Miguel Arriarán Salvatierra (Ayacucho, 1982) vive orgulloso de haber sido condecorado como el mejor artesano joven del Perú. Los años 2019 y 2020 recibió el galardón de parte del Congreso de la República, a pesar de que la pandemia le impidió volver a realizar su obra mayor: decorar con figuras de cera las gigantescas andas que recorren la ciudad de Huamanga por Semana Santa.
Se trata de una estructura de hasta seis toneladas, llamada de la Pascua de Resurrección, que deben cargar 500 personas y que brilla como una barca celestial gracias al fulgor de la cera y las luces. Una especie de pirámide maya o usno de Vilcashuamán en medio de un bosque de gente.
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Miguel guarda todos los planos y fotos del largo y meticuloso proceso de elaborar artesanalmente unas andas que no tienen parangón, un proceso donde la noble cera cobra formas etéreas, florales, prodigiosas. A pesar de que los Salvatierra han conservado la tradición de la cerería desde hace varias generaciones, la pandemia de COVID-19 casi los lleva a la ruina. Miguel Arriarán Salvatierra tuvo entonces una idea innovadora. “¿Y qué tal si en vez de quedarnos sin admirar las andas en las calles, pudiéramos llevarnos las andas a casa?”.
Miguel diseñó una nueva actividad bajo siete llaves. Empezó a crear andas de cera a escala, con una infinita riqueza de detalles: florecitas, choclitos, hojas. El resultado fue espectacular. También creó segmentos de andas para enmarcarlos y que la gente los pueda colgar en la pared. Las bautizó como cuadros en 3D y les puso precios a partir de 300 soles.
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La réplica de las andas completas tiene un valor de 4 mil soles porque el trabajo suele ocuparlo un mes entero. Y no es tan pequeña porque tiene más de 140 centímetros de altura.
El lanzamiento fue un suceso en Ayacucho, pues demostraba que los artesanos pueden superar los obstáculos con tal de que su arte sacro llegue a la gente. Miguel fue el elegido de la familia para perpetuar este arte. Recuerda que su abuela, doña Basilia Quispe Vda. de Salvatierra, lo llevaba desde pequeño a todas las fiestas patronales para que se fijara en los pormenores del arte de la cera. Ahora, el joven artesano trabaja siempre junto a su madre, doña Lourdes Salvatierra Quispe, quien ha quedado sorprendida con las innovaciones de su hijo. //