Al comentar los primeros siete episodios de la temporada final de “Ozark” reflexionamos en torno a los diversos motivos por los que se decide extender o cancelar una serie tras su primera temporada. Decíamos que en algunos casos se opta por alargar la historia basados en los índices de ráting, popularidad en redes sociales o arrastre en nuevos sunoscriptores, si de cadenas de streaming se trata. Y si esto finalmente ocurre, ¿hasta qué punto es correcto alargar una historia para no opacar la impronta que se dejó en su temporada debut?
Para aquellos que no han podido aún ver esta serie de Netflix, la historia va más o menos de la siguiente manera. Un asesor financiero (Jason Bateman en el papel de Marty Byrde) de la noche en la mañana es reclutado por un poderoso cártel mexicano de la droga para lavarle millones de dólares de las formas más particulares que se puedan imaginar. Así pues, este deja su trabajo estable en Chicago para mudarse, junto a su familia (esposa y dos hijos) a los lagos de Ozark.
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Lo paradisíaco del nuevo lugar de vivienda de los Byrde contrasta con la oscuridad que pronto invadirá las vidas de Marty, su esposa Wendy (Laura Linney) y sus hijos Jonah (Skylar Gaertner) y Charlotte (Sofia Hublitz). Y es que, como fácilmente puede descubrirse en los primeros capítulos de la serie, el empleado bancario no tuvo otra opción que involucrar en sus sucios negocios a todos los integrantes de su hogar.
Aunque es uno de los países que mejor persigue los llamados ‘delitos de cuello blanco’, “Ozark” ocurre en un Estados Unidos con muchas de las carencias y problemas que presentan sus vecinos de centro y Sudamérica: funcionarios corruptos, compra de votos, asesinatos sin resolver, etc. Para resumirlo en pocas palabras: la serie nos presenta una sociedad en crisis de valores.
Durante sus primeros años, “Ozark” capturó la atención del público no solo por lo verosímil de su argumento, sino también por la calidad interpretativa de su elenco. Desde el experimentado Jason Bateman interpretando a un asalariado del narco que no sabe disparar una bala ni lanzar un puñete, pasando indudablemente por una Laura Linney astuta y por ratos brillante al interpretar a una esposa que desnuda en cada capítulo un nuevo y escalofriante aspecto de su personalidad.
Pero los menores de la familia no se quedan atrás. Estrenada en 2017 y paralizada un tiempo por los efectos de la pandemia del coronavirus, “Ozark” presenta a Charlotte y Jonah como ejemplos inmejorables de cómo una familia pierde el rumbo y la perspectiva en cuestión de días. Si Jonah empezó siendo un niño callado y hasta tranquilo, terminó convertido en un adolescente capaz de matar para sobrevivir. En el caso de su hermana, aunque no llegó a desarrollar ese instinto de ‘violencia para defenderse’, sí podemos asegurar que esta joven (que en la última temporada llega a estar a días de cumplir 18 años) aportaba la mesura y el raciocinio en una familia 100% disfuncional.
Más allá del aporte de la familia ya mencionada, la serie de Netflix se solventa también en un grupo de actores secundarios que ganaron una madurez artística sobre el set de grabación. Nos referimos primero a Julia Garner, quien interpreta a Ruth Langmore, una joven proveniente de una familia tan compleja como los Byrde. Ella inicialmente se desempeña como empleada de Marty en el ‘negocio de lavar dinero’, pero poco se va abriendo paso, convirtiéndose tiempo después en una especie de ‘emprendedora del dinero sucio’, por llamarlo de alguna manera.
Con un pie en el thriller y otro en el drama, “Ozark” incluye villanos y héroes. Los primeros bien podrían ser desde Darlene y Jacob Snell (comercializadores de heroína), hasta los propios narcos (el líder, sin duda, Omar Navarro), y del otro lado están los policías. Desde un alguacil del condado hasta un detective que sorpresivamente irrumpe en la historia solo para indagar sobre una de las muertes y termina siendo clave al cierre de las cuatro temporadas.
Una temporada de alto vuelo
Aunque el anuncio de que “Ozark” llegaría a su fin en la cuarta temporada sorprendió a muchos fanáticos, lo cierto es que una mirada más objetiva nos dice que la serie se ha despedido en su mejor momento. El argumento de Marty haciendo todo para sacar a su familia del peligroso vínculo con el cártel de drogas más grande y peligroso de México empezó a flaquear en varios momentos de las últimas dos temporadas. No solo porque sus momentos de astucia y golpes de suerte resultaban ya poco sorpresivos, sino porque en algún momento la autoridad (representada en esta serie por el FBI y sus varios agentes, jefes y superiores) se diluyó hasta convertirse en –por momentos-- una mesa de partes del cartel de Navarro.
Tal como dijimos líneas arriba, el personaje de Wendy Byrde fue pelando una a una sus capas a lo largo de los capítulos. Sus raíces familiares fueron, evidentemente, la razón de gran parte de su comportamiento a ratos explosivo. Un hermano que sufrió problemas psicológicos, y un padre alcohólico, agresivo e infiel acompañaron a Wendy en el último tramo de la serie. Pero esta “oportunidad” terminó siendo a la vez un problema. Y es que, sacar familiares (cada uno más loco que el anterior) de la ‘galera’ resultó desgastante, y ya en la parte final de la serie, hasta innecesario.
Y si de villanos hablamos, la serie de Netflix ganó fuerza conforme Navarro demostraba hasta dónde llegaban su poder y maldad. Pero el día en que el capo del cártel terminó preso en EE.UU., este lado empezó a flaquear. Apareció un sobrino (Javi/Alfonso Herrera) que en la primera parte de la última temporada no pudo despegar más allá de sus intentos por hacerse respetar, y en la segunda ejemplificó mejor que nadie el refrán “el que a hierro mata, a hierro muere”. Por último, en un giro tal vez predecible, apareció Camila, la hermana de Navarro para arrasar con todo a su paso, aunque sin mostrar aspectos que puedan trascender en un resumen final como este.
Pero si Marty y Wendy –aquellos esposos que se presentaron grabándose en la intimidad y terminaron apenas diciéndose un frío ‘te amo’-- empezaron a dar vueltas en un círculo de golpes de suerte y frustraciones familiares, y los villanos hacían de todo para arrebatarse el poder que Navarro parecía a punto de dejar, hubo un personaje que se elevó a un nivel superior: Ruth Langmore. Y es que, de Bateman y Linney conocemos su prolífica hoja de vida artística, pero ha sido Julia Garner la actriz que se destapó a lo largo de cinco años y nos entregó, episodio a episodio, momentos memorables de compasión, furia, valentía y miedo. Arropada por un guion exigente y paradójicamente generoso, Ruth fue perdiendo a su familia, pareció ahogarse en la soledad, llegó a sentir algo muy cercano al amor, y descargó varias veces un rifle ante gente más grande y poderosa que ella. En el fondo, su imagen de pueblerina valiente y capaz de arrasar con el mundo sin dejar caer algunas lágrimas cuando fuera necesario, son todo lo que hizo que valga la pena ver “Ozark” en los últimos cinco años.
Sinopsis: Un asesor financiero arrastra a su familia desde Chicago hasta los lagos de Ozark para lavar 500 millones de dólares en cinco años y tranquilizar a un jefe narco.
Título original: “Ozark”.
Elenco: Jason Bateman, Laura Linney, Sofia Hublitz
Duración: 4ta temporada – Parte 2 – 7 Episodios
Clasificación: +16 años
Género: Thriller
Calificación: ★★★★★
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