. En principio, los análisis de expertos internacionales decían que llegó al poder montado en la ola global de rechazo contra los partidos políticos dominantes. Era un outsider, un humorista que solo había tenido contacto con el mundo de la política de manera indirecta, en la ficción, cuando personificó a un presidente de Ucrania en la exitosa serie Servidor del pueblo.
Precisamente, en ese programa, hacía el papel de un maestro de escuela que termina como candidato presidencial luego de que sus estudiantes divulgaran en redes sociales sus opiniones sobre la política de su país; principalmente, en contra de la corrupción. Los discursos hicieron que el docente de la ficción accediera a la presidencia, pero también ayudaron a Zelensky a tener mayor visibilidad y lo tentaron con el pase hacia el universo político.
La gente ya lo veía como su candidato a presidente favorito aún antes de que él se hubiera postulado, algo que el cómico finalmente hizo a comienzos de 2019. El partido por el que compitió por la presidencia tenía el mismo nombre que el programa de televisión: Servidor del pueblo. El resto, ya se conoce.
Más allá de la promesa de “nunca decepcionar” a los ucranianos: la frase más trascendente de su discurso de victoria electoral, Zelensky dejó un contundente un mes después cuando asumió la presidencia, el 20 de mayo de 2019. Entonces, el flamante mandatario jugó con su pasado de comediante y sentenció: “He pasado toda mi carrera tratando de hacer a los ucranianos reír. Durante los próximos cinco años, mi objetivo es asegurarme de que no lloren”.
El discurso en la asunción
El día que se convirtió oficialmente en presidente, Zelenski se refirió a la relación de su país con Rusia y a los conflictos que ya estaban abiertos con la nación liderada por Vladimir Putin. De esta manera, en aquel entonces, se había propuesto -como un punto prioritario- lograr el alto el fuego en Donbás, en el este de Ucrania, donde la lucha contra los separatistas prorrusos con apoyo del Kremlin ya había provocado unos 13.000 muertos.
“Puedo asegurarles que estoy dispuesto a todo para que nuestros héroes no sigan muriendo. No fuimos nosotros los que empezamos esa guerra, pero tenemos que ser nosotros los que la terminemos. No tengo miedo a tomar decisiones complejas. Estoy dispuesto a perder mi popularidad y, si es necesario, mi cargo con tal de que se establezca la paz”, lanzó.
A su vez, recalcó que ese objetivo debía lograrse “sin pérdida de territorios”. “No se puede perder lo que a uno le pertenece por derecho”, expresó, y subrayó que tanto Crimea -anexada por Rusia en 2014 con un referéndum que la comunidad internacional no reconoce- como el Donbás son territorios ucranianos.
Lamentablemente, las previsiones de Zelensky y su intención de alcanzar la paz en los conflictos con Rusia no llegaron a concretarse. Al revés, todo empeoró a partir del 24 de febrero de 2022, cuando las tropas de Vladimir Putin comenzaron a invadir Ucrania.
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