“Mira abuelita, es Cipriana la tortuguita”, grita una niña mientras recorre la Plaza de Armas de Nuevo Chimbote y señala a una mujer enfundada en un llamativo traje de fieltro verde y adornado por flores hechas a partir de botellas de plástico recicladas. Juana Miranda, la mujer detrás del antifaz, sonríe mientras parece recordar aquellas primeras veces en las que la tildaron de loca por convertirse en una superheroína que busca concientizar a los niños sobre el cuidado del medio ambiente.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP llegamos a Chimbote para conocer a la profesora que da vida a Reciclita, la superheroína que recorre las calles y escuelas chimbotanas buscando despertar conciencia ambiental en los más pequeños.
Oriunda del vasto Tangay, a las afueras de Chimbote, Juana tuvo a dos padres que amaban a la naturaleza y desde pequeña le inculcaron la importancia de mantenerse conectado con el medio ambiente.
Ese mensaje resonó en su cabeza mientras se formaba como docente en el Instituto Superior Pedagógico de Chimbote y hace veinte años, cuando llegó al colegio 88042 Las Palmas para enseñar Biología y Química a los alumnos de secundaria.
“De niña jugaba entre árboles y nadaba en acequias. Cuando llegué a enseñar al colegio me encontré con un lugar desértico, sin jardines ni árboles. Desde el principio supe que algo debía hacer ahí”, recuerda la maestra.
Primero fueron charlas, luego actividades medioambientales, pero Juana sentía que algo faltaba. “Si bien los estudiantes hacían sus actividades, a veces tenía la sensación de que era por la nota y yo quería ciudadanos responsables con el planeta. Un día se me ocurrió escribir un libro”, cuenta.
Así nació “Grazia, una garza valiente”, con el que ganó el Premio de Literatura Pedagogiano en el 2013. Apalancada con ese éxito, la maestra se propuso otro objetivo y consiguió construir un huerto dentro del colegio. A ello le siguieron los talleres sobre reciclaje.
Pero Juana siempre sentía que faltaba algo más. Algo que Juana no podría alcanzar sola.
“Decidí trabajar con los más pequeños pero para ellos necesitaba meterme en un personaje con el que captar su atención. Así, hace nueve años, nació Reciclita”, recuerda orgullosa.
La primera vez que esta colorida superheroína entró en acción fue durante la feria de la ciudad, cuando Juana consiguió convencer a los funcionarios de la municipalidad para tener un espacio ecológico. Ataviada en su divertido traje, la profesora comenzó a compartir poesía ecológica, narró la historia de Grazia y la de “Cipriana la tortuguita marina”, su segundo libro.
“Recuerdo que pasó una señora con su hijo y el pequeño se quería quedar, pero la mamá le dijo que estaba loca. Desde el principio hubo algunas burlas a lo que hacía porque hay quienes no entienden cuál es el fin de mi personaje, pero yo tengo un propósito en la vida, creo que los humanos venimos a este mundo para dejar huella y yo necesitaba ver un cambio en la forma en la que tratábamos al planeta”, afirma.
Los años terminaron demostrando que Reciclita sería más fuerte que cualquier crítica o burla. Desde el 2015 la maestra ha paseado la enorme R que lleva en el pecho - en referencia a su mensaje de rechazar, recuperar, reducir, reutilizar y reciclar - por distintos colegios de la ciudad y escrito más libros con los que busca educar a los más pequeños.
“Antes de irme de este mundo quisiera ver que esos niños se convirtieron en ciudadanos responsables con el planeta”, confiesa la superheroína.
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