Por Carlos Cabanillas
“‘Porky’ sí, burro no” es el mantra que repite la portátil celeste en el asentamiento humano Costa Peruana, en las alturas de Chorrillos. La caravana subió la cuesta desde el malecón Grau, al ritmo de la música de Batucada Peruana, que incluye en su repertorio el himno comunista “Katiusha”. Globos blancos y celestes, bombo, trombón y tarola, curiosos y seguidores, operadores vistiendo jean y ‘fachaleco’. La avanzada dio luz verde. Julio Gagó da el ‘go’. Es el número 3 en la lista de regidores a Lima. Rafael López Aliaga baja del Toyota negro de Compupalace. Es martes 6 de setiembre y ya es la hora de almorzar. El candidato a la alcaldía de Lima de Renovación Popular va a inaugurar un comedor popular. Pero su discurso apunta no solo a Palacio Municipal, sino sobre todo al otro. “Cuando un presidente es inútil, el alcalde debe dar la seguridad y obras”, dice. “El actual alcalde es muy complaciente con el burro, hay que reactivar Lima y abrir la plaza”. El coro lo resume todo: este sí, otro no. Porky sí, burro no.
Si la polarización es el mensaje, las redes sociales son el medio. Porque nada parece exacerbar más la división que la dinámica binaria del mundo digital. ‘Like’ o bloqueo, ‘follow’ o ‘unfollow’, troll o seguidor. Sin grises ni matices. El medio es el mensaje, como reza la teoría. Y por eso todo el recorrido del candidato es difundido por streaming o grabado para sus redes. En ese mundo bipolar, López Aliaga y Urresti también encabezan las preferencias. Y se han enfrentado en guerra sucia y fría como dos superpotencias: dándole RT –es decir ‘rebotando’– a pequeñas cuentas anónimas. Sin embargo, hay que decir que desde hace unas semanas las cuentas afines a ‘Porky’ han reculado, borrando todos los ataques e insultos.
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El candidato también parece haber cambiado. “Voy a volver con un tractor”, promete señalando el mar de Chorrillos, “para hacer un malecón que les permita usar esa playa maravillosa que tienen al frente”. Intenta sonreír más en público y reírse de sí mismo en privado. Trata de ser más propositivo y menos confrontacional con la prensa, aprovechando el Caso Bustíos de su rival. También intenta minimizar las críticas. “Ahora cuenta chistes de borrachos”, dice una periodista que lo ha entrevistado varias veces. Mientras entra al comedor popular, su portátil regala juguetes de Porky. Al ojo cuestan menos de los S/13,80 reglamentarios (0,3% de una UIT), pero habría que ver qué opina Warner Bros. al respecto. Devora la pierna de pollo antes que nadie y se deshace en halagos con la cocinera. Todo el equipo se sienta a la mesa, pero el más hambriento es Luis Reina, quien lo acompaña a todos lados disfrazado de chancho. Tras un par de arengas, se quita la cabeza de cerdo y toma gaseosa. Luego de la inauguración, llegan más promesas. Una red de teleféricos que una San Juan de Lurigancho con Comas y que luego vaya hasta Carabayllo, pasando por Independencia. Culminar el tramo de la Vía Expresa Sur. Un ‘shock’ de inversiones de mil millones de dólares. Revisar expedientes técnicos, zonificaciones, registros prediales, licitar sin corrupción. Al candidato le gusta hablar en grande. La gente del asentamiento humano Costa Peruana solo aplaude.
Antes de irse, conversa con Latina y Panamericana. Su candidato a la alcaldía de Chorrillos por Renovación Popular lo jala un rato a inaugurar una escalera incompleta. “Él lo hizo con su plata antes de ser candidato”, advierte López Aliaga. “Y lo va a terminar cuando sea alcalde”. El martillo rompe la botella. Aplausos, arengas, batucada.
El discurso confrontacional se repite al día siguiente, en Villa El Salvador. Este sí, otro no. ‘Porky’ sí, burro no. Lo flanquean el ubicuo Julio Gagó y su aspirante a teniente alcalde, Renzo Reggiardo. La candidata a la alcaldía de Villa El Salvador se aferra con fuerza a la mano de López Aliaga. La visita al mercado de Lomo de Corvina incluye los elementos del manual. Abrazos, selfies con niños, globos y banderolas. Pide frutillada pero le dan chicha de jora. Y entrevistas, claro. Agua, pistas y veredas, 10 mil motos con GPS, más ollas comunes, crédito para microempresarios, ‘shock’ de mil millones. “Y una galería para los ambulantes maltratados por ‘Burresti’”, anuncia. Es mediodía y el candidato ya empezó a golpear. “Esta es la encuesta, no creo en las otras. Lugar donde voy puedo caminar tranquilo, pero al burro le tiran huevos”, agrega. “No ha capturado a nadie, su vida es una mentira”, dice sobre Urresti. Un reportero de ATV le pregunta por la promesa de playas artificiales. El candidato critica la pregunta pero luego redirige su puntería hacia el entorno de su rival. “Es un acusado de violación y procesado por el asesinato de un periodista como tú”, lo interpela con el dedo. Luego describe el entorno de su rival. Nadine, Villarán. E insiste con el apelativo que pegó hace unos días en Twitter: ‘Burresti’.
Twitter es una de las prioridades en la estrategia de López Aliaga. En julio del 2021, el operador de redes sociales de su campaña presidencial se fue al Congreso, a trabajar con la bancada de Renovación Popular. Hubo que cambiar a toda la portátil digital. El entonces asesor Carlos Canales –y actual candidato a la alcaldía de Miraflores– fue clave en ese proceso. Luego de varias idas y venidas, se logró consolidar al equipo actual. Actualmente, el comando de redes y prensa lo ve Cristian Salazar. Y recientemente, un empresario ayacuchano ligado a Avanza País llevó al consultor político argentino Alejandro Pucci, quien había estado trabajando en la campaña de Luis Molina. Como se sabe, el aún alcalde miraflorino estuvo al lado del candidato en el primer debate municipal del 28 de agosto, organizado por América Televisión y Canal N. La última estrategia digital de ‘Porky’ es pescar votos en el río revuelto pulpín de la subcultura gamer, bombardeando con mensajes a la comunidad Game Over. Una jugada que sigue el consejo de su exaliado Virgilio Acuña.
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Hubo más pullazos en el debate del jueves 8 de setiembre en la Cámara de Comercio de Lima. Como dibujando una raya en el piso, se puso del lado opuesto a la “izquierda comunista, terruca y corrupta”. Ante las protestas de una portátil rival, el candidato prosiguió. “Aliados de corruptos, US$12 millones robados al pueblo, en tu cara te lo digo… quieres show, ahí está tu show”. La campaña continúa al día siguiente en Surquillo, siempre al mediodía. El sábado, la cita es en La Parada, en el distrito de La Victoria. Allí el ataque prosigue. “Luna Gálvez está quebrado, le cerraron su pésima universidad, ¿entonces de dónde viene el dinero de ‘Burresti’? Del otro burro, pues”, dispara. “Un burro, hay que sacarlo, pero dos burros, no pues, ya no se pasen”. Y uno puede casi adivinar que en pocos días algunos espontáneos seguidores crearán el hashtag #DosBurrosNo y lo volverán tendencia en Twitter.
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