Affogato significa ‘ahogado’. Un nombre poco poético –bastante menos si se dice en castellano, hay que admitirlo– para describir una de las creaciones más perfectas que Italia le ha regalado al mundo. En el affogato se combinan dos cosas que los italianos saben hacer como nadie: el café y el gelato. Este último se ‘ahoga’ en el primero al servirse ambos en un mismo vaso (de ahí el título) y no importan realmente el tamaño ni la cantidad de los elementos. Lo que importa es que sean buenos. En Gianfranco Caffé dominan el arte de su elaboración desde hace más de dos décadas y es ahí donde conviene probarlo. Su versión de affogato (S/ 15,50) llega en copa, con espresso y helado de fior di panna (crema), especialmente untuoso estos días de verano. La cuchara larga es imprescindible para acabar con cualquier rastro que quede de ambos. Y no querrá dejar nada.
Un nuevo y espacioso local –situado al lado de la Huaca Pucllana– lleva el sello de Gianfranco Caffé, cafetería abierta por el milanés Gianfranco Dominici en 1999. Hincha del Milan Fútbol Club –de ahí los colores de la carta y la decoración– y empresario con olfato, Dominici se estableció en nuestro país en la década del 80 para incursionar, primero, en el rubro de las importaciones textiles. No le fue bien, pero pronto encontró un nicho que supo hacer suyo. Había notado que en el Perú solo se vendían helados industriales y eso le dio una idea. Decidió traer a un maestro milanés que le ayudase a abrir una gelatería en Lima y se lanzó al negocio junto a sus cuatro hermanos. Bautizaron el local como la Heladería 4D (por la ‘D’ de su apellido), un espacio pionero en la elaboración de gelatos tradicionales que, eventualmente, vendieron. Pero Gianfranco no se fue muy lejos: la cafetería que lleva su nombre abrió sus puertas a finales del noventa, también en Miraflores.
Más allá del café (manejan su propio blend con distintas variedades del Perú y el tostado se hace en casa; desde S/ 4,50), la pasta (desde S/ 20) y los mismos helados (una bola, S/ 7,50), quizá lo más destacable del Gianfranco es que posee eso que trasciende tiempos y espacios. Una mística que acompaña la visita y que no se ha perdido con la mudanza. Esta es una mesa a la que siempre dan ganas de volver, esté donde esté.
UNA MESA PARA TODOS
-Gianfranco Caffé ofrece posibilidades de trabajo (en sus dos locales) para los jóvenes del Programa Manos Peruanas de Kallpa.
-Kallpa es una asociación educativa que tiene por objetivo contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional (trastorno en el desarrollo cognitivo) y sus familias. La inclusión activa en la sociedad es fundamental.
-Asimismo, gracias a la Asociación Vuela Colibrí se ha elaborado una carta en braille y otra en pictogramas para que los clientes con discapacidad tengan más oportunidades de accesibilidad cognitiva.