Este miércoles, el presidente Pedro Castillo confirmó, vía mensaje a la Nación, la salida del primer ministro Guido Bellido. La noticia se produjo en medio de cuestionamientos que ya se arrastraban desde la propia designación del saliente funcionario.
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“Hemos aceptado la renuncia del presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido Ugarte, a quien le agradezco por sus servicios prestados a la Nación y anuncio la juramentación de un nuevo Gabinete”, expresó el mandatario en la breve transmisión por cadena nacional. La ceremonia de recomposición del equipo ministerial fue programada para las 8:00 p.m.
De esta manera, Bellido se convierte, con solo 69 días, en el jefe de un primer Gabinete que menos tiempo ha ocupado el cargo en los últimos 41 años. Únicamente lo supera Ántero Flores-Aráoz, quien fue primer ministro de Manuel Merino en su breve paso por la presidencia de la República.
Adicionalmente, Bellido es también el primero en la PCM en ser removido más rápido luego de recibir la investidura por parte del Congreso. Los dos ex primeros ministros más breves que Bellido no llegaron a obtener la confianza del Parlamento: nuevamente, Ántero Flores-Aráoz, quien no duró hasta la presentación, y Pedro Cateriano, quien mantuvo el puesto bajo el mandato de Martín Vizcarra por solo 22 días en el 2020. Tras exponer la política general del gobierno ante el hemiciclo, Cateriano no fue respaldado y tuvo que renunciar.
Un conflictivo titular de la PCM
A partir de su nombramiento, Bellido —quien también es congresista por el partido Perú Libre y muy cercano a su líder Vladimir Cerrón— había protagonizado cruces entre el Ejecutivo y el Legislativo. El ahora ex primer ministro es investigado preliminarmente por la fiscalía por presunta apología al terrorismo. Esto, tras comentarios televisados y de sus redes sociales en favor de la senderista Edith Lagos. Además, carga también con una pesquisa por supuesto lavado de activos, vinculado al caso Los Dinámicos del Centro.
Ya al frente del Gabinete, había sido denunciado públicamente por la congresista Patricia Chirinos (Avanza País) por presuntos comentarios violentos y machistas cuando ambos se encontraban en los días de instalación del nuevo Congreso.
El ex presidente del Consejo de Ministros también fue centro de conflictos e impasses en el propio Ejecutivo. El portal informativo Epicentro.TV reveló el viernes pasado que Bellido coordinó un comunicado de prensa de la bancada de Perú Libre para que allí se exigiera la renuncia del canciller Óscar Maúrtua y del viceministro de Relaciones Exteriores Luis Enrique Chávez. En las conversaciones de WhatsApp difundidas por el medio, también se evidenció que Bellido influía en contra de la ministra de Inclusión Social y vicepresidenta de la República Dina Boluarte.
Bellido también había generado polémica por sus recurrentes y sorpresivas expresiones. Poco antes de su salida, anunció por Twitter que se renegociaría el reparto de utilidades a favor del Estado con la empresa explotadora del gas de Camisea y señaló que, de no llegar a los términos del gobierno, se optaría por la nacionalización del yacimiento. El revuelo llevó al presidente Pedro Castillo a aclarar por la misma red social que “cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho”.
Además, en conferencia de prensa, dijo que se evaluaría presentar una cuestión de confianza por la permanencia del ministro de Trabajo Íber Maraví. Semanas antes de esa declaración, el propio Bellido había pedido la renuncia de Maraví, quien ya fue interpelado por el Congreso por presuntas vinculaciones con Sendero Luminoso y afronta una posible censura.
“Cambio necesario”
Para el politólogo Paolo Sosa, la salida de Bellido fue “una medida obligada” ante la inestabilidad que provocaba tanto dentro como fuera del Ejecutivo. “El cambio era necesario. Todos los episodios de crisis se decantaban hacia ese escenario, no solo por las tensiones con el Congreso y la oposición, sino por la evidencia de una tensión a la interna. Es una decisión que frena una confrontación más abierta con el Parlamento”, sostuvo.
El especialista remarcó que la permanencia de Bellido no solo se había vuelto insostenible, sino que también era improductiva en términos de agenda de Estado. “Lo de Bellido ha sido un traspié que obliga al nuevo Gabinete a finalmente aterrizar políticas públicas, con una agenda más clara y sin necesidad de derechizarse. Creo que lo que vimos en Bellido fue a alguien que, como suele suceder con las facciones más radicales de la izquierda, vivía de ideas y abstractos, incapaz de aterrizar claramente en ninguna política de gobierno”, expresó.