LOURDES FERNÁNDEZ / PAMELA SANDOVAL
Dos meses después de que se iniciaran las obras del bulevar que se extenderá en las 13 cuadras de la avenida Larco, vecinos y comerciantes evidencian su fastidio por los retrasos en la ejecución de los trabajos.
La primera etapa, que incluye el mejoramiento de las veredas y pistas de las cinco últimas cuadras de la arteria miraflorina, entre la avenida 28 de Julio y el centro comercial Larcomar, debió estar lista para el pasado 19 de julio. Sin embargo, recién será concluida entre los días 5 y 10 de este mes.
El gerente de Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad de Miraflores, Alejandro Moreno, explicó a El Comercio que el retraso en las obras se debió a que, durante la remoción de las pistas, se hallaron tuberías de agua y desagüe en mal estado, las cuales han tenido que ser cambiadas.
Según Moreno, los obreros han encontrado cerca de 40% más de conexiones del total que pensaban hallar, según el proyecto inicial. “Hemos detectado tuberías de asbesto de cemento, un material antiguo que ya no se usa porque es cancerígeno”, precisó.
Señaló, además, que el cableado aéreo de electricidad y telefonía de los edificios aledaños estaba saturado, por lo que se ha iniciado una conexión subterránea de este. “Ya hemos retirado un 80% de ese cableado”, agregó el funcionario.
El bulevar miraflorino, anunciado por la municipalidad distrital desde el año pasado, costará S/.12 millones y tendrá áreas verdes grandes, contenedores de basura subterráneos, paneles publicitarios alimentados por luz solar, señalética especial para personas invidentes y hasta ciclovías. Este proyecto forma parte del programa edilicio Calles sin Estrés.
AVANCE AL 60% Si bien la comuna asegura que las obras se encuentran en un 60% de avance y promete que estarán listas en estos días, los vecinos y comerciantes de esta parte de Larco no son tan optimistas. Desde que las últimas cinco cuadras de la avenida fueron cerradas al tránsito, los conductores tienen que lidiar con los desvíos, y los peatones con la arena y el polvo.
Cecilia Anicama, encargada de una tienda de artesanías de la cuadra 11, ha tenido que despedir a una empleada debido a la reducción de sus ingresos. Para ella, los plazos son utopías que nunca se cumplen. “Para colocar los adoquines del frontis se han demorado todo un día”, afirmó incómoda.
Luz Alvarado, residente de la cuadra 10, se siente mal informada. “Esto es un desorden. Los serenos ponen trancas en la vía que ni ellos respetan”, manifestó indignada.