Dos varones y tres mujeres son las personas detenidas por haber supuestamente participado en el asesinato del reportero gráfico de El Comercio, Luis Choy. Según informó ayer el jefe de la Dirincri, César Cortijo, se trata de un grupo de sicarios contratados por una persona aún no identificada para eliminar al periodista por razones todavía desconocidas.

Estos detenidos no son unos ‘angelitos’. Édgar Eduardo Lucano Rosas (25) registra dos detenciones hace dos años. Una por querer asaltar con cuatro cómplices un camión con mercadería de Ripley, en Chorrillos, y otra por asaltos en taxis-colectivo en San Juan de Lurigancho. A él le incautaron dos pistolas calibre 9 milímetros, una de las cuales fue utilizada en el crimen de Choy, según policías.

Segundo Julio Vargas Mollán (33) es uno de los asaltantes del Banco Azteca de Comas, fue aprehendido el 26 de febrero. Él pertenece a la misma banda de Lucano.

Nancy Sandra Segura Peña (29) es pareja del principal acusado de la muerte de Choy, el cabecilla de la banda y ciudadano puertorriqueño Jonathan Sepúlveda de los Santos (26), ‘Dominicano’. Este se encuentra no habido, fue detenido hace tres años por el robo de celulares y por sicariato.

También fueron intervenidas Patricia Murillo (28) y Jenny Linares (29), quien estaba requisitoriada por tráfico ilícito de drogas.

‘LOS MALDITOS DE SANYÓN’ La banda de Lucano y Vargas es conocida como los Malditos de Sanyón, autora de asaltos a establecimientos comerciales, bancos y pollerías de San Juan de Lurigancho, Comas y Villa El Salvador. En estos robos está implicado uno de los hermanos de Lucano, de nombre Junior, quien participó en el robo de una pollería de Zárate, en Navidad, en donde murió un policía.

A la organización también se la acusa del asesinato por encargo de la directora de un colegio de Comas y, recientemente, de un comerciante de quesos del mercado Caquetá, en el Rímac.

MUJER LO ASEDIABA Sobre el crimen de Luis Choy, la División de Homicidios informó que recién ayer una empresa de telefonía accedió a dar los nombres de los dueños de los teléfonos desde donde llamaron a Choy antes de su muerte. Entre los números está el de una mujer que, según la policía, seguidamente lo asediaba.