* Con la colaboración de Jonathan Rojas Oré.
Un encuentro entre el presidente Martín Vizcarra y el titular del Congreso Manuel Merino ha puesto entre paréntesis la crisis política que se desató luego de la difusión en el Parlamento de los audios del caso Richard Swing, y que terminó por generar un fallido proceso de vacancia presidencial en el pleno.
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El enfrentamiento entre el Gobierno y el Legislativo, que no ha sido el primero desde que este último asumió funciones a medidos de marzo, pareciera haberse diluido tras la reunión, o al menos así lo han dado a entender sus protagonistas.
“Cumplidos los trámites no podemos, por ese hecho, con el cual no estamos de acuerdo, guardar rencores que generen distanciamientos entre instituciones. Damos la vuelta a la página porque tenemos que trabajar juntos por el país. No quiere decir que avalamos esos procedimientos (el pedido de vacancia), no estamos de acuerdo, pero los superamos y miramos al futuro. Los peruanos no quieren autoridades enfrentadas, sino unidas”, dijo el jefe de Estado este martes.
Un tono similar tuvo el presidente del Congreso la noche del lunes:
“Yo creo que las cosas que han sucedido la semana pasada son cosas [a las] que estamos [dando] la vuelta de la página, que de ninguna manera pueden comprometer la responsabilidad que tenemos aquellos que dirigimos un poder del Estado”, declaró Merino en Canal N.
¿Alto al fuego?
¿Pondrá la reunión entre Vizcarra y Merino punto final a la crispada relación entre los poderes del Estado? Los analistas consultados para este informe lo dudan.
“Yo no diría que se cambiará esta relación de confrontación por cooperación. Lo que diría es que habrán cesado las hostilidades, pero no estoy seguro de que se produzca un abrazo entre ambos poderes. Estamos hablando de contendientes cansados, que solo han dejado de pelear”, sostiene el analista político Juan de la Puente.
De la Puente, sin embargo, precisa que el encuentro entre las autoridades significará “el tránsito a una etapa distinta, de menor confrontación y de cara al asunto electoral como prioridad”.
La también analista Mabel Huertas es aún más escéptica y cree, incluso, que en los próximos meses el nivel de conflictividad entre Ejecutivo y Legislativo podría incrementarse. “No creo que esto se haya detenido”, sostiene.
“Creo que se van a abrir otros frentes, otra agenda, otra discusión, pero probablemente, ya sea muy tarde para un gobierno como el de Martin Vizcarra, donde las cifras no están siendo favorables, poder extender puentes con las diferentes bancadas”, agrega Huertas.
Arena de combate: la agenda legislativa
Los analistas coinciden en que un motivo probable de discordia entre los poderes del Estado continuará siendo las leyes aprobadas en el Congreso, algo que ha venido generando gran parte de los enfrentamientos entre ambas fuerzas desde que se instaló el nuevo Parlamento, en marzo pasado.
“Los puentes están quebrados, y creo que el Congreso va a adoptar decisiones que el Ejecutivo va a tener que observar o señalar que está en contra”, apunta De la Puente.
Huertas, por su parte, señala que Merino de Lama, si bien ostenta la presidencia del Legislativo, no representa los intereses de un Congreso altamente fraccionado.
“Es un encuentro formal y necesario porque finalmente son instituciones que tienen que coordinar, pero tampoco es que digamos que el presidente del Congreso represente la posición de ciertas bancadas que ya tienen una agenda propia. En este momento hay leyes que se están discutiendo en el Congreso y la confrontación tiene otro frente. Esta reunión no asegura nada”, indica.
¿Nueva campaña, nueva dinámica?
Para Huertas, la dinámica propia del periodo electoral de cara a las elecciones generales del 2021 llevaría a un aumento en la tensión entre los actores políticos.
“Más bien, ahora cada uno se va a dedicar a jalar agua para su molino y, al momento de hacer la campaña, no solo se van a hacer las típicas promesas de campaña sino también se va a voltear a ver cuáles son las fallas y omisiones del actual gobierno”, afirma.
De la Puente, por otro lado, cree más bien que el ingreso al periodo electoral podría disminuir en alguna medida el nivel de enfrentamiento entre los poderes del Estado.
“No creo que estemos ingresando a un periodo de calma definitiva, aunque considero que cuando ingresemos a la recta final del proceso electoral, en enero y febrero, es probable que no sea tan relevante un esquema de confrontación de poderes como es ahora”, asegura.
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