Daba cuenta de un cebiche y una cerveza en La Aurora cuando un sujeto albino se acercó a mi mesa. Preguntó si podía sentarse. Ya lo había visto escudriñar desconcertado el quiosco de la esquina de Ramón Castilla con Arias Schreiber. No parecía armado.
Siéntese, le dije. Se quitó unos anteojos de sol que le envolvían la cara. Sus ojos eran claros, sus cejas y pestañas transparentes. Decía ser un extraterrestre que provenía de una civilización adelantada. Era miércoles y no tenía por qué dudar de sus palabras.
MIRA TAMBIÉN: ¿Un presidente como tú?, por Jaime Bedoya
- ¿Le suena el nombre de Chibolín?, pregunté.
- No sé qué es eso, dijo. Necesito que me ayude a entender, agregó.
- ¿Entender qué?, pregunté.
- Lo que está pasando en este país, respondió.
Ahh, dije acomodándome en la silla mientras pinchaba un trozo de pescado. No sé si eso sea posible, pero digamos que es algo más o menos así:
Han liberado a Antauro Humala, un exmilitar sentenciado por la muerte de cuatro policías durante una insurgencia armada que lideró en el 2005. Eso se llamó el Andahuaylazo, aumentativo toponímico poblado de iconografía fascista mezclada con elementos incaicos y abundante plomo. Ese incidente armado sirvió de caja de resonancia de su pensamiento político, el etnocacerismo: un radicalismo barroco que evoca el Imperio Incaico, exalta la raza cobriza, admira el nacionalismo militarizado de Andrés Avelino Cáceres y Juan Velasco Alvarado, y postula fusilar corruptos y homosexuales como herramienta de transformación social. Además, no simpatiza con Chile.
Esta liberación de Antauro se da en medio del derrumbe del gobierno de Pedro Castillo por actos de corrupción intrafamiliar. Castillo durante la campaña electoral prometió liberar a Antauro, pero ahora más bien califica como candidato preferente a su justicia sumaria.
LEE: Ayayeros, sobones y lamesuelas, por Jaime Bedoya
Antauro quiere ser presidente de la república. Su hermano Ollanta lo fue en el 2011, aunque ahora se encuentra procesado por lavado de activos. Antauro llamaba públicamente a su hermano Cosito, remedando el apodo que la esposa de este - su cuñada Nadine Heredia- usaba amorosamente en privado. Nadine se hizo conocida por su talante controlador y por llevar una agenda donde apuntaba las cuentas secretas del gobierno. El padre de ambos, don Isaac, aparentemente inclinado hacia el hermano menor, le recomendaba a Ollanta que se suicide.
Antauro está respaldado por los reservistas. El término genérico incluye tanto a quienes hayan prestado el servicio militar pero ahora se encuentren en discreto estado físico como a excombatientes con habilidades militares intactas. Publicaban un periódico para difundir las ideas del antaurismo redundantemente llamado Antauro. Hacen proselitismo en uniforme militar. Últimamente se les ve con vestimenta nueva y mochilas apertrechadas como para una guerra por declararse. Se presume que quien financia esta logística es Virgilo Acuña, hermano de César Acuña, líder del partido que ha blindado el régimen de Castillo pero que ahora dice estar buscando 87 valientes para vacarlo en el congreso. Aún no los encuentra. Virgilio Acuña tiene más de 70 años pero es conocido como el Tío Virgilio entre la comunidad gamer que patrocina. Ha auspiciado equipos de Dota y Fortnite. En Fortnite resucitas al volver a entrar al juego. En el Andahuaylazo no. El Tío Virgilio ha saludado en redes la libertad de Antauro.
Antauro pone nerviosos a hombres y a mujeres. Una conductora de noticiero dijo hace algunos años que Antauro era su amor platónico. Cuando estaba preso y aún soltero tenía una novia que el llamaba Muñequita Nazi, mientras que él firmaba sus cartas de amor desde la prisión como Pachacutek Azul. El programa Panorama le endilgó un apodo que resumía estas dotes galanas: El Adonis Cobrizo.
Mientras cumplía condena se casó con Ina Andrade. Asistió como invitado su mascota Valentino, bulldog francés. Es una raza cariñosa, pero sufre problemas respiratorios por su cráneo tipo feto humano (no tienen trompa). Ina es hermana del músico Julio Andrade, autor entre otros temas de Mi Cuchi Cuchi Bum Bum, canción célebre por utilizar apropiadamente la difícil expresión nacional “! Uta que rico!”. Luego de la liberación Ina ha declarado que se recuperará el mar de Tacna robado al país durante el Tratado de La Haya, que hasta donde se sabía había sido un triunfo de la diplomacia peruana. Lo dijo sin precisar cuál sería el mecanismo de esa recuperación territorial marina. Hay mucho entusiasmo entre los antauristas.
COMPARTE: Aníbal Torres nunca ha escuchado a Olivia Newton John, por Jaime Bedoya
Mientras todo lo anterior sucede junto, revuelto y a la vez, la joven cuñada del presidente Pedro Castillo, a quien este llama hija, enfrenta una prisión preventiva. Su cuñado o papá es sindicado como el cabecilla de la organización criminal a la que Yennifer pertenecería. Cuando la policía allanó la casa de los Castillo Paredes en Anguía encontraron documentación incriminatoria, tal como sellos oficiales de autoridades e imposibles ahorros infantiles que han puesto en aprietos a los padres honestos que dan propina. Además, hallaron una agenda personal donde Yennifer apuntaba el solapado manejo contable de su cuñado presidencial, tal como hacía Nadine durante el gobierno de su esposo Ollanta, el hermano de Antauro.
Un detalle enigmático: en esa casa pródiga en evidencia criminal había un cartelón colgando del balcón que decía Jehovah is my shepherd. Se desconoce la razón por la que la cita de Salmos 23 estaba en inglés en medio del distrito de Anguía, provincia de Chota, distrito de Cajamarca. Pero es una señal de alienación idiomática que podría hacer saltar las agujas nacionalistas del etnocacerismo.
Por ahora Antauro y sus seguidores están distraídos en celebrar la libertad. Reagrupados en el balneario de Cerro Azul se festeja con música de Manuelcha Prado, brindis y discursos sobre la Nueva República y corajudas inmersiones marinas nocturnas de reservistas eufóricos.
Más o menos esto es lo que está pasando, le dije al presunto alienígena. Parecía brotar humo o vapor de su cabeza.
Sin parpadear, dirigió la mirada hacia cerveza. Adelante, dije. Cogió la botella, ingirió el contenido en segundos, eructó sonoramente y dijo:
- Cuénteme más.