Para entender por qué ocurren linchamientos, es preciso analizar ciertas condiciones presentes 
en el país, entre ellas los factores culturales, la falta de confianza en las autoridades y un sistema legal ineficiente. (Foto referencial: Arc
Para entender por qué ocurren linchamientos, es preciso analizar ciertas condiciones presentes en el país, entre ellas los factores culturales, la falta de confianza en las autoridades y un sistema legal ineficiente. (Foto referencial: Arc

Hace unas semanas, en Las Lomas de Ventanilla, un pandillero fue mandado por su banda a violar a la hija de un vendedor de marcianos que se negaba a pagar un cupo para operar su negocio.

El delincuente fue descubierto por los familiares de la joven pasada la medianoche, justo antes de perpetrar el abuso. Estos lo castigaron hasta dejarlo al borde de la muerte, como en el cuento Ushanan jampi el ltimo remedio, en quechua del indigenista Enrique Lpez Albjar.

Este episodio no es aislado ni anecdtico. Es el pan de cada da en los lugares ms alejados, pobres y peligrosos del pas, donde la criminalidad se ha desbordado y la desconfianza en las autoridades es creciente.

Como consecuencia de esta falta de institucionalidad, los ciudadanos se han visto forzados a asumir la defensa de sus bienes y su integridad fsica mediante la condenable prctica del linchamiento.

DE LARGA DATA El 22 de enero de este ao, el director del Frente Policial de Puno, general William Carrasco Becerra, atribuy a un comportamiento cultural la quema de un empresario que fue confundido con un delincuente en Juliaca.

Para Mirko Lauer, periodista y analista poltico, en nuestro pas hay una tradicin de justicia comunitaria, que se origina en tiempos en los que no haba un Estado central y la gente utilizaba sus propios mtodos.

Segn ngel Ayala, experto en conflictos sociales, hoy este tipo de justicia no solo se manifiesta en provincias alejadas, sino en zonas urbano-marginales de Lima, donde se congrega la mayor cantidad de migrantes. Ante la falta de autoridades, los ciudadanos aplican las mismas costumbres que rigen en sus pueblos.

Ricardo Valds, ex viceministro del Interior, asegura que los linchamientos se dan en una poblacin que se siente abandonada por el Estado y que cree tener un derecho de autodefensa, por lo que se considera autorizada para actuar de la manera en que lo hace. Hay una sensacin de hartazgo y de que la justicia no llega.

DESPROTEGIDOS En el Per un pas en el que la principal preocupacin de los ciudadanos es la inseguridad la gente se siente desprotegida.

Segn una encuesta de Ipsos publicada en setiembre de este ao, ms de la mitad de los limeos desconfa de la polica. De acuerdo con el Rnking de Competitividad Global del World Economic Forum del 2014, la PNP se encuentra en el puesto 137 de 144 pases en confiabilidad. Para el ex ministro del Interior Fernando Rospigliosi, esta situacin se explica por la corrupcin en la polica que no se dedica a defender al ciudadano.

En marzo de este ao, por ejemplo, en el asentamiento humano Ollanta Humala ubicado en Huaura, 3 ladrones entraron a robar en una vivienda. La duea de la casa llam a la polica, la cual apareci varias horas despus para rescatar a uno de los delincuentes que haba sido capturado por la poblacin y estaba al borde de la muerte.

Ahora, si bien la corrupcin explica en gran parte esta desconfianza en la polica, lo cierto es que tambin hay un dficit de agentes, por lo que no pueden brindar una proteccin adecuada. Actualmente hay diez regiones en las que hay menos de 100 policas en comisaras por cada cien mil habitantes.

Si analizamos en detalle, la mayor cantidad de linchamientos entre el 2014 y el 2015 se dio en los departamentos del pas y en los distritos de Lima donde menos policas hay. Tales son los casos de Puno, con 97 policas en comisaras por cada 100.000 habitantes, o de Villa Mara del Triunfo en Lima, con 51.

Otro de los problemas de la polica es la falta de equipamiento. Segn Ricardo Valds, un polica que vigila las calles sale prcticamente desarmado. El general PNP Alberto Jordn seala que hace 7 aos que no se le da ropa a la polica.

Las instalaciones son, por otro lado, deplorables. El Censo de Comisaras del INEI en el 2013 evidenci la falta de equipamiento: 970 no contaban con radios interconectadas, 829 carecan de un telfono propio y 61 no tenan al menos una computadora operativa.

En este contexto no es casual que el Per sea el pas con la tasa ms alta de victimizacin en la regin. Tampoco que, del 2006 al 2014, segn el Barmetro de las Amricas del 2014, el porcentaje de las vctimas de la delincuencia se haya incrementado.

LA AUSENCIA DE LA LEY Adems de desconfiar de la polica, los peruanos tambin tienen serios reparos en el sistema judicial. Segn una encuesta de Ipsos de julio de este ao, el 77% de los peruanos desaprueba la gestin del Poder Judicial y, de acuerdo con Transparencia Internacional, el Poder Judicial est considerado uno de los ms corruptos de la regin.

Esta desconfianza se debe, en gran medida, a la serie de carencias del sistema judicial peruano, que genera que los ladrones, en muchos casos, sean liberados en menos de 24 horas.

El 1 de octubre de este ao, por ejemplo, dos presuntos delincuentes fueron agredidos en Villa Mara del Triunfo. Los sujetos fueron trasladados a la comisara de Tablada en Lurn, pero tuvieron que ser dejados en libertad porque no hubo una denuncia ante la polica.

Uno de los problemas de fondo es que el proceso para sentar una denuncia es sumamente complejo. Lo nico que puede hacerse para que una persona acusada de cometer un delito pero sin ser sorprendida en el acto se mantenga arrestada es recurrir a la detencin preliminar o prisin preventiva. No obstante, segn el abogado penalista Luis Lamas Puccio, esto no se aplica para todos los casos y es un trmite que dura entre 30 y 45 das.

Adems, para hacer efectivo un arresto, debe haber una estrecha coordinacin entre la polica, el Ministerio Pblico y el Poder Judicial. Segn Gino Costa, especialista en seguridad ciudadana, se necesitan agentes policiales de inteligencia ntegros, bien preparados y adecuadamente remunerados, que trabajen de la mano con los fiscales especializados.

Esta situacin genera desconfianza, desesperacin y sensacin de abandono. Segn Lauer, no solo hay una necesidad de tomar la justicia por sus manos, sino de implementar una contrajusticia. Si la justicia formal suelta a los delincuentes, los protege y los apaa, entonces la gente sale en contra de ellos.

Por otro lado, Rospigliosi sustenta que hablar de tomar la justicia por sus propias manos es un eufemismo y muchas veces termina siendo una injusticia pues se agrede a personas inocentes. Tal fue el caso del alcalde Cirilo Robles asesinado en Ilave por una turba en abril del 2004.

(*) Con la colaboracin de Elody Malpartida y Diego Villarn

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