Esta es la edición que no queremos publicar. Pero sabemos que algún día llegará. Toda la información que leerán en este especial digital y en el suplemento que publicamos este sábado, cada una de las cifras y estimaciones de daños, víctimas y zonas afectadas por un gran sismo son proyecciones del Indeci, IGP, UNI y otras entidades especializadas. Nos hemos tomado esta licencia porque es vital tomar conciencia y ocuparnos de algo que irremediablemente va a ocurrir.
Seamos claros. Nadie pensó y se preparó para una pandemia, pero para un terremoto no tenemos excusas. Vivimos en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que concentra el 85% de los movimientos sísmicos del planeta. El último gran terremoto en Lima ocurrió en 1746 así que es cuestión de tiempo para que la energía acumulada durante 275 años se libere con consecuencias devastadoras. Si el COVID-19 cobró la vida de casi 200 mil peruanos en 19 meses, imagínense 200 mil muertos en cuestión de segundos.
Según el IGP, el terremoto que se espera tendría una magnitud de entre 8,8 y 9,2 y arrasaría con distritos costeros y zonas periféricas de Carabayllo, Comas, Puente Piedra, Independencia, San Juan de Lurigancho, Ate Vitarte y La Molina. Así como asentamientos humanos de Chorrillos, Lurín y Villa El Salvador. Un tsunami avanzaría hasta el Óvalo Centenario del Callao y dejaría al puerto chalaco y al aeropuerto Jorge Chávez inoperativos. Esto sin contar el colapso de las principales vías de Lima y aludes en los Andes centrales que sepultarían pueblos enteros.
Los hospitales más importantes de la capital, como el Arzobispo Loayza, Guillermo Almenara, Edgardo Rebagliati y el Dos de Mayo, están en un área de 13 kilómetros cuadrados. El más nuevo es el Rebagliati, que se construyó en 1958, 12 años antes de que se incorporara la primera norma de diseño sismorresistente en el Perú.
El Estado no está preparado para atender una emergencia de esta magnitud. Cada uno será responsable de su destino. Por eso desde el diario El Comercio queremos ayudar a sensibilizar a la ciudadanía y fomentar una cultura de preparación ante los terremotos. Hoy iniciamos una campaña que busca impulsar una actitud preventiva y acciones sencillas que cada familia puede adoptar para disminuir la probabilidad de ser víctimas. En alianza con Hombro a Hombro, que lleva años luchando por esta causa, pondremos a disposición de nuestros lectores guías utilitarias, videos educativos, talleres de capacitación, reportajes y especiales multimedia. Un gran despliegue periodístico para salvar vidas.
Alentamos a otras empresas y medios de comunicación a que nos unamos en esta cruzada. Tarde o temprano la tierra nos pondrá a prueba. Estemos listos.
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