El último mes del año no siempre es sinónimo de alegría. Aunque muchos esperan que todos estén felices en esta época, la OMS ha identificado que durante el fin de año se desatan trastornos específicos a los que han denominado ‘blues’ (tristeza) de Navidad y Año Nuevo, caracterizados por síntomas de ansiedad y depresión.
“Las causas van más allá de aquello a lo que se suele apuntar siempre, que es la soledad. Lo cierto, es que otros problemas también pueden aquejar a las personas, como la economía, el panorama laboral, lo social e incluso la inseguridad ciudadana”, explica la psicóloga Katiuska Aliaga Galindo, profesora de la UPC.
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Algunos de los síntomas notables, además de la tristeza, son la falta de motivación, fácil irritabilidad y los problemas para dormir; factores que pueden acentuarse si hablamos de personas que ya han sido diagnosticadas con depresión. “Al contrario de lo que se espera, lo mejor que se puede hacer es evitar el aislamiento, priorizando encuentros con ayuda de familiares y amigos cercanos”, comenta la Dra. Ana Ramos, directora médica de Pacífico Salud. Ramos, a su vez, alienta a no tener miedo a estas sensaciones.
“Es natural experimentar un decaimiento después de las fiestas de fin de año, pues se trata de días de emociones intensas, actividades, poco sueño y desgaste físico y emocional. Estos altibajos son normales siempre y cuando sean temporales Sin embargo, si persisten o interfieren en el desarrollo de la vida diaria, será necesario buscar ayuda de un profesional”, añade.
Elabora una lista realista de propósitos para el próximo año, aceptando que lo que se desea no siempre depende de uno mismo y que todo requiere un proceso. Así como se traza una lista de anhelos para el nuevo año, es bueno también reflexionar sobre lo que ocurrió en el pasado y fue positivo, sobre lo avanzado y lo que se dejó ir. Las expertas en salud mental también recomiendan incluir alguna actividad de desconexión: la meditación, el ‘running’ y el baile son buenas opciones. Pasar tiempo con uno mismo aporta al crecimiento personal.
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CONTRA EL TIEMPO
Otro de los factores que desencadena pensamientos de ansiedad y tristeza a fin de año es el sentimiento de no haber cumplido con las metas trazadas para este tiempo, mientras muchos alientan a preparar una lista con los propósitos para el Año Nuevo 2024.
“La frustración es normal luego de no cumplir con algo que nos prometimos lograr. Pero es importante evitar pensamientos autodestructivos, así como practicar la autocompasión, celebrando las metas pequeñas o grandes que hayamos logrado”, indica la Dra. Ramos.
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Asimismo, la psicóloga Katiuska Aliaga apunta a hacer un análisis más profundo de la situación, ya que los logros muchas veces no solo se sostienen en el esfuerzo personal. “Hay que hacer una buena evaluación. A veces somos muy duros con nosotros mismos y la verdad es que detrás de cada logro impactan factores internos y externos, que en ocasiones no favorecen al cumplimiento de metas”, precisa.
Luego, impulsa a cambiar la valoración de logros en porcentaje, y no radicalmente en todo o nada. “Es mejor decir: alcancé esta meta en un 70%, a decir que no se logró. Eso puede ser muy dañino e incluso impedir las mejoras a futuro”, agrega. El 2024 está a la vuelta de la esquina. Lo mejor, para empezar, será centrarse en las cosas simples de la vida. //