En el 2015, los países de la ONU acordaron cumplir una serie de metas en torno a la mejora de los niveles de educación global al 2030, conocidos como objetivos de educación mundial (ODS4). A fines de enero de 2022, la UNESCO publicó un informe en el que reveló que ningún país de Latinoamérica podría cumplir con los ODS4.
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“Antes de la pandemia, ya estábamos en una situación mala, lejos de la senda para alcanzar los objetivos o para mover la agenda hacia adelante. Veníamos demorados y nos golpeó el COVID-19″, señaló Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadística de la UNESCO.
Según el informe realizado por su equipo, Perú es uno de los tres países cuyo plan de educación nacional no cuenta con objetivos cuantitativos concretos y mucho menos con políticas públicas orientadas a cumplirlos. Además, de los 17 ítems solicitados para cada plan, Perú no presentó ninguno. Solo tres países en la región no enviaron dicha información y tienen un puntaje de 0. “Perú tiene un plan bastante ambicioso, pero sin objetivos ni una ruta trazada sería un milagro que pudiera llevarlo a cabo”, sostuvo Montoya.
La experta explicó que todos los indicadores evaluados son básicos: que los alumnos ingresen al preescolar, que continúen en la escuela, que aprendan en ella, que concluyan la escuela, que el docente esté calificado, que haya equidad en el sistema para que todos reciban la misma educación. Según recalcó Montoya, la situación ideal es que el país identifique dónde se encuentra, cuáles son sus problemáticas, en qué porcentaje está su línea base, a qué porcentaje quiere llegar y cómo lo va a lograr.
En total, de los 193 países que pertenecen a la ONU, solo el 12% tienen planes sin objetivos y 6% no tienen ningún plan.
Este Diario solicitó un comentario al Ministerio de Educación, pero hasta el cierre del informe no respondieron.
Inversión en educación
Otro de los indicadores a considerar es la inversión para lograr los objetivos planteados y llevar a cabo los planes. Debe haber una inversión razonable. En general, en todos los indicadores los países fijan su meta por su cuenta. Sin embargo, cuando la agenda de educación se aprobó en el 2015, los ministros de educación de todo el mundo se comprometieron a que el PBI destinado al sector estaría entre el 4% y 6% y el gasto público estaría entre el 15 y 20% con respecto al gasto total.
Para el 2021, siete de 16 países habían superado su proyección de porcentaje de PBI destinado a educación. No obstante, Perú mantuvo las cifras del 2015: 3,9%, lo que lo convierte en uno de los seis países con menos presupuesto en la región. “Es necesario poner una inversión mayor y más eficiente para paliar los efectos de esta crisis que venía de antes, pero que el COVID-19 ha agravado”, afirma Ana Mendoza representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) Perú.
Según explica, estamos ante una crisis educativa sin precedentes, que requiere de medidas urgentes. “Las secuelas de la pandemia son graves en todos los países, pero en Perú lo son más porque ha estado más tiempo sin presencialidad y ya tenía niveles bajos de aprendizajes”, asegura Mendoza.
La experiencia demuestra que hace falta una inversión para poder incrementar los resultados educativos. Los países más desarrollados son los que invierten más en educación. Si bien, la inversión global en educación es razonable, no lo es que venga del bolsillo de las familias. La UNESCO resalta que la solución no es pedirle a las familias que financien la educación de sus hijos, el estado debería proporcionar educación de calidad.
Educación en la agenda política
Ana Mendoza menciona que se debe poner a la educación en el centro de la agenda política y que se deben llevar a cabo acciones rápidas que permitan salir de la crisis: desde la disparidad que existen en los diferentes grupos hasta aspectos de la infraestructura.
“El tema de la infraestructura es una deuda histórica que tiene Perú con su alumnado”, recalca Mendoza. Prácticamente el 70% de locales educativos no cumple con las condiciones de habitabilidad.
Para Mendoza, el abrir las escuelas pero no reforzar no es suficiente, porque entonces las diferencias de aprendizajes entre unos y otros grupos solo se acrecienta.
Sin retorno
A la fecha, hay más de 240 mil alumnos que no ha regresado a la presencialidad. Países como Argentina, Ecuador y Colombia ya tienen al 100% de sus alumnos en escuelas abiertas. No obstante, en el Perú un buen grupo de estudiantes abandonó las clases durante la pandemia, debido a diferentes problemas como la falta de herramientas tecnológicas que le permitían estudiar de forma virtual, falta de acompañamiento en casa, situación económica, entre otros.
“La situación en ese sentido es dramática porque Perú había hecho muchos esfuerzos para contar con una matricula de educación primaria y secundaria bastante alta, y los cálculos muestran que miles de chicos y chicas han dejado la escuela”, señala Mendoza, quien advierte que probablemente cuando se termine de hacer las matriculas la cifra sea mayor de lo calculado.
Según cifras de Escale, se tienen 23 mil alumnos menos matriculados en este año escolar, a comparación del 2019. Además, alrededor de 147 mil estudiantes pasaron de un colegio privado a un colegio público durante la pandemia, lo que vuelve más urgente implementar locales escolares en buenas condiciones que puedan albergar mayor número de alumnos y programas que les permitan recibir educación de calidad.
Medidas a tener en cuenta
En cuanto a la crisis de aprendizajes, aún no se sabe cuál es el impacto que ha tenido el cierre de escuelas por la pandemia. Según las expertas, lo que se ve es que pudo haber un progreso en el 2019, pero este se perdió en los dos años de encierro. Estudios del Banco Mundial señalan que si ahora se tomaran pruebas de aprendizajes en cuarto de primaria, probablemente se llegaría a las cifras que se tenían hace 10 años.
Además, otros estudios han demostrado que por cada mes de clases virtuales, el alumno pierde casi lo equivalente a dos meses de clase presencial. “Desafortunadamente, el impacto de la pérdida de clases que se espera es negativo”, dice Silvia Montoya.
En el Perú los niveles de desempeño siempre han sido bajos, en comparación con los otros países y las diferencias entre los niveles de aprendizajes son un poco más ajustadas entre las poblaciones más vulnerables. Ana Mendoza sostiene que no todos los niños y niñas han tenido las mismas condiciones para seguir conectados durante los dos años de educación virtual ni han contado con el mismo espacio de apoyo en sus casas.
En ese sentido, hacen falta programas de nivelación y atención especializada individual, que se deben dar en este curso escolar y en el siguiente. “Tiene que haber un programa de aceleración y recuperación de aprendizajes cuidando aspectos de salud mental”, recalca Mendoza, quien resalta que es importante que desde el ministerio se implemente de una forma ordenada y sistemática para recuperar los aprendizajes perdidos lo antes posible.
Cuidar la salud mental
Según un estudio publicado por UNICEF y el Ministerio de Educación durante el 2021, en la época de mayor encierro, 3 de cada 10 adolescentes tenía algún problema de salud mental. La cifra subía a casi 7 de cada 10 cuando eran niños que habían estado desmotivados o habían terminado desconectándose del sistema escolar virtual.
“El estado peruano todavía no tiene los servicios adecuados para que de una forma preventiva y comunitaria se atienda el tema. Los chicos y chicas tienen dificultades, y tienen problemas de salud mental que no están siendo atendidos”, afirma Ana Mendoza.
Tampoco se tienen profesionales en las escuelas. Por ello, la representante de UNICEF Perú señala que es urgente que el país invierta en prevención y atención de problemas de salud mental en niños y adolescentes, y que se refuerce la presencia de psicólogos en centros educativos, pero también la atención en los centros de salud comunitaria, que además permita una buena coordinación entre ambos.
“Ahora mismo, la mayoría de centros educativos no cuentan con psicólogos de referencia para que puedan derivar los casos”, advierte Mendoza, quien señala que estamos ante una crisis educativa sin precedentes, por lo que se necesitan medidas urgentes para poder salir de la crisis. “No hay nada más importante para un país que contar con una población suficientemente formada de cara al presente y al futuro”, enfatiza.
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