Luego de permanecer casi cuatro años en reposo el volcán Ubinas ubicado en el distritito de Ubinas, provincia moqueguana de Sánchez Cerro, comenzó nuevamente su proceso eruptivo. Las emisiones de cenizas leves han alertado a los pobladores y autoridades de la región sureña, quienes temen el inicio de su actividad explosiva como lo ocurrido en el 2019.
El último proceso eruptivo del volcán terminó en septiembre de 2019. Desde esa fecha hasta mayo de este año su actividad era muy baja para ser un volcán activo. José Del Carpio, vulcanólogo del Instituto Geofísico del Perú (IGP) que se encuentra en la zona, informó a El Comercio que a partir del 17 de mayo empezaron a observar señales sísmicas anómalas en el volcán que indicaron un cambio con respecto a la tranquilidad que manifestaba en los últimos años.
“El 24 de mayo mediante un boletín vulcanológico emitimos la recomendación de cambiar la alerta de color verde a amarilla, que es de precaución. La actividad sísmica interna del volcán se incrementaba y entre 16 y 18 de junio empezaron las emisiones de gas. El 20 de junio el Gobierno Regional dispone oficialmente el cambio de nivel a color amarillo y la madrugada del 22 de junio inicia las emisiones de cenizas”, señaló José Del Carpio.
Las emisiones de cenizas del Ubinas se han dispersado al sector Este, Norte, Noroeste y Oeste del volcán, principalmente con dirección al distrito de San Juan de Tarucani, que se ubica en la provincia de Arequipa entre unos 12 y 15 kilómetros del volcán. Desde el Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Arequipa manifestaron que todavía no tienen reportes de caída de cenizas, no obstante, se encuentran en alerta.
El investigador del IGP explicó que las emisiones de cenizas de estos días alcanzaron como máximo 1.5 km sobre la cima del volcán y estas permanecen suspendidas en la atmosfera. Además, están cayendo sobre el cráter. La afectación a las comunidades va a depender de la dirección que tomen los vientos y existe alta probabilidad de que cambie su curso y afecte a poblados de Querapi, que está a 4 km. y Ubinas a 6 km. del volcán, además de Anascapa, Chojata, Yalahau, y otros que están dentro de un radio de 15 km. donde aproximadamente viven 4.000 personas.
Este proceso eruptivo es muy similar al 2019. El 19 de julio de ese año se registró la actividad explosiva más importante. El volcán expulsó una columna que alcanzó una altura de 7 km. sobre la cima del volcán y las cenizas se dispersaron a más de 250 km de distancia, no solo afectando a distritos de Moquegua, sino también Tacna, Arequipa, Puno, incluso las cenizas llegaron a Bolivia. En esa ocasión se reportaron 30.000 personas perjudicadas por caídas de cenizas y las pérdidas de grandes hectáreas de cultivos. Para los especialistas del IGP es probable que se repita ese escenario.
Posible evacuación
Tras el informe técnico del IGP, el coronel (r) EP Eduardo Quelopana, jefe de la Oficina Departamental del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) exhortó a las autoridades del Gobierno Regional de Moquegua, culminar la implementación del albergue de Sirahuaya, lugar donde serían evacuados los pobladores afectados con las explosiones del volcán.
“El albergue ha quedado sin finalizar. Falta drenajes, agua, cerco perimétrico, implementar salud y educación para los albergados. Lo han dejado así desde el COVID, pero ahora es cuando tienen que acelerar y culminar los trabajos. La recomendación es que declaren Ubinas en estado de emergencia por peligro inminente. También se debe hacer una plataforma de trabajo en el mismo Ubinas. En el 2019 no había nada, las personas han dormido en carpas cuatro meses y eso es lo que no se quiere”, apuntó Eduardo Quelopana.
Por su parte el subgerente de Gestión del Riesgo de Desastres, Seguridad Ciudadana y Defensa Nacional del GORE Moquegua, Juan Paredes Urviola, informó a El Comercio que todavía no han recibido la recomendación de evacuación de las instituciones técnicas. No obstante, están en coordinaciones para terminar de implementar el albergue Sirahuaya que se encuentra en Ubinas.
“Son viviendas que han sido entregadas por el Ministerio de Vivienda, tiene capacidad para 1.500 personas. Actualmente está vacía, no tiene agua, ni desagüe. No cuenta con almacén porque no se ha dado un proceso eruptivo todavía. Pero si ocurre tenemos un plan de contingencia para trasladar alimentos. Hay mascarillas y lentes en la misma zona, solo se coordina con el secretario técnico de Ubinas para que se haga la entrega a la población. Estamos a la espera de las recomendaciones de las entidades científicas para tomar acciones”, manifestó Juan Paredes.
Las autoridades de la zona deben registrar la información de peligro inminente dentro del Sistema de Información Nacional para la Respuesta y Rehabilitación (Sinpad), para que puedan recibir la ayuda.
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