Paraderos para ningún sitio, por Pedro Ortiz Bisso

La destitucin de los responsables de la colocacin de paraderos sobre jardines, espacios enrejados y la pista del corredor vial Tacna-Garcilaso- Arequipa-Javier Prado ha sido, sin duda, la decisin ms importante tomada por la administracin Castaeda en sus casi tres aos al mando de la ciudad. Visto en fro, otra alternativa no exista. El despropsito era tan elocuente que al menos una cabeza deba rodar, fuera de las sanciones que se determinen tras las investigaciones que, esperemos, estn en curso.

Pero la decisin no deja de sorprender, ya que nuestro hacendoso alcalde no suele ser muy riguroso al momento de castigar a quienes meten la pata. Basta con recordar que al ingeniero Justiniano, devenido en celebridad gracias a su irrepetible no se ha cado, se ha desplomado, un poco ms y le dan unas palmaditas en el hombro, no por su involuntario aporte al humor popular, sino como reconocimiento a su ingeniosa defensa de los intereses de la comuna.

No se conoce sancin a los autores de ese monumento a la nada llamado by-pass de 28 de Julio, obra cumbre del tercer castaedismo, que pese a llevar ms de un ao de inauguradosigue sin ser concluido. Mientras tanto, sus muros se humedecen, la superficie se agrieta y la capa asfltica de las pistas auxiliares empieza a desaparecer. Para una gestin amante del cemento y de la plaquita celebratoria, no tener obra fsica que mostrar debe representar una tragedia similar a esos dramones indios que convocaban multitudes en los desaparecidos City Hall y Metropolitan.

No haber terminado cuando se ofreci el puente Bella Unin ahora se anuncia que ser concluido el prximo meso carecer de una fecha exacta para la entrega del proyecto Lnea Amarilladebe haber sido motivo de inagotables torrentes de lgrimas, como en una funcin continuada de Madre India, Joker y Mi familia elefante.

Al igual que otros polticos en apuros, el alcalde ha tratado de explicar la cada libre en que se halla su popularidad en el presunto trabajo silencioso que realiza. Debe tener razn, porque las labores que cumple suelen estar rodeadas de un inexplicable secretismo, a la manera de un espa en los peores aos de la Guerra Fra.

A las sesiones de concejo acude apenas unos minutos y se retira. Solo aparece en alguna inauguracin televisada que, como hemos visto, son cada vez ms escasas, y cuando algn medio requiere informacin suya o de las obras en marcha, su departamento de prensa responde con evasivas o aprieta el botn de mute.

Pero no seamos mezquinos. Gracias, alcalde, por despedir a esos desalmados que gastaron miles de soles de nuestros bolsillos en paraderos que no sirven para nada. Ahora que alej a la hierba malaya tiene el camino despejado. Es hora ya, no? de ponerse a trabajar.