Hoy falleció el legislador Javier Diez Canseco luego de haberse retirado de los escenarios políticos hace tres meses para recibir tratamiento contra el cáncer de páncreas que padecía. El fundador del Partido Socialista dedicó su vida a promover los derechos humanos y leyes a favor de los más pobres y discapacitados.
Nació en Lima en marzo en 1948 y antes de que cumpliera un año fue víctima de la polio, mal que le dejó rezagos de por vida. Contó que permaneció casi un año tendido en una cama, con la pierna izquierda estirada y amarrada, porque el médico de su familia así lo recomendó.
¿Y cuál fue el resultado de esta terapia? Ninguno. Diez Canseco no mejoró físicamente, aunque su carácter, vehemente y apasionado, se fortaleció. “Yo tuve polio antes de aprender a caminar. Por eso, para mí fue doblemente difícil conseguir andar”, manifestó.
Lejos de tener unos padres sobreprotectores, los suyos lo dejaron caer y levantarse solo en muchas ocasiones. Así aprendió primero a caminar y luego a correr, incluso montar caballo.
El parlamentario cursó primaria en el colegio Inmaculado Corazón y secundaria en el Santa María, en límite de los distritos de Miraflores y San Isidro. Ello, inevitablemente, lo llevó a tener una sólida formación religiosa. De niño fue muy católico y su madre, María Cisneros, lo llevó a la procesión del Señor de los Milagros en más de una oportunidad.
Ella caminó descalza por varias cuadras de la avenida Tacna pidiéndole al Cristo Moreno que bendiga a Javier, que cure su pierna izquierda. Al final el milagro esperado no sucedió, pero hubo un año en que la extremidad afectada por la polio creció y la diferencia con la otra, sana, solamente fue de dos centímetros.
EL PUNTO DE QUIEBRE El punto de quiebre sucedió en la PUCP. En esa época el fallecido congresista, cuyo padre Santiago Diez Canseco era el gerente general del Banco Popular, pasó de ser un pituco que vivía en la zona residencial del Golf a un socialista radical, que abandonó sus comodidades en San Isidro para vivir en el humilde distrito de San Martín de Porres.
Me fui a San Martín de Porres, a dormir en tarimas al lado del río. Viví con los Hermanos de Foucault, una orden religiosa que imita la vida de Cristo hasta los 30 años. Con ellos frecuentó a Hugo Blanco y a otros presos políticos. Su filiación con la izquierda, por tanto, era solo cuestión de tiempo.
Ver el sepelio de un adolescente de 16 años en una comunidad puneña lo marcó. El ataúd del joven, acabado por la tuberculosis, fue construido con maderas de las cajas de donaciones del exterior. Tras el entierro, el entonces estudiante de Sociología se quedó tres meses más en el altiplano, donde constató la diferencia entre ricos y pobres.
A inicios de la década de 1970, Diez Canseco, ya totalmente de izquierda, fue el presidente de la Federación de Estudiantes de la PUCP. También se hizo militante del movimiento Vanguardia Revolucionaria.
Por realizar acciones de proselitismo a favor de la izquierda extremista fue expulsado de la Católica y, por ello, se fue a vivir tres años en La Oroya.
SU DEPORTACIÓN A ARGENTINA Sus constantes críticas a la dictadura del general Francisco Morales Bermúdez y ser uno de los organizadores de un paro nacional contra el régimen, ocasionaron su secuestro y deportación a Argentina. Él y otros 12 políticos peruanos fueron llevados a la fuerza a Buenos Aires y entregados al Ejército argentino en pleno mandato autoritario de Jorge Videla.
Hace un año, un juez argentino pidió la extradición de Morales Bermúdez por este caso. En aquella oportunidad, Diez Canseco señaló que el Perú sí fue parte del Plan Cóndor. “No hay ánimo de revancha ni de venganza, hay deseo de que se conozca la verdad, se haga justicia y se dé una señal importante al mundo de que las violaciones cometidas por las dictaduras militares y los abusos que algunos gobiernos cometen actualmente no van a quedar impunes”, expresó.
A su regreso al Perú fue elegido como integrante de la Asamblea Constituyente del 79 y después integró el Congreso de la República.
Edmundo Murrugarra y otros ex compañeros del legislador en la disuelta Izquierda Unidad (UI) coinciden en que Javier no supo subordinar sus apetitos individuales. ¿Por qué? Porque se enfrentó a Alfonso Barrantes cuando la alianza necesitaba unión.
Uno de los puntos cruciales de esos años fue la posición de IU frente a Sendero. Mientras Barrantes apostaba por un bloque con otros partidos, las FF.AA. y la Iglesia, Diez Canseco se oponía, pues cuestionaba la estrategia antisubversiva del Gobierno.
Javier pensaba que los de Sendero y el MRTA eran compañeros confundidos, contó un ex IU. Diez Canseco acepta la riña con Barrantes, pero hace un deslinde de su posible identificación con el terrorismo. La única vez que vi a Abimael Guzmán fue en una polémica universitaria, ese día los senderistas me rompieron la cabeza de una pedrada. La diferenciación con ellos fue inmediata.
OPOSITOR ACÉRRIMO DE FUJIMORI Ante el proyecto autoritario de Alberto Fujimori, el legislador socialista se convirtió en uno de los críticos acérrimos del fujimorato y defendió, desde el inicio, las denuncias hechas por los deudos de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta en contra del grupo Colina, Vladimiro Montesinos y el ex presidente.
Incluso, durante un debate en el pleno en el 98, Diez Canseco se enfrentó a golpes al fujimorista Daniel Espichán. Me mentó la madre tres veces y le metí un puñete, así recordó el congresista ese momento.
Tras la caída del fujimorismo, insistió en la necesidad de revisar la Constitución del 1993 y retornar a las dos cámaras en el Parlamento.
En una de sus últimas columnas en el diario “La República”, afirmó que el informe de los médicos que evaluaron a Fujimori determina que no existen razones para que el presidente Ollanta Humala le dé el indulto al sentenciado a 25 años de cárcel por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.
“Los que impulsan la concesión del indulto saben que no hay razones para conceder dicha gracia presidencial y por ello se han visto en la necesidad de cambiar de estrategia. Han dejado de lado los argumentos y ahora lo quieren a la fuerza. Han pasado del argumento de la enfermedad terminal a razones que no tienen nada que ver con la situación de salud del ex presidente”, escribió.
ALIADO DE HUMALA En el 2006 y luego de haber sido congresista de manera consecutiva por casi 25 años, se animó a postular a la Presidencia de la República liderando la plancha del Partido Socialista. No tuvo éxito y ni siquiera pasó el 1% de los votos. En la siguiente elección, se unió a la alianza formada por los grupos de izquierda y el Partido Nacionalista en torno a la figura de Ollanta Humala.
Resultó electo como parlamentario por la confluencia Gana Perú y, por primera vez, fue parte del oficialismo. Aunque su naturaleza reaccionaria y de respeto a sus principios lo llevaron a renunciar a la bancada humalista.
En una carta dirigida a Humala Tasso, firmada por él y su colega Rosa Mavila, afirmó que este faltó a su palabra y a los compromisos contraídos con el país. Criticó la salida del Gabinete Lerner y el manejo del caso Conga en Cajamarca.
Los que habían sido derrotados en las elecciones pasaron a cogobernar y a imponer sus criterios autoritarios y de subordinación a los grandes grupos de poder económico, en espacios decisivos, contradiciendo lo prometido al país, escribió.
En los últimos meses, Diez Canseco presidió la Comisión de Relaciones Exteriores y fue suspendido por 90 días por el pleno del Congreso a sugerencia de la Comisión de Ética, por haber presentado un proyecto de ley que presuntamente beneficiaba económicamente a su ex esposa e hija.
El legislador acusó que el fujimorismo y el nacionalismo, dirigido por Nadine Heredia, coordinaron su castigo.
Finalmente, presentó una acción de amparo ante el Poder Judicial sosteniendo que sus derechos fueron vulnerados en la Comisión de Ética, que lo sancionó por una falta que no está tipificada en el código del grupo.
El Quinto Juzgado Constitucional, que despacha Hugo Velásquez Zavaleta, decidió declarar nula la sanción “al haberse acreditado la violación de su derecho al debido proceso y al honor”. Sin embargo, el procurador del Congreso de la República apeló la decisión. En medio de esa polémica, la vida de Diez Canseco Cisneros se apagó.