En el 2014 se inaugur un puente que cruza el ro Huallaga cerca del lmite entre las regiones Hunuco y San Martn, y que une las localidades de Madre Ma y La Morada. Pero antes de ello, el ro se cruzaba en balsas artesanales. Este sistema lo empleaban todos, incluso los policas y soldados que realizaban sus patrullas en ambas mrgenes del Huallaga, y las columnas de Sendero Luminoso (SL) que, hasta los aos 90, se desplazaban en territorios que prcticamente tenan controlados.
En uno de los extremos del puente, a media maana, una seora vende los ltimos desayunos del da. Intuye quines son los extraos que se sientan a pedir comida y a hacerle preguntas que no responda hace 25 aos, desde 1992, cuando Ollanta Humala entonces Capitn Carlos se instal en la base militar de Madre Ma. El desayuno consiste en estofado de menudencias de pollo con arroz. Servidos los platos, ella se sienta a conversar.
Esta mujer, que no dir su nombre, cuenta que su esposo era el dueo de una de las balsas que cruzaban el caudaloso Huallaga. Cada vez que los terroristas queran atravesar el ro de un lado a otro, le pedan que los lleve. Si se negaba, era hombre muerto; y si aceptaba, era hombre sospechoso. Mejor lo segundo. Entonces ocurra lo de siempre: el Capitn Carlos lo mandaba a llamar. A cada rato lo haca subir a la base, recuerda la mujer. Cierto da, la pareja decidi escapar antes de que algo peor ocurra: hundieron la balsa y se fueron a Tingo Mara durante varios aos.
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A unos metros, Walter Reyes escucha la conversacin, pero an no interviene. Este es un tema muy sensible para la escasa poblacin de Madre Ma, donde absolutamente todos tienen en la memoria algn episodio relacionado al Capitn Carlos. En 1992, l trabajaba en su chacra. Cada cierto tiempo, el jefe de la base militar era la autoridad de facto en este centro poblado obligaba a los habitantes del lugar a realizar faenas comunales, que iban desde la limpieza de las riberas del ro hasta la reparacin de trochas en mal estado. Pero antes, Carlos o sus hombres tomaban lista. Aquel que no acuda, inmediatamente era llamado a declarar a la base en calidad de sospechoso. Yo no fui porque estaba en la chacra, trabajando. Cuando me llamaron, tampoco fui. Entonces han ido a mi chacra y comenzaron a disparar. He corrido a esconderme en el monte, cuenta Walter. Carlos de todos sospechaba, dice.
El desayuno termin, pero la polmica sigue. Hubo tres capitanes Carlos, yo no s por qu solo se preocupan de l, dice la mujer. Opina entonces Walter: Haba gentes con culpa, otras no. l [Carlos] tena que hacer su trabajo, ponerlas en su sitio. Por estos das, nadie en Madre Ma habla de otra cosa.
La otra tragedia Las pocas ms oscuras comenzaron en los primeros aos de la dcada de 1980, cuando Sendero Luminoso se estableci en el Alto Huallaga. Las columnas armadas llegaron a instalarse en varios caseros ubicados a ambos lados de la frontera entre Hunuco y San Martn, como Sin, Ramal de Aspuzana, Madre Ma, Aucayacu y Pucayacu; en estas dos ltimas localidades de la provincia de Leoncio Prado se concentran las historias de Natividad vila, Benigno Sullca (presuntamente asesinados en 1992 por orden de Carlos) y Jorge vila, quien sobrevivi y quien habra recibido sobornos para retirar las denuncias que interpuso contra Humala.
Como escribi recientemente el periodista y politlogo Juan de la Puente, a diferencia de Ayacucho, SL tuvo en esa zona control de territorios por mucho tiempo y llev a cabo operaciones de envergadura. Una de ellas se registr el 27 de julio de 1989, un da antes de las Fiestas Patrias. Cientos de terroristas se movilizaron y atacaron por varios frentes a los militares apostados en Madre Ma; siete soldados murieron.
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Pero all no terminaron los aos de violencia. En 1997, otra emboscada acab con la vida de un joven soldado, Jos Aguilar. Su madre, Manuela Soto, duea de una pequea bodega al borde de la carretera en Madre Ma, tiene su retrato en un cuadro de la pared. Aparece junto a su otro hijo, Aquelino Aguilar, a quien Sendero Luminoso asesin muchos aos despus, en el 2009, cuando este se neg a pagar un cupo de US$12 mil que los terroristas exigan. Le dispararon y encima del cadver colocaron un letrero en cartulina: As mueren los soplones, porque adems lo acusaban de ser informante del Ejrcito.
Desde la puerta de la bodega se ve, sobre una colina, la base militar que comand el Capitn Carlos hace 25 aos. El Comercio recorri esta base, hoy abandonada y bajo el control de la polica local. Lo que el monte no ha destruido, la humedad ha daado, aunque quedan en pie las habitaciones donde los soldados coman, dorman y hacan ejercicios. En una de ellas, la ms grande, se lee en la fachada: La conciencia nos hace cobardes. Tiene un oscuro sentido si se lee en una base contraterrorista, aunque en realidad pertenece al mismo soliloquio de Hamlet que comienza con Ser o no ser. Curiosa paradoja si se compara con la tragedia de Madre Ma, donde elegir a qu bando se perteneca no era una opcin.
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