Hassan Nasrallah, el jefe máximo de la milicia libanesa Hezbolá, fue asesinado el 27 de setiembre durante un bombardeo masivo de Israel al cuartel general del grupo ubicado en Beirut. El búnker donde estaba el clérigo fue demolido por proyectiles pesados capaces de penetrar sofisticadas edificaciones subterráneas.
Según la fuerza aérea israelí, se lanzaron bombas “cada dos segundos” que destruyeron completamente tres edificios residenciales y dañaron gravemente otros dos que estaban encima del búnker de Nasrallah.
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No se conoce la profundidad del búnker ni su extensión.
De acuerdo con Canal 12 de Israel, Nasrallah podría haberse asfixiado debido a los gases tóxicos que emanaron dentro de su búnker secreto.
El medio israelí detalló que cuando los funcionarios libaneses descubrieron su cuerpo, no tenía heridas visibles, lo que sugiere que pudo haber quedado enterrado bajo los escombros mientras el gas de las explosiones llenaba el espacio a su alrededor.
El día en el que murió, Nasrallah había convocado a otros líderes de Hezbolá a una reunión. Israel seguía sus movimientos en tiempo real gracias a que la inteligencia había penetrado en el círculo de poder del grupo chiita.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguraron que en el bombardeo fallecieron al menos 20 altos mandos de Hezbolá.
Las bombas estadounidenses de 907 kilos
En este punto, cabe preguntarse cómo eran las bombas usadas por Israel en el ataque.
De acuerdo con expertos en municiones consultados por la cadena de noticias CNN, es probable que en el ataque israelí se hayan usado bombas de 907 kilos fabricadas en Estados Unidos.
Los expertos vieron un video publicado por el ejército israelí al día siguiente del ataque donde se mostró aviones utilizados en la misión y que transportaban al menos 15 bombas de 907 kilogramos, incluyendo la BLU-109 de fabricación estadounidense.
Trevor Ball, un ex técnico superior en artefactos explosivos del ejército estadounidense que revisó las imágenes para CNN, dijo que estas bombas son conocidas coloquialmente como “rompebúnkeres”, por su capacidad de penetrar profundamente antes de detonar.
El experto agregó a CNN que estaban equipadas con Munición de Ataque Directo Conjunto (JDAM, por sus siglas en inglés), un kit de guía de precisión que convierte a las bombas no guiadas, o “tontas”, en municiones “inteligentes” que pueden alcanzar un objetivo con precisión.
En uno de los aviones del video Ball identificó al menos cuatro bombas BLU-109 con kits JDAM.
Las bombas bombas BLU-109 contienen 240 kilos de explosivos.
El diario estadounidense The New York Times, basado en fuentes de Defensa israelíes, informó que se utilizaron 80 bombas en el ataque a Nasrallah. Ball dijo a CNN que esa cifra era creíble.
Justin Bronk, investigador principal de poder aéreo y tecnología en el Royal United Services Institute de Londres, manifestó a CNN que el cráter que quedó después del ataque era coherente con el uso de bombas BLU-109 de 907 kilos.
“Encaja con el perfil del ataque y con la configuración de la espoleta penetrante y la gran ojiva requerida para producir ese tipo de cráter”, dijo Bronk. Agregó que la combinación de la bomba BLU-109 y el kit JDAM eran “lo que se esperaría para perseguir un objetivo enterrado y endurecido como ese”.
La cadena de televisión Al-Arabiya realizó una simulación sobre el ataque.
En mayo de este año, el presidente estadounidense Joe Biden retuvo el envío de 3.500 bombas a Israel de 900 kilos de peso aduciendo que estas habían sido usadas contra civiles en Gaza y temía que en ese momento fueran lanzadas en la incursión en Rafah.
Cuando en ese momento Biden confirmó que Estados Unidos no entregará más bombas a Israel, argumentó que era para proteger a la población civil.
“En Gaza han muerto civiles como consecuencia de esas bombas y de otras formas en que atacan centros de población”, señaló en mayo el presidente a CNN, en una de sus declaraciones más fuertes contra su aliado en lo que va de la guerra entre Israel y Hamás iniciada el 7 de octubre del 2023.
El diario The Washington Post aseguró en su momento que Israel usó las bombas de 900 kilos en el bombardeo al campo de refugiados de Yabalia el 31 de octubre del 2023 que dejó decenas de civiles muertos y destruyó numerosos edificios.
“Estas son las bombas que pueden destruir manzanas enteras”, dijo entonces un alto funcionario de la administración Biden al referirse a los proyectiles de 900 kilos.
Las bombas dejan cráteres en la tierra de 12 metros de ancho o más y pueden enviar metralla mortal a cientos de metros del lugar del impacto. Casi nunca son utilizadas por los ejércitos occidentales en lugares muy poblados debido al riesgo de víctimas civiles, precisó el Washington Post.
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