LUIS SILVA NOLE

“Muchas gracias, Josefita, tan light, lúcida y derechita, cual eterna jovencita”, se lee en una inscripción capturada en un marco pegado a una columna de su casa de Miraflores.

A sus 92 años, Josefa Gloria Lora Risco no deja pasar detalle alguno. Luego de hablar de los ocho libros que ha publicado sobre educación corporal y de cómo dignificar el cuerpo es dignificar a la persona, nos señala con un gesto coqueto, que rompe de pronto su característica solemnidad, esos versos que alguna vez le dedicaran unos docentes a los que formó.

El 18 de julio pasado, ella y sus más de 50 años de experiencia educativa recibieron las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, la más alta distinción que el Estado otorga a los educadores nacionales.

“Es un honor grande, pero a la vez algo inusitado, porque vengo de un camino no tradicional. Me he dedicado a educar en torno al cuerpo, que forma una unidad con la mente y el espíritu, y le da sentido a la existencia del ser humano”, explica la chiclayana, con tres hijos, cinco nietos y cuatro bisnietos, experta y pionera en educación psicomotriz.

Está agradecida por las Palmas Magisteriales, pero ve contradictorio el hecho de que las autoridades no apliquen de manera masiva su teoría llamada tarea de movimiento, por la cual el niño se siente feliz y libre saltando o corriendo, describe con lenguaje sus experiencias y luego las dibuja. Así –dice Josefa– se relaciona con el mundo y crece emocionalmente.

El título de uno de sus libros, “Yo soy mi cuerpo”, resume el axioma de esta sanmarquina graduada en Educación Física y conferencista internacional.

AL RESCATE DE LOS VALORES Lila Tincopa Calle, también sanmarquina, tiene 75 años, 47 de los cuales los ha dedicado a la educación. Ex integrante del Instituto Peruano de Educación en Derechos Humanos y la Paz, con dos hijos y un nieto, sigue enarbolando la bandera de la educación en valores pese a que el Parkinson afecta sus movimientos, mas no su lucidez.

Hoy, desde la Dirección de Educación Comunitaria y Ambiental del Ministerio de Educación, Lila agradece haber recibido, también el 18 de julio, las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro. “Hay que educar en valores para que los niños tengan un buen desarrollo socioemocional y afectivo. Los maestros no pueden solos; los padres, los medios de comunicación deben comprometerse a hacer su parte. Esa debe ser una política nacional. Si se hace, será mi mejor premio”, sostiene la maestra.