LOURDES FERNÁNDEZ CALVO

Luzbeth, de 7 años, dice que vende caramelos en la cuadra 36 de la avenida Aviación porque quiere ver a su mamá feliz en Navidad. Jazmín, de 8, cuenta que ayuda a su tía y a su pequeño primo de 3 años a vender turrones y tarjetas porque en este mes “se gana más”.

En diciembre, época de fiestas y en la que prolifera el comercio, los niños trabajadores aparecen en cada esquina de la ciudad. Sin embargo, pese a esa realidad, el Estado no cuenta con un diagnóstico actualizado sobre esta problemática.

La estadística más reciente es la revelada por la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) en el 2011, que da cuenta de 1’ 650.000 menores trabajadores en el país. De ellos, el 58,7% labora en zonas rurales y el 41,3% en las ciudades.

Desde el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) se creó, en el 2012, el programa nacional Yachay para rescatar a los menores que se encuentren en situación de riesgo en las calles.

Amelia Cabrera, directora ejecutiva del programa, asegura que en este primer año de labor se ha logrado identificar a 4.481 niños y adolescentes trabajadores, mendigos, abandonados y explotados sexualmente. De ellos, 1.004 estaban en las calles de La Victoria, Cercado de Lima, Puente Piedra y San Juan de Lurigancho, entre otros sectores de la capital peruana.

“Lamentablemente, aún no tenemos una data oficial de todo el Perú, solo estimaciones. La data de la Enaho, por ejemplo, solo habla de la situación de niños en zonas rurales y urbanas”, explica Cabrera.

El Estado ha presupuestado S/.15’870.642 para Yachay. Cabrera asegura que el programa se ha ampliado a 24 ciudades de 20 regiones del país. “Nuestros 106 educadores son profesionales que conversan con los menores para conocer si son explotados y, luego, dialogan con sus padres”, detalla.

Según Luciana Cumpa, especialista de la ONG Acción por los Niños, tener un diagnóstico de esta problemática es vital para emprender una lucha contra ella. “Tienes que tener una data para saber adónde vas a impactar con las acciones y para saber cuál será la meta por lograr en determinado tiempo”, señala.

Cumpa refiere que primero se debe diferenciar el trabajo infantil de la explotación. Esa tarea, dice, es la más complicada y no se logra de un día para otro. “Este es un problema social. En la sierra, un niño que pastorea puede verse como explotado, pero desde su idiosincrasia él está contribuyendo a su formación”, manifiesta Cumpa.

PAPEL DE LOS CONCEJOS Y LA PNP Como una de las maneras de enfrentar el problema, algunos municipios han incrementado las operaciones para frenar, en coordinación con la Policía Nacional, el trabajo y la explotación infantil callejera.

En San Borja, así como Luzbeth y Jazmín, los niños recorren las avenidas Aviación, Angamos, San Borja Norte y San Borja Sur.

Jorge Piana, gerente de Fiscalización de ese municipio, precisa que en las últimas intervenciones realizadas este mes se rescató a 10 menores de las calles. Lo que se encontró detrás de cada caso es alarmante. “La policía descubrió que los niños eran explotados por sus padres y algunos hasta los alquilaban para que vendieran las golosinas y luego ellos se repartían las ganancias”, afirma.

Piana asegura que en los próximos días las operaciones se intensificarán porque el trabajo infantil no cesa pese a las intervenciones. Explica que la policía cita a los padres y los pone a disposición de la fiscalía, pero la mayoría solo se compromete en no permitir que sus hijos trabajen.

Christian Rosenthal, gerente de Fiscalización de San Isidro, afirma que en su distrito se ha rescatado a 60 menores en el 2013. Este trabajo, precisa, se logró con el apoyo de la policía y el programa Yachay del MIMP. “Por fiestas, hacemos las intervenciones cada 15 días”, dice.

Los niños en San Isidro se reúnen a vender golosinas en los cruces de Las Begonias con Javier Prado y Paseo de la República con Aramburú.

En Miraflores, la prevención también se intensificó. El alcalde Jorge Muñoz asegura que este año se ejecutaron 16 operaciones y se rescató a 79 niños. “Tras la operación, hacemos campañas de concientización”, sentencia el burgomaestre.

CIFRAS 2 proyectos De reinserción escolar inició el Ministerio de Trabajo en Carabayllo y Huánuco. Los pilotos están a cargo del Comité Directivo Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil.

1 niño De cada 10 trabaja en América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), agencia especializada de Naciones Unidas.

14 años Es la edad mínima de admisión al trabajo en el país. Así lo establece el Código del Niño y el Adolescente. La norma considera trabajo infantil toda la actividad dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica.

448 niños Y adolescentes regresaron a las escuelas gracias al programa Yachay este año. De ellos, 138 adolescentes fueron capacitados en ocupaciones técnicas para que dejen los trabajos riesgosos.