"El problema nunca es la renovación política, el gran problema en el Perú es el salto al vacío". (Ilustración. Giovanni Tazza)
"El problema nunca es la renovación política, el gran problema en el Perú es el salto al vacío". (Ilustración. Giovanni Tazza)
Pedro Tenorio

Culminó la visita del papa Francisco y el Perú político volvió a la normalidad. Todo indica que este 2018 será un mal año para los partidos y, en general, para la actividad política: habrá elecciones municipales y regionales en octubre, pero si nos guiamos por las organizaciones y líderes que nos rodean, la beligerancia seguirá siendo su divisa. ¿Promesas electorales, populismo? Tendremos de sobra, como en cada elección. ¿Soluciones concretas y voluntad de cambio? Nula o muy poca. Han transcurrido 18 meses desde que este gobierno se instaló y en todo este tiempo hemos vivido una guerra de guerrillas política que lo único que está consiguiendo es alejar al ciudadano promedio de los partidos que –se supone– lo representan.

Veamos la última encuesta nacional de Ipsos, publicada la semana pasada. Ahí se registra como la opción preferida de los entrevistados un candidato distinto a los hoy conocidos para la presidencia. ¿Identidad, valores, propuesta? No interesa. Lo que importa es que sea nuevo. ¿Dónde vimos anteriormente esta película? El 25% de votos a nivel nacional ocupa el primer lugar sobre Keiko Fujimori, Julio Guzmán, César Acuña y otros. Como en el 2006, 2011 y 2016, muchos peruanos buscarán lo nuevo, con el añadido de que anteriormente no conocíamos la existencia ni alcances del Lava Jato peruano, que podría ser devastador para la actual clase política. El problema nunca es la renovación política, el gran problema en el Perú es el salto al vacío.

El gobierno solo parece empeñado en sobrevivir. Hace dos semanas se instaló el “Gabinete de la reconciliación” y no vemos mejora. Planes y liderazgo político brillan por su ausencia. ¿Todavía es temprano? Para sus principales voceros el país está en marcha, todo va bien. El indulto a Alberto Fujimori y las repercusiones que tendrá el tema en la audiencia convocada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para el 2 de febrero podría generar una nueva crisis con el fujimorismo (¿puede haber marcha atrás con el indulto a exigencia internacional?). Ello, además de otras revelaciones del Caso Lava Jato peruano que golpeen la línea de flotación del presidente Kuczynski, a quien nadie está dispuesto ya a salvar.

Un rápido sondeo entre actores de distintas tiendas políticas anticipa un escenario de confrontación azuzado por la campaña electoral. Candidatos a alcaldías y regiones fustigarán a los partidos, al Gobierno Central y al Congreso. “¡Corruptos!”, será la imputación más mentada y la falta de resultados concretos –con una reconstrucción del norte que nadie ve ni entiende– hará el resto. El cambio será un valor al alza, ¿pero qué cambio y a qué precio? El horizonte es incierto y la economía sentirá el golpe.