(Archivo El Comercio)
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Me he prestado este ttulo de mi amigo Gustavo Riofro (Desco, 1978) porque, por increble que parezca, han pasado casi 40 aos de esa publicacin premonitoria y la Lima de los pobres sigue creciendo de la misma manera. Las ltimas dos semanas hemos sido testigos de las distintas estrategias de invasin de ese lomito que es el Morro Solar. Primero fueron 2.500 personas organizadas como una invasin clsica; luego, 150 familias bajo esa forma de crecimiento hormiga. Ser posible que polica y serenazgo cuiden da y noche para que no lo invadan? Por supuesto que no. Tarde o temprano ser invadido. El Morro Solar tiene aproximadamente 400 hectreas a las puertas de Lima y es una perita en dulce que puede albergar hasta unas 15.000 familias. Hay un proyecto privado de una empresa inmobiliaria para hacer una ciudadela, que est actualmente judicializado. Su origen se remonta a 1995, cuando Hugo Valdivia, entonces alcalde de Chorrillos, le vendi a esa empresa los terrenos del Morro Solar a la irrisoria suma de S/.2,50 el m2. Inslito, no? Pero cierto. Con justa razn, los pobres dicen: por qu no podemos ocuparla tambin nosotros pagando ese precio? Esta historia es solo la punta del iceberg que refleja la permanente ausencia de una poltica de vivienda para los ms pobres. Segn el IMP, Lima incrementa su poblacin en un promedio de 150.000 habitantes al ao, de los cuales cerca de 10.000 familias quedan fuera del mercado de vivienda. Esas son las que van a buscar a los traficantes de terrenos y pueden pagar hasta S/.20.000 por un lote. Lima es quiz la nica capital en Amrica Latina que sigue creciendo con invasiones. Santiago y Bogot crecen con programas subsidiados de vivienda. El morro es un ejemplo ms de la descoordinacin institucional para preservar y desarrollar urbansticamente un hito con valores en la ciudad. Debera ser un proyecto que defina con sentido de realidad la zona intangible (no las 400 hectreas), llegando a un acuerdo con los propietarios para que cedan parte del terreno. De lo contrario, cualquier proyecto es inviable. Debera contar con un museo de sitio que rescate los restos precolombinos que ah se encuentran; proponga un gran parque metropolitano que sea un homenaje a los cados en la Guerra del Pacfico; rescate La Herradura y promueva un desarrollo inmobiliario mixto, que incluya vivienda para diferentes estratos socioeconmicos, que financiara todo lo anterior. Con el valor agregado adems de tener a puertas una playa esplndida como La Chira, lo que implica pensar en una ciudadela balneario nica. Precisamente lo que le falta a la capital son esos grandes proyectos ordenadores, que debieran trascender una gestin, pero mientras no empiecen, ser la ley de la selva la que se imponga en el crecimiento urbano. El Plan de Desarrollo Regional Concertado, ya aprobado, da pautas en esa direccin. Un reto ms para hacer urbanismo moderno e inclusivo en manos de la actual gestin.

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