Gary Manrique introdujo a Luis Choy al mundo de la fotografía y nuestro querido colega nunca dejó de quererlo. Tanto que lo hizo padrino de su adorada hija Catalina. Me alegró mucho cuando me llamó para decirme que sería el padrino, contó el también fotógrafo que volvió de España hace pocos días a radicar en nuestro país, sin sospechar que compartiría muchas cosas con el ‘Chino’ en los últimos días de su vida.
Era un gran amigo, una gran persona, te daba de todo. Estaba siempre preocupado por los amigos, siempre, narró Manrique con la voz entrecortada. Desde que llegué el ‘Chino’ me ayudó para adaptarme. Me prestó sus flashes de estudio. Ha hecho de cocinero, de chofer, de asistente gratis. Yo tenía un trabajo en el sur de Lima. Lo llamé y me dijo que me dejaba su carro, contó resaltando su generosidad.
El sábado en la mañana llegué a su casa como a las 8:14 a.m. Salimos los dos medios dormidos, hablando de Catalina, también de cómo me iba. Hablando de todo. Nos despedimos. Fuimos a sacar el carro al centro. Fue gracioso, porque después fuimos juntos en los autos por Azángaro, bajé el vidrio y le dije ‘va bien tu carro’ y me respondió ‘como el dueño, negro’.
Solo le puedo decir a él que esté tranquilo, que estaremos pendiente de Catalina, haremos todo lo posible para que vuelva a sonreír y esté feliz, manifestó Manrique.
Pavel Ugaz y Miguel Bellido, fotógrafos y amigos muy cercanos de Choy, también destacaron la actitud siempre solidaria del reportero gráfico. Le decimos a Catalina que su papá no se ha ido, que está acá con nosotros y contigo, a nuestro lado, expresó Bellido. Nos sentimos tristes, con cólera, pena, él era un amigo, un pata, no un colega, siempre presto a darte la mano y a compartir, amaba mucho a Catalina, atestiguó Pavel Ugaz.