El candidato al Congreso Martín Vizcarra ha quedado excluido del proceso electoral. Por el momento. Es otra víctima más del formulismo del procedimiento electoral, pero, también, de su propio descuido. Desde el punto de vista del derecho a participar, no debería quedar fuera del proceso. Desde el punto de vista de la ley, debe cumplir escrupulosamente los procedimientos. Como todos.
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Sería una pena quedarnos sin el aporte de este candidato a legislador. ¡Toda una vida dedicada a estudiar el derecho peruano, las leyes, las instituciones, la legalidad!
Ha tenido una experiencia única en la presidencia del gobierno. Vizcarra tiene, por eso, mucho que aportar al Congreso. Habrá tomado nota, durante su ejercicio, de todas las leyes que se puede mejorar.
La vocación legisladora de Vizcarra, no obstante, no apunta a los pequeños detalles. Propone una reforma de la Constitución para poder liquidar la Constitución.
El candidato plantea cambiar un artículo de la Constitución. Con ese artículo quiere reemplazar la Constitución por otra, a través de una asamblea constituyente.
¡Muy creativo! Un artículo aprobado como “reforma” para hacer una “revolución”.
Cambiar una constitución por otra es un golpe institucional. Una aprobación formal “legaliza” lo que sea, aunque sea írrito o incluso anticonstitucional.
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Cambiar la Constitución por una vía que no está prevista en la misma Constitución es inconstitucional. Es lo que hacen las dictaduras. Crean sus propios órdenes.
El señor Vizcarra tiene experiencia en hacer cosas que no están previstas en la Constitución. Cuando cerró el Congreso el 30 de setiembre del 2019 inventó una institución, la de la “denegación fáctica” de la confianza.
El voto de confianza dejó de ser voto de confianza y se convirtió en interpretación de los hechos por una de las partes. El Tribunal Constitucional (la mayoría) legalizó esa barbarie legicida.
Martín Vizcarra, con esa experiencia, debería estar en el Congreso. Ahí podría dar rienda suelta a su genial inventiva normativa. ¡Nuevas normas, nueva Constitución, a cada momento!
Si la nueva Constitución falla, siempre tendremos un recurso. El nuevo legislador puede plantear una nueva reforma, con un nuevo artículo, que permita, de nuevo, ir a una nueva asamblea constituyente.
El Congreso es un buen lugar para Vizcarra. Es un ingeniero que ha hecho su carrera con relación a la obra pública. Gran experiencia para legislar.
Vizcarra inició su carrera con José Manuel Hernández. Este confesó ser intermediario de un soborno entre la empresa ICCGSA y el entonces gobernador regional de Moquegua, ahora candidato a legislador.
En el Congreso no hay obras, así que nuestro candidato estará libre de estas acusaciones. Además, sobre las que ya existen, tendrá inmunidades que le darán tranquilidad para legislar y fiscalizar.
Como jefe del Estado, Vizcarra nos dejó la peor crisis económica debido al COVID-19, el peor récord de muertos por millón y la más atrasada agenda de vacunación. Esta es otra razón para pensar que mejor será que entre al Congreso.
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Vizcarra, además, es un gran fiscalizador. Reveló que 68 congresistas actuales tienen procesos de investigación fiscal. Es tan independiente que, a pesar de él tener investigación fiscal en su contra por supuestos sobornos, señala a los demás.
Ojalá venza las objeciones a su candidatura al Congreso. Sin duda, ahí pertenece.