Ciento cincuenta y nueve metros es la distancia que separaba a Jesica Tejeda de la comisaría más cercana.
El primer dato que tenemos de la madrugada del domingo –que reconstruyó ayer en estas páginas la periodista María del Carmen Yrigoyen– es que a las 3:40 una vecina, Nelly, escuchó gritos y subió a tocar la puerta. Nadie le abrió, pero el ruido paró y ella volvió a su casa. Para las 4:09 los gritos ya se habían reanudado, y otra de las vecinas llamó a la policía. A las 4:15, más personas llamaron al 105 a insistir y, como nadie llegaba, residentes de la zona trataron de forzar la puerta. Nelly corrió a la comisaría, donde vio a un hombre rogar que fueran a ayudar a Jesica. Volvió a la casa y encontró a la mujer agonizando. Atrás suyo, la policía.
Jesica Tejeda murió a manos de su expareja Juan Huaripata Rosales. Su hijo mayor, de 15 años, falleció apuñalado en el tórax. Su hija de un mes, asfixiada por el incendio desatado en la vivienda. Su otra hija, de 2 años, murió ayer en el hospital. El cuarto menor, de 9, se mantiene estable.
Juan Huaripata Rosales ha sido detenido. Treinta y cuatro policías han sido relevados de su cargo mientras el caso se investiga y ya se habrían identificado a seis que serían directamente responsables.
Así viene terminando el 2019, año que también nos deja:
Al menos 160 feminicidios, según informó ayer este Diario. La cifra es la más alta desde que se comenzó a llevar la cuenta de estos crímenes, en el 2009.
Al menos 375 casos de tentativa de feminicidio.
Al menos 199 menores de edad que quedaron huérfanos.
Un perfil de los feminicidas, publicado este mes en El Comercio, que reveló que 49% eran la pareja de la mujer que asesinaron, 19% su expareja, 13% conocidos y 5% familiares. El 29% de los asesinos perpetraron su crimen asfixiando a la mujer, 23% acuchillándola, 15% con armas de fuego, 11% con golpes, 4% envenenándola y 3% quemándola.
Más muestras de las carencias del sistema de justicia. Ayer, “La República” publicó una entrevista a Gloria Montenegro, ministra de la Mujer, en la que declaraba que “lamentablemente, no llegamos ni al 50% de los agresores [feminicidas] debidamente juzgados”. Y este Diario presentó una nota que daba cuenta de que 19 hombres con órdenes de captura por feminicidio o intento de feminicidio se encuentran en la lista de los más buscados.
Una encuesta, de El Comercio-Ipsos, que coloca por segundo año consecutivo a la violencia y a los feminicidios como el evento más rechazado del año.
Y tres libros sobre violencia de género para entender más el problema. En “Primero muerta”, la periodista Lorena Álvarez presenta una investigación de algunos de los casos de feminicidio más sonados en el país, y en el camino discute los problemas del sistema de justicia, las deficiencias en el tratamiento de la salud mental, el asesinato de menores de edad y los huérfanos que deja el feminicidio. En “See What You Made Me Do”, la periodista australiana Jess Hill comparte un análisis muy detallado sobre la violencia, la mente de los perpetradores y las alternativas de acción. Y no quería dejar de mencionar un libro publicado hace solo unas semanas, que todavía tengo pendiente de lectura: “Violencias contra las mujeres: la necesidad de un doble plural”, editado por el investigador adjunto de Grade Wilson Hernández.