WILFREDO SANDOVAL BAYONA El Comercio-Lambayeque

El reconocido investigador de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Krzysztof Makowski, interpreta la importancia del extraordinario hallazgo ocurrido en el complejo arqueológico Castillo de Huarmey, en la región Áncash. Revela que la aparición de la cámara funeraria con más de medio centenar de damas de la alta nobleza wari aporta a la arqueología valiosa información con la que se podrá conocer la decadencia de la cultura Mochica y la conquista del imperio wari sobre las culturas de la costa norte.

¿Qué ideas nos puede dar para entender la cultura Wari? Primero, debemos conocer la importancia de Wari en los textos de mis colegas y en los míos, desde los tiempos de Max Uhle. Hay un completo consenso que en el período comprendido entre los años 600 y 1000 de nuestra era, ocurrió un cambio brusco en la historia de la civilización andina.

¿Las culturas del norte influyeron sobre las del sur? Sí existieron influencias norteñas en el sur; por ejemplo, la presencia de la cultura Cupisnique en Ayacucho. Sin embargo, se trata de excepciones. Hubo contactos, pero esto no afectó el desarrollo de las áreas. Se han encontrado casos de intercambio de obsidianas y spondylus entre culturas del norte y del sur. Existió una relación entre ellas, pero esto no significa que los desarrollos estén influenciados de manera profunda.

¿En qué momento se notan los cambios más profundos? A partir del 600 hasta el 800 de nuestra era, esta situación cambia totalmente y de manera dramática en las tecnologías, los modos de construir, las formas de concebir la residencia del gobernante, los vestidos, los tocados, las maneras de tejer y teñir, los estilos de hacer los objetos, la difusión de los conocimientos del bronce, el auge de la producción de plata. Todos estos conocimientos –que tienen origen en el sur– se imponen en el norte y eso se ve claro en los sitios mochica.

¿En qué elementos se reflejaron los cambios? Todos los símbolos de poder cambian. El kero –un vaso utilizado en los rituales más importantes– se impone y reemplaza a la copa moche; el tumi de forma sureña saca de la producción y uso al tumi del norte.

¿Wari fue un imperio como el de los incas? Desde mi perspectiva, los waris fueron una confederación, como lo es todo imperio. Hubo un linaje, un líder, como lo fue Manco Cápac. Y él –gracias a su poderío militar– logra aglutinar a mucha gente que por voluntad o por la fuerza.

¿Qué definición le da usted al complejo cultural Castillo de Huarmey? Nuestro sitio es el primer caso de capital wari encontrado en la costa norte. Como sabemos, la capital principal del imperio está en Cerro Baúl (Arequipa).

¿El hallazgo puede cambiar la forma de ver la historia? Diría que aporta mucho y cambiará la mente de los investigadores y también la historia escolar, después de un merecido debate.

¿Por qué se afirma que el Castillo de Huarmey es wari? Por la manera de construir las cámaras funerarias, con los pisos enlucidos y con el rígido organigrama octogonal (muros que se cruzan como si fuesen un panal de abejas) que es típicamente Wari de la sierra. Este estilo tiene paralelos en Conchopata y en el mismo Huari. La diferencia está en el material de construcción. Fue adobe porque lo construyó la gente local. En la sierra se hubiera hecho con piedra. Otro detalle es que los individuos sepultados no están tranquilamente extendidos como los moches, sino sentados en la típica posición wari y con envoltorios de pocas vueltas.

¿Podemos imaginarnos cómo fue la conquista de los waris en el norte? No lo hicieron con blindados sino a pie. Ingresaron por los lugares débiles. No es casual entonces que los waris presionaron por la frontera moche quizá después por Casma, por el valle La Leche, y en Piura, donde también hay evidencias mochica.