¿Hay un nuevo miembro en la tribu? La adaptación es un proceso que toma su tiempo, especialmente si tienes otras mascotas en casa. Puede ocurrir que un perro que es tranquilo y obediente cambia su comportamiento tras la llegada de una nueva compañía. Podría volverse revoltoso, desobediente y empezar a orinar en varios rincones de la casa; cosas que quizá nunca antes había hecho.
¿Se trata de celos? Científicamente no se ha demostrado que los perros lo sientan, pero hay determinados aspectos o comportamientos que nos podrían llevan a afirmarlo. Lo que sí sabemos es que los cambios de conducta se deben a su disgusto por la nueva compañía, por lo que necesitarán más apoyo que nunca para superar el cambio.
Lo que sí se sabe es que a los perros adultos les cuesta más aceptar a un nuevo compañero que a los canes jóvenes. Además, la mayoría de perros son por instinto territoriales, defenderán su espacio y pueden tener una conducta agresiva hacia el nuevo miembro. Sobre todo si ocupa su espacio y utiliza sus objetos.
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Hay más rivalidad cuando el nuevo compañero es del mismo sexo que la mascota que vive en casa previamente; por eso hay que estar siempre vigilantes. No nos preocupemos: no existe rivalidad entre padres e hijos, salvo cuando los cachorros se convierten en adultos y quieren ser los líderes.
La mejor prevención es que acostumbremos a nuestros perros desde cachorros a relacionarse tanto con otros animales como con distintas personas. Así, cuando crezcan, no desarrollarán esa actitud de recelo. Podemos llevarlos al parque, a cursos de adiestramiento o de paseo frecuentemente. Otro consejo que nunca falla es que la familia se ponga de acuerdo para que la nueva mascota no sea el centro de atención frente al más antiguo. En el equilibrio está la solución.
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