En medio de la conmoción que viven los familiares de Araly Arapa Arce (25), la mujer que envenenó a su hijo y a sus dos hermanas para luego suicidarse de la misma manera, en Huaycán, una nueva pesadilla ha surgido de ese dolor. Esta mañana, los tíos de la homicida clamaron por ayuda a la Municipalidad de Ate Vitarte, pues no cuentan con dinero suficiente para cubrir los gastos del funeral y entierro de las víctimas.

“Araly era una chica alegre y tranquila. El viernes me la encontré en el parque y se le veía bien. Nunca imaginamos que iba a tomar esa decisión. Ahora no sabemos qué hacer para cumplir con su sepultura. Son cuatro cadáveres de los que debemos hacernos cargo”, dijo Félix Mamani, tío de Arapa.

Consternado, Mamani detalló que su sobrina estudiaba para operadora de maquinaria pesada y hasta hace unos meses trabajó en ello. Confirmó además que una de las hermanas de Araly Arapa, también fallecida con el envenenamiento, sufría de discapacidad intelectual y anteriormente había recibido agresiones de su padre.

EL CRIMEN Ayer, la policía de Huaycán halló el cuerpo sin vida de Arapa Arce en la habitación 302 del hotel Yola, situado solo a 10 cuadras de su domicilio. Al lado del cadáver los agentes encontraron tres sobres de un potente raticida, que había mezclado con gaseosa para matarse, y una carta en que daba cuenta de su atrocidad.

“Nunca conocí el cariño de hermana porque ella estaba mal. Sentía impotencia, se quejaba de dolores y no podía hacer nada para sanarla. Acabé con su sufrimiento”, anotó en torno a Armely, la adolescente de 15 años.

En otra parte del texto, refiriéndose a su hermana de cinco años, la suicida apuntó: “Jhulyett igual estaba mal, me dolía verla quejarse de dolor y también acabé (…) Si tomé esta decisión fue porque ya no podía soportar la idea de ver que todo era un fracaso”.

“Ramses, el amor, mi hijo que quizás no tuvo la culpa de nada, pero también acabé con él. Demoraba en hablar y era la burla de todos”, escribió Araly acerca de su hijo, también de 5 años.

“Yo, bueno quizás si mi mamá me hubiera dado más atención a mí y a mi hermana todo hubiese sido diferente, pero no fue así. Este mundo es solo para valientes”, indicó al final de la misiva.

LAS VÍCTIMAS Los custodios se dirigieron de inmediato al lote 208 de la UCV 64, donde se dieron con el terrible cuadro de muerte. La adolescente de 15 años yacía muerta en el piso de un ambiente en que se preparaban sus alimentos, mientras que los dos niños habían perecido abrazados sobre la cama de la habitación que compartían. En este último espacio, los detectives encontraron un televisor con el volumen subido al máximo y una olla con avena en donde se pudo haber vertido el veneno.