Bajas del tren ecológico y comienzas a caminar en medio de la selva alta argentina. El aire es purísimo, revitalizador. Tanto verde, además, abraza, motiva, libera. No pasará mucho para que estés avanzando en una pasarela armada sobre agua de riachuelos que van convirtiéndose en grandes ríos. Los trinos y sonidos de las aves que viven en el Parque Nacional Iguazú, uno de los más diversos del mundo, poco a poco, caen vencidos por un rumor que en unos minutos será casi ensordecedor. En cada paso que das, sientes emoción y nervios, esos que sobran cuando sabes que vas a presenciar algo majestuoso.
Has llegado. Estás en el mirador desde donde se contempla la Garganta del Diablo, la caída de agua más impresionante de todo el lugar, la de los 80 metros de alto. Frente a tanta inmensidad, entonces, no puedes evitar conmoverte y pensar en lo hermoso que es este planeta. Y la suerte que tienes de haber llegado hasta ahí. No importa que la brisa arrastre agua que terminará empapándote por completo. Eso, al final, también es un triunfo. Tuyo y de la naturaleza.
Existen varios sitios estupendos que se pueden visitar en Latinoamérica. No obstante, las cataratas del Iguazú son de las más espectaculares. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por Unesco y consideradas una de las siete maravillas naturales del mundo, estas se ubican en la frontera entre Argentina y Brasil, la cual está marcada por el río Iguazú. Desde el lado gaucho, muy cerca del pueblo de Puerto Iguazú, en la provincia norteña de Misiones; y desde la tierra de Pelé, a casi nada de la ciudad de Foz de Iguazú.
Cuatro días, como mínimo, se sugieren para programar el viaje. Las cataratas son, en realidad, unos 275 saltos de agua en un tramo de 2,7 kilómetros del río Iguazú. De ahí que haya mucho que ver. Estas se pueden visitar desde ambos países, pero aquí te diremos qué hacer desde el lado argentino.
¿Cómo llegar?
No existen vuelos directos desde Lima a Puerto Iguazú (Argentina) o a Foz de Iguazú (Brasil). Hay que hacer escalas en Buenos Aires, Santiago de Chile, Río de Janeiro o Sao Paulo.
Traslados
Desde Buenos Aires también se puede llegar en bus hasta Puerto Iguazú. Los precios son cómodos y la duración del periplo es de casi 18 horas.
Dónde dormir
Solo hay un hotel (de lujo) dentro del parque nacional: el Gran Meliá Iguazú. La mayoría de visitantes se queda en los que se ubican en Puerto Iguazú. Hay de todos los precios.
-ECOLOGÍA Y AVENTURA-
El Parque Nacional Iguazú posee, de entrada, varios circuitos por recorrer (inferior, superior, el de la Garganta del Diablo, el sendero verde y el Macuco) y las actividades programadas en ellos son más que entretenidas. En algunas zonas se camina en medio de la selva y se observan animales y plantas de todas las especies. También puedes ir en tren, en bicicleta, en lancha y en pequeños jeeps. En otras áreas se pasea en botes que te llevan a bañarte debajo de caídas de agua muy pequeñitas.
Están programadas visitas, asimismo, las noches de luna llena. Tenlo en cuenta, si te animas a ir: este 2023, se abrirá el parque al público del 4 al 8 de abril. Sí, en Semana Santa.
Disfrutar todo ello te tomará dos días. El resto del tiempo servirá para visitar Puerto Iguazú y otros atractivos turísticos como la triple frontera. Allí, desde un mirador, podrás ver tres países a la vez: Argentina, Brasil y Paraguay, todos divididos por los ríos Paraná e Iguazú. Igualmente, deberás ir al parque ecológico Aripuca, las ruinas de San Ignacio y las minas de Wanda. La promesa está hecha. En conjunto, este es un periplo que no olvidarás jamás. //