LUIS SILVA NOLE
Busca en You Tube “De toque a toque” y la pantalla queda chica para la cantidad de videos que aparecen. Rulli Rendo hace clic en uno de los primeros y automáticamente empieza a contorsionar el rostro. Entre “Parece que va a llover”, “Santa Marta” y “Quiero amanecer”, emerge su amplísima sonrisa, como siempre sucede desde hace más de tres décadas con este clásico de Año Nuevo.
Fue a mediados de los años 70 que un toque del destino le cambió la vida e hizo que Julio Edgardo Barrera Larriega solo fueran cuatro palabras escritas a mano en su libreta electoral. El nombre artístico con el que el sello El Virrey lo bautizara 12 años antes, cuando aún cantaba temas de la nueva ola inspirado por su ídolo Enrique Guzmán, quedó asociado para siempre con el contagiante popurrí tropical en la memoria de los latinoamericanos de base 4 en adelante.
Rulli Rendo es más que la combinación adrede de los apellidos de dos volantes de la selección argentina de fútbol de los 60. Es una marca registrada del tono, de la fiesta. Grabado a mediados de 1976, “De toque a toque” dura 17 minutos y es una mezcla de canciones del folclor latinoamericano en clave de parranda que ha sobrevivido a la muerte del vinilo y que se adapta perfectamente a las horas locas del siglo XXI.
Rulli necesitaba dinero para terminar de pagar su automóvil y la disquera le propuso dárselo a cambio de que él creara una producción a la usanza de la parranda panameña. Hasta entonces, el músico no había tejido partitura alguna de corte tropical. “En una tarde y una noche ya tenía terminado el arreglo para dos trompetas, dos trombones, un saxo, teclado, bajo, guitarra, batería y pandereta”, recuerda hoy Rulli, a sus 67 años, aquejado por una artrosis que tortura su cadera y que lo ata a un bastón.
Se trató del primero de una larga lista de ‘long plays’ con la palabra toque en las portadas, títulos que apelaban a la diversión en medio de los toques de queda impuestos por el gobierno militar de entonces.
Reeditado en muchos países, “De toque a toque” catapultó al músico chiclayano hasta México, donde vivió 15 años. En sus primeras seis semanas, el disco vendió 117 mil copias.
“El gobierno levantó el toque de queda el 31 de diciembre de ese año [1976] y en la noche de ese Año Nuevo me fui con un amigo a pasear por las afueras del Country Club, Lawn Tennis y Regatas Lima, y escuchamos que en todos esos clubes las orquestas tocaban ‘De toque a toque’. Fue un exitazo”, reconoce el arreglista.
Rulli nunca se casó y sus discos se ubican en pulcro orden en los estantes de su departamento en Lince. Tiene fe en que una operación lo ponga a bailar en el escenario de nuevo en el 2014, como no lo hará este 31 cuando Rulli Rendo Orquesta y Coros arme el fiestón en el Maracaná de Jesús María. “Estaré un rato sentado arriba, con la orquesta, y de ahí bajaré a departir con la gente”, dice.
“Si no le damos el toque, el público nos mata. Lo piden bastante. Con el popurrí siempre cerramos el show, y más en Año Nuevo”, anuncia el maestro.
GENERACIONES BAILARON CON ÉL EL PRIMER TOQUE “De toque a toque” (1976) fue el trampolín a la fama de Rulli Rendo. En el lado A del LP del sello El Virrey está el popurrí inmortal que alterna “Parece que va a llover”, “Quiero amanecer”, “Chío Chío”. “Yo vendo esos ojos negros”, “Yo te daré”, “Alma llanera”, “El negro zambón”, entre otros temas.
EL PERSONAJE Rulli Rendo a los 18 años, en 1964, año en el que El Virrey lo lanza como cantante de nueva ola. Dejó de cantar en 1973 y se dedicó a ser productor, arreglista y a dirigir orquestas. Llevó cursos de Ingeniería de Petróleo (UNI), se graduó en la Escuela de Periodismo de la PUCP y pasó por el conservatorio.
LOS DEMÁS TOQUES “El toque de Rulli” (1977) fue un popurrí de twist en vinilo. De ahí vinieron “El toque criollo”, “Toqueteando”, “El toque del recuerdo”, “El doble toque”, “Vuelve el toque sabroso”, “El toque queda”, “El toque congelado”, “El discotoque de Rulli” y “El toque rápido”. Publicó en total 31 ‘long plays’.