Por Mario Cortijo E.
Daniel Zovatto es el director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional, una organización intergubernamental con la tarea de apoyar el desarrollo de la democracia y los sistemas electorales en todo el mundo.
A su paso por Lima, visitó nuestra sede histórica en el Centro y aprovechamos para conversar con él sobre los vaivenes políticos de nuestra región.
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Zovatto, al reflexionar sobre la región, considera que esta se encuentra en una situación de recesión democrática, similar a la que se aprecia a escala global con las particularidades propias de cada país.
Señaló que solo hay tres países que están, de una manera u otra, viviendo democracias completas. Mencionó que ahí se encuentran claramente Uruguay, seguido de Chile y Costa Rica. En la categoría de democracias incompletas, mencionó a Argentina, Brasil, Colombia, Panamá y República Dominicana. Y en el tercer grupo, al que denomina “purgatorio de la democracia”, se encuentran los países que viven regímenes híbridos, es decir, han dejado de ser ya democracias pero aún no han entrado a la categoría de autoritarismo puro. Ahí se encuentran, según un ránking elaborado por “The Economist”, México, El Salvador, Guatemala, Honduras, el Perú, Bolivia y Paraguay. En la cuarta categoría se sitúan los regímenes autoritarios puros como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití, que además es considerado un Estado fallido.
El director para la región de IDEA Internacional explicó que no hay una bala de plata mágica para revertir la recesión de la democracia. Lo que se aprecia es la necesidad y la urgencia imperiosa de encontrar soluciones democráticas a sus problemas. “Estamos con un 54% de gente en América Latina que dice: ‘No me importaría vivir en un régimen no democrático’. Más de un 70% no está satisfecho con el funcionamiento de la democracia y la misma proporción considera que los gobiernos únicamente están resolviendo los problemas a los grupos poderosos y de ellos mismos”. Esto, añadió, abre la puerta para candidatos con discursos antipolítica, populistas y autoritarios, que se presentan como los salvadores.
Ante esa realidad, Zovatto resaltó la necesidad de reconstruir un sistema de partidos políticos. Reconoció que, si bien se han hecho saltos cualitativos y acelerados, y en muchos casos disruptivos, en materia de democracia, política e institucionalidad, en muchos aspectos, seguimos con diseños de los siglos XVIII y XIX, y con paradigmas del siglo XX para tratar de dar respuestas a los desafíos del siglo XXI. “Tenemos la necesidad imperiosa de avanzar rápidamente en materia de innovación institucional para reconectar con la ciudadanía, para poder encontrar sus diferentes intereses y dar respuesta a esos diferentes intereses”, añadió.
Destacó el poder de las redes sociales que, si bien tienen aspectos muy positivos cuando se les usa adecuadamente, tienen también la capacidad de causar un daño enorme en materia de los discursos de odio, de la hiperpolarización tóxica que divide las sociedades y en el asesinato de la verdad. Solo se cree en las noticias que a uno le llegan y que confirman lo que uno piensa. Se vive en una burbuja que hace que cada vez sea más difícil dialogar, reconocernos y respetarnos.
El rol de la prensa libre
Zovatto advirtió que lo que se observa cuando viene un deterioro de la democracia es que comienzan a afectarse las columnas que le dan soporte, es decir, las instituciones formales. Se intenta cooptar al Congreso, a la justicia, a los fiscales, y controlar a los órganos electorales.
Frente a ese deterioro, rescata el último informe de IDEA Internacional en el que se propone fortalecer lo que se llaman las “instituciones compensatorias” dentro de las que se destaca al periodismo independiente y profesional, los grupos de derechos humanos y las organizaciones medioambientales, etc. Es decir, todos aquellos que ante el debilitamiento de las instituciones formales pueden constituirse en una barrera de contención del creciente autoritarismo. Un autoritarismo que, por cierto, recuerda el analista, ya no viene de la mano de los tradicionales golpes de Estado sino de elecciones más o menos competitivas. Estos autoritarismos llegan al poder con una suerte de legitimidad de origen, pero buscan desinstitucionalizar y debilitar la democracia desde dentro, utilizando sus propios instrumentos.
Zovatto destacó el rol de la prensa libre en estos contextos de deterioro democrático. Consideró que el periodismo profesional independiente, la libertad de expresión y la libertad de prensa son anticuerpos principales en la lucha contra el deterioro democrático, y que es precisamente por eso que se vuelven una de sus principales víctimas. América Latina es la región sin guerra con el mayor número de asesinatos de periodistas, particularmente en países como México.
Frente a este panorama poco halagüeño, Zovatto concluyó que no debemos caer en un pesimismo paralizante. “La democracia no tiene garantizado su éxito, pero tampoco está condenada al fracaso. Va a depender de lo que hagamos, como lo hicimos en el siglo pasado, y creo que es muy importante en ese sentido repensar la democracia, actualizarla para que esté en condiciones de dar resultados de cara al siglo 21, con esperanza, no con aplausos prematuros, no subestimando los graves riesgos que atraviesa”, sentencia.
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