Por un momento, a algunas personas les dio la impresión de que dentro del oficialismo existía la voluntad de tomar todas las acciones necesarias para esclarecer el escándalo López Meneses. El presidente, luego de atribuir estos hechos a una supuesta mafia policial, anunció que estaba “tomando acciones concretas” para encontrar a los culpables. Asimismo, el primer ministro declaró que el gobierno combatirá “todo intento de resucitar prácticas corruptas y mafiosas”, que espera que las investigaciones emprendidas determinen las responsabilidades del caso, y que “colaborará con todas las investigaciones”. Finalmente, el flamante ministro del Interior fue claro al señalar: “Es sin duda una situación muy delicada, por lo mismo se requiere [] restablecer la confianza”.

El mencionado momento, no obstante, resultó siendo bastante breve. Y es que hasta hoy el oficialismo ha buscado bloquear la formación de una comisión investigadora liderada por la oposición que determine quién ordenó –en última instancia– que se le brinde protección policial al ex operador de Montesinos.

Todo empezó la semana pasada cuando la bancada del oficialismo planteó que fuese la Comisión de Defensa y Orden Interno o la Comisión de Inteligencia del Congreso la que investigue el caso. Una designación por lo demás conveniente para Gana Perú, ya que, casualmente, ambas son presididas por miembros de dicha bancada. En otras palabras, el oficialismo estaba buscando tener el mismo poder que tuvo cuando el Parlamento investigó las acusaciones de que el gobierno estaría “reglando” a periodistas incómodos: el poder de que una comisión bajo su batuta sepulte la investigación.

La excusa que dieron los legisladores Daniel Abugattás y Tomás Zamudio para proponer que la oposición no dirija una comisión independiente fue que así se evitaría la “politización” del tema. Una objeción por lo demás curiosa, para empezar, si tenemos en cuenta que en el anterior Congreso se decidió que la investigación del Caso ‘Petroaudios’ fuese conducida precisamente por el entonces opositor Daniel Abugattás con la finalidad de que el gobierno no pudiese jugar al gato despensero.

Las trabas que ha buscado poner el nacionalismo al esclarecimie nto del escándalo López Meneses, sin embargo, no terminaron ahí. El oficialismo, asimismo, impidió que siquiera se debatiera en el pleno la formación de una comisión multipartidaria investigadora. Y, además, el congresista Sergio Tejada propuso que la investigación se amplíe para que se puedan determinar los nexos del montesinismo en el Estado Peruano desde la década de 1990. Es decir, pidió que haya tanto que investigar como para que nunca se pueda determinar quién es el verdadero responsable de la ilegal protección a la casa de Batallón Libres de Tru jillo.

La creación de una comisión independiente dirigida por la oposición es un imperativo, pues sería absurdo que el oficialismo sea juez de sí mismo. Después de todo, entre otras cosas, tiene que investigarse varios hechos que podrían implicar al gobierno. Entre ellos, por qué dejó su cargo el consejero presidencial Adrián Villafuerte si él supuestamente no tenía responsabilidad en los hechos, cómo se explica la denuncia del alcalde de Surco de que el pedido de protección habría venido del jefe del Comando Conjunto, cómo se explican las sospechosas y cercanas relaciones de López Meneses con importantes miembros de las Fuerzas Armadas o cómo así la PNP organizaría un acto de corrupción tan grande y visible sin la complicidad de esferas más altas.

Por lo demás, teniendo en cuenta que la actual legislatura concluye el 15 de diciembre, si Gana Perú logra bloquear hasta esa fecha la investigación, el tema recién podría retomarse en marzo. Y en ese tiempo nadie sabe cuántas pruebas podrían haberse perdido, a cuántos testigos se podría haber “convencido” de no declarar o a qué arreglos se podría haber llegado para enterrar definitivamente el tema.

La actitud del oficialismo da la impresión de que el gobierno tiene algo que esconder. Quien quiere aclarar algo pone una luz encima y no, como viene haciendo su bancada, busca tirarlo debajo de la alfombra. A fin de cuentas, quien no la debe, no la teme.