Cercano colaborador de Víctor Raúl Haya de la Torre, Primer Ministro, candidato a la presidencia por su partido. Una lista interminable de funciones políticas cumplió el histórico líder aprista Armando Villanueva del Campo, quien se dedicó, desde sus años mozos, a defender sus ideales y a trabajar por ponerlos en práctica. Hoy muchos políticos del partido de la estrella lamentan sus partida, a sus 97 años.

Nació en Lima el 25 de noviembre de 1915. Además de político, fue periodista. En 1931, cuando era solo un escolar y tenía apenas 16 años, se inscribió junto con un grupo de amigos en el PAP, que había sido fundado un año antes, el 20 de setiembre de 1930.

A los 18 años entró por primera vez en El Frontón, cuando intentaba tomar un cuartel junto a otros jóvenes. Estuvo preso cinco veces en dicha cárcel. Luego pasó siete años en el exilio, perseguido y viviendo clandestinamente.

Sufrió de asma hasta los 24 años, cuando el presidente Manuel Prado lo deportó por primera vez a Chile y ahí se curó, como él mismo ha contado. Luego regresó en forma secreta.

LABOR EN EL GOBIERNO Ha ocupado cargos muy importantes en el lapso de su vida. Fue candidato a la presidencia de la República en 1980 por su partido, perdiendo las elecciones ante Fernando Belaúnde Terry.

En 1985, fue elegido presidente del Senado y de la cámara de diputados, también presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Presidencia (1988), así como titular de varias carteras carteras.

En 1990 es reelecto como Senador para el periodo 1990-1995 interrumpido en 1992 por el autogolpe del congreso por parte del presidente Alberto Fujimori.

En setiembre del 2010, el líder histórico del PAP fue internado de emergencia en la clínica San Felipe por una dolencia respiratoria.

SUS ÚLTIMOS DÍAS Ya retirado de la política, Villanueva se interesó en las nuevas redes sociales, hasta que el 15 de febrero de 2011 abrió una cuenta en Facebook.

El viernes 5 de abril, Villanueva fue internado en la clínica San Felipe debido a una recaída en su estado de salud. El viernes se supo que su salud se había agravado y luchaba por su vida conectado a un respirador artificial. Hoy, su lucha acabó repentinamente, el mismo día que el propio Alan García y muchos políticos, amigos y familiares acudían a visitarlo pendientes de su estado de salud.