Foto: Nancy Chapell
Lourdes Fernández Calvo

En la sala de Leonardo no hay más que una silla y un mueble viejo. De Venezuela solo ha traído una maleta con ropa y algunas pastillas. Ha llegado al Perú buscando alguna forma de no morir. Desde hace tres años vive con VIH. “Cuando me salió positivo, sentí decepción por mí mismo porque antes yo decía que a mí no me iba a pasar y a todos les aconsejaba protección”, cuenta.

Lo que le siguió al diagnóstico fue una cadena de sacrificios que aún no termina. Renunció a sus estudios, a su trabajo y, ahora, a su país.

Cuenta Leonardo que desde febrero pasado dejó de recibir los antirretrovirales, medicamentos que controlan la reproducción del virus y mejoran las defensas del organismo, y que los pacientes con VIH deben tomar diariamente sin excepción.

“Me dijeron que había desabastecimiento en las farmacias de sanidad, entonces vine a Perú”, explica.

—Un camino para no morir—

Según datos de la OPS, casi 70.000 de los 79.467 pacientes con VIH no reciben tratamiento antirretroviral en Venezuela debido a la crisis que se vive en el país. Pese a que no hay un registro oficial que contabilice cuántos venezolanos con esta enfermedad han emigrado, los casos en el Perú, Colombia y Ecuador han ido en aumento en el último año.

“En Colombia,por ejemplo, solo les dan tratamiento para emergencias. Entonces, no les conviene y vienen al Perú”, explica José Mesones, gerente regional de la ONG AHF.

El grupo Givar,integrado por varias ONG que atienden a personas con sida, ha contabilizado que, entre el 2017 y lo que va del año, unos 130 venezolanos con VIH han llegado a su centro de asistencia para recibir apoyo. La mayoría de ellos llegó al Perú exclusivamente para recibir sus medicamentos. Incluso, este año, han recibido las solicitudes de otros 63 venezolanos con VIH que quieren seguir el mismo camino.

“Cuatro de ellos murieron porque han venido con otras enfermedades y acá no recibieron una atención rápida”, dice Marlon Castillo, coordinador de Givar.

Hasta el primer trimestre de este año, el Minsa informó que 600 venezolanos con VIH están recibiendo tratamiento antirretroviral.

Según Givar, esta cifra aumentó a 1.020 hasta fines de agosto.
Patricia Segura, jefa de la Dirección de VIH-Sida del Minsa, asegura que el sector ha dado las facilidades para que accedan a los medicamentos. “Como principio, el Minsa apuesta a brindar el acceso a los venezolanos que requieren el tratamiento como cualquier otro ciudadano peruano”, precisa.

Para acceder gratuitamente a los antirretrovirales, los venezolanos pueden presentar su pasaporte, su permiso temporal de permanencia (PTP) o su solicitud de refugio, así como un reporte médico que señale que tienen VIH. “El problema es que para que les den los medicamentos, les piden una serie de exámenes que demoran y pueden llegarles a costar hasta S/ 200”, explica Castillo.

Otro de los problemas que tienen que enfrentar los venezolanos con VIH es que no pueden acceder al SIS si no cuentan con un carnet de extranjería.

Roxana del Águila, gerenta general de Migraciones, asegura que en casos de gravedad se les otorga un carnet de residencia especial para que se atiendan en el SIS. Precisa que, entre enero a junio de este año, atendieron a 233 extranjeros con enfermedades graves. De ellos, solo el 12% fue por condición de VIH.

Para la Defensoría del Pueblo, el Estado debe preparar una política integral para enfrentar este fenómeno migratorio que tiene una importancia mayor, ya que se trata de casos críticos de salud.

“Cada migrante es igual en derechos que un peruano, es imposible que se pueda tener un acceso a la salud diferenciado”, afirma Percy Castillo, adjunto de Derechos Humanos.

“¿Cuándo piensas volver a Venezuela?”, le preguntamos a Leonardo. Piensa, duda, suspira. “Bueno, quizá pase mucho tiempo”, responde.

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