Gandhi dijo una vez que “la cultura de un pueblo se mide por la forma en que trata a sus animales”. Y así es. Nos indignan las publicaciones en medios de comunicación o redes sociales sobre mascotas maltratadas. La Ley de Protección y Bienestar Animal N° 30408 define como maltrato a cualquier comportamiento humano que lastime a la mascota, ya sea mediante la violencia física o daño emocional.
Eso significa que abandonarlas o ignorar sus necesidades puede desencadenar en sufrimiento, ansiedad o enfermedades producidas por su mala tenencia. Todo eso también es considerado maltrato. Si interpretamos la ley también serían delito transportarlos inadecuadamente, alimentarlos mal, mantenerlos sin higiene y no asistirlos médicamente.
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El daño emocional está ligado al estrés. Por eso, el encierro, dejarlos en techos de casas, usarlos en espectáculos, exponerlos a ruidos intolerantes, castigos o amputaciones de colas y orejas están asimismo relacionados a esta condición.
¿Qué hacer si eres testigo de un maltrato?
Lo primero que debes hacer es reunir todas las pruebas que puedas y acercarte al Ministerio Público o a la comisaría del distrito. Mientras que dure el proceso la mascota deberá ser enviada a un albergue que designe la autoridad.
Según el Código Penal, el que cometa actos de crueldad será reprimido con pena privativa de la libertad no mayor a 3 años y 180 días multa. Si la situación mata a la mascota, la pena no será menor de 3 años ni mayor de 5 de pena privativa de la libertad.
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¿Cómo rehabilitar a una mascota que ha sufrido abuso?
Si deseas adoptar un perro que ha sido maltratado por sus anteriores dueños, ten en cuenta que lo más probable es que necesite tratamiento. Estos canes han vivido situaciones muy difíciles y es normal que tengan traumas y miedos con las personas, con los objetos con los que han sido agredidos, con situaciones ambientales, emociones, gestos y voces, entre otros. Han tenido malas experiencias viviendo con humanos y, poco a poco, se debe ir ganando su confianza para que no reaccionen a la defensiva.
Parte de la rehabilitación es ofrecerle al perro un ambiente estable, donde se sienta seguro y satisfaga sus necesidades. No lo fuerces a que interactúe, sino avanza a su ritmo. Este es un proceso para el que hay que tener paciencia y cariño.
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Solo cuando el perro se familiarice con su entorno y su nueva familia es que se recomienda empezar la enseñanza a través del refuerzo positivo. Hay ejercicios que pueden poner en práctica para mejorar su autoconfianza y para que aprendan a interactuar con otras mascotas. Siempre es bueno apoyarse en la ayuda de un profesional.