En el presente, la industria de los videojuegos está consolidada y ofrece una enorme gama de productos, pero en 1972 apenas daba sus primeros pasos y buscaba dejar los laboratorios para llegar al ámbito doméstico y el público general. Fue en esa época que apareció “Pong”.
En 1972, una pequeña empresa emergente llamada Syzygy se encontraba trabajando en un juego basado en el tenis de mesa. Para ese entonces la compañía había terminado su relación con Nutting Associates, para la que había desarrollado “Computer Space”, e iniciaba su aventura en solitario. Ese mismo año adoptaría el nombre por el que todos la conocen hoy en día: Atari.
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Pese a que los primeros videojuegos comerciales llegaron en los años 70, durante las dos décadas previas ya se habían visto los primeros prototipos de juegos electrónicos. No obstante, se trataba esencialmente de experimentos de computación de laboratorios de universidades.
En 1962 apareció “Spacewar!”, juego experimental desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts por Steve Russell. Dicho ancestro de los videojuegos contaba con una legión de fanáticos entre los estudiantes de ciencias de la computación de Estados Unidos.
Nolan Bushnell, uno de los fundadores de Atari, cursaba estudios de esa carrera en la Universidad de Utah cuando vio por primera vez “Spacewar!” y quedó maravillado. Años más tarde, conocería a Ted Dabney trabajando en la compañía de electrónica Ampex, donde no solo trabarían amistad, sino que decidirían abrirse camino con los videojuegos.
Fue así que nació Atari, con la idea inicial de llevar trabajos como el juego de Russell a un formato mucho más económico y accesible para el público.
“Computer Space” fue la primera aproximación exitosa de Dabney y Bushnell a dicha idea, pues habían logrado reemplazar las enormes computadoras que hacían funcionar estos juegos por una cabina mucho más pequeña, del tamaño de un mueble, aunque a costa de hacer los juegos más sencillos. Más allá de ese primer logro, el despegue definitivo estaba por llegar.
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La idea de un juego basado en el tenis de mesa llegó a las mentes de los fundadores de Atari cuando vieron un juego de este tipo en una Magnavox Odyssey, la primera consola de videojuegos casera.
Para desarrollar el proyecto ficharon al ingeniero Allan Alcorn para desarrollar el juego con la premisa de que este debía ser lo más simple posible, pero sin dejar de lado la diversión.
“Pong” apareció de esta manera, como una gran máquina similar a las arcade que hoy son tan fácilmente reconocibles, pues se debía introducir monedas en el dispositivo para poder jugar. Como se indicaba líneas arriba, el juego imitaba el tenis de mesa con dos barras verticales que hacían de paletas y estaban ubicadas en los extremos de la pantalla.
El jugador controlaba el movimiento de las mencionadas barras girando dos perillas –una por usuario– ubicadas debajo de la pantalla de televisión montada en le estructura. La idea era enviar una pelota digital al lado del oponente y hacer que esta pasara la línea de fondo.
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Un primer prototipo de la máquina fue puesto a prueba en un bar que era propiedad de Bill Gaddis, que mantenía una relación fluida con Atari, ya que la empresa era su proveedora de máquinas de pinball.
La primera jornada fue sumamente prometedora, pues la primera versión de “Pong” recaudó una suma de dinero nada despreciable. Sin embargo, Gaddis se comunicaría con Atari unos días después de que la empresa instalara el juego en su negocio, debido a que el dispositivo había comenzado a tener problemas.
Alcorn acudió al llamado y se encontró con una grata sorpresa al inspeccionar el aparato: “Pong” había recaudado tantas monedas, que esto último impedía su buen funcionamiento. Para ese entonces, Atari tenía la convicción de que su producto sería un éxito y así lo fue.
Las primeras pruebas encontraron que “Pong” recaudaba cuatro veces el dinero que otros juegos similares conseguían. Atari tenía claro que quería producir sus propias arcade y no licenciar el juego, pero la falta de ingresos hizo que la primera serie de máquinas recreativas sea de apenas 12 unidades.
Más adelante, la empresa logró conseguir financiación y pudo ampliar la producción a diez máquinas por días. Con un costo de producción aproximado de 300 dólares por dispositivo, el precio de venta de cada máquina de “Pong” era de 1.200 dólares lo que hacía el negocio muy rentable.
El ritmo de fabricación siguió aumentando y Atari pudo abrir una fábrica, además de crear una versión doméstica de su popular juego. Durante la campaña navideña de 1975 se vendieron 150.000 unidades de esta última, una cifra inédita para ese entonces.
Ni la gran lista de imitaciones de “Pong” que surgieron ni una demanda de Magnavox frenaron la posición dominante de la compañía.
Pese a que Atari no fue necesariamente la pionera en la búsqueda de llevar los videojuegos al mercado, sí fue la primera en crear un modelo exitoso en el rubro. Con el éxito de “Pong” había nacido oficialmente una industria que hoy en día genera más dinero que el cine en países como Estados Unidos o España.
Paradójicamente, la crisis que atravesó esa misma compañía en 1983 estuvo cerca de acabar con el negocio. Los videojuegos recién tendrían una bocanada de aire fresco cuando la Nintendo Entertaiment System, proveniente del lejano Japón, llegó al mundo occidental. Esa es otra historia.