Al menos cinco personas fallecieron la semana pasada a causa del incendio forestal, que consumió más de 100 hectáreas de pastizales en el distrito de Ihuayllo, provincia de Aymaraes, en la región de Apurímac. Los hechos dejaron a doce personas heridas, cuatro de gravedad.
Días después, otro siniestro se registró en el sector Vizcachani - Collpani, distrito de Machu Picchu, provincia cusqueña de Urubamba. Cuando se pensaba que fue controlado volvió a reactivarse. El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) informó que el fuego dañó aproximadamente 120 hectáreas de cobertura vegetal, pero sin dejar muertos.
Esta semana, el Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COEN) de Áncash informó de otro incendio forestal en el sector Ruriquilca, distrito de Chavín de Huantar. El incidente ocasionó daños a la cobertura natural y su atención se dificultó por el difícil acceso a la zona. En otro punto de la región, 100 hectáreas de la zona de Uquia, Independencia, provincia de Huaraz resultaron afectadas por el fuego, en un siniestro que también dañó parte de la reserva del Parque Nacional de Huascarán.
Una larga lista de siniestros
Lo últimos casos registrados no son eventos aislados. Es un escenario adicional en los más de 4.400 incendios forestales reportados en el país en los últimos cinco años. Tan solo en el 2022, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) detectó 1.432 siniestros, la cifra más alta desde el 2019, cuando hubo 664 (en el 2020 hubo 1343, en el 2021 hubo 817). En lo que va del 2023, si bien se reportado 208 sucesos, 78 de estos han ocurrido solo entre junio y agosto, en una temporada de incendios forestales que termina en diciembre. Según expertos, las sequías incentivadas por el calentamiento global podría desencadenar una mayor incidencia.
Por su parte, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) indicó a El Comercio que solo en el 2023 se han generado 1.071 alertas de incendio. Entre el 2017 y el 2021, dicha institución emitió 38.835 alertas de incendio –de los cuales no todos terminan siendo reportados-, de las cuales el 37% correspondieron al 2020. Estos sucesos involucraron 1′278,951 hectáreas.
Varios de estos casos han revelado lo severos que pueden ser estos acontecimientos. En noviembre del 2017, por ejemplo, 119 vicuñas murieron a causa de un incendio forestal ocurrido –que dejó más de 800 hectáreas de pastizales afectadas- en la provincia de Azángaro, Puno.
En Huancavelica, fallecieron cuatro personas más en noviembre último. Ellos habrían intentado sofocar las llamas de la mano con miembros de la Policía Nacional del Perú (PNP). Durante los siniestros ocurridos en Cusco el año pasado, cinco víctimas más fueron sumados a la trágica lista. La región imperial sufrió el daño de 52.000 hectáreas aquel año.
Capacidades mínimas de respuesta
En conversación con El Comercio, Sheila Gamarra, especialista en monitoreo de incendios forestales del Serfor, recalcó que los incendios forestales tienen comportamientos “bastante impredecibles”. “Va a depender bastante de las condiciones del viento porque [virar] de un momento a otro. También interfiere la topografía de la zona”, explicó.
La especialista detalló que este comportamiento del fuego ante los impredecibles cambios del viento es lo que suele ser la causal detrás de las víctimas mortales, quienes se ven, de pronto, rodeadas por las llamas. “Lamentablemente, cuando se da este tipo de incidentes participa la comunidad local [pero] son personas que no están capacitadas para enfrentar un incendio forestal. Tampoco tienen los implementos necesarios y es por esa razón que tenemos esta cifra de muertos”, arguyó Gamarra.
Además de los casos donde los pobladores han participado de estas labores sin contar con el entrenamiento ni equipos necesarios, existe una realidad similar dentro de los equipos de respuesta. Si bien el Decreto Legislativo 1260 señala que el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP) tiene la función de “combatir, controlar y extinguir incendios”, se termina movilizando personal policial y militar para realizar estas labores.
En conversación con este Diario, el general Pajares detalló que la entidad “que debería liderar el combate vendría a ser el CGBVP, [con] especialistas en combate contra incendios forestales”. “Esto debería organizarse antes de que inicie el periodo de estos siniestros [que suele ser desde el mes de junio a diciembre]”, exhortó el coordinador del COEN.
El representante señaló que son los gobiernos regionales y locales los responsables de realizar las acciones de prevención con respecto a este tipo de siniestros. “La única región que está preparada y que tiene ciertas capacidades [para atender a estas emergencias] es la región del Cusco, que tiene personal capacitado y equipamiento para responder incendios”, reveló el general.
“Todas aquellas regiones que tienen una geografía donde normalmente sufren de estos peligros, deberían ser conscientes [de realizar las labores preventivas correspondientes]”, dijo el general Pajares. Hizo hincapié en que tanto estas accione previas como el manejo de la emergencia son competencias de los gobiernos subnacionales, quienes son responsables de solicitar, además, el equipamiento necesario.
Un futuro crítico
La especialista del Serfor aclaró que existe una ‘estrecha relación’ entre la magnitud y la constancia de los incendios forestales con el fenómeno de El Niño y los efectos del cambio climático. Ambos expertos consultados señalaron que el aumento de las temperaturas generan sequías en estas zonas, produciendo un mayor riesgo de propagación de los fuegos. Según el COEN, el 98% de estos siniestros son por causa humana.
El 28 de julio entró en vigencia el Decreto de Urgencia 030-2023 que dictó medidas para la ejecución de intervenciones ante el “peligro inminente de déficit hídrico” en las zonas declaradas en estado de emergencia en mayo. Estas abarcan 66 distritos de 28 provincias de los departamentos de Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Junín, Pasco y Puno.
Gamarra comentó que “de acuerdo a los pronósticos que hemos recibido, este 2023 va a haber una mayor incidencia de incendios forestales con respecto a años anteriores, debido a que en el sur y centro de la sierra peruana se está dando una sequía prolongada”.
“Hay factores ahorita que convierten a la sierra del Perú en zonas potenciales [de incendio]. Tenemos déficit hídrico en la Sierra e incremento de temperatura. Las autoridades, a través del gobierno local, deben hacer campañas de sensibilización. No podemos seguir con estas prácticas de la quema”, exhortó el coordinador del COEN.
Contenido Sugerido
Contenido GEC