Somos cumple 34 años hoy. Nació el 13 de diciembre de 1986, como parte de la oferta informativa del diario El Comercio los fines de semana. La primera portada le perteneció a Lolita Ronalds. El gestor de este proyecto fue Bernardo Roca Rey. Hoy la edición de la revista descansa en Rafaella León, en coordinación con Jaime Bedoya. Somos que llegó a sus manos este sábado fue la 1775.
La primera página de Somos aquel 1986 es un editorial que se titula, con contundencia: “Somos: la palabra”. El artículo tiene 338 palabras, es decir, 3 párrafos, 16 oraciones, 2042 caracteres con espacios. Esa fue la presentación del magazine.
En la hemeroteca del Archivo Histórico de El Comercio se encuentran todos los ejemplares para consulta de sus periodistas, en uno de los estantes donde se guarda desde la edición 1 del diario, desde 1839. Buenos vecinos. En el archivo de la revista, también: son más de 40 tomos empastados en tapa dura y letras en pan de oro que reúnen los ejemplares agrupados por cada 4, 5 meses. Primero fue en papel bulky de alto gramaje, antes del couché full color que usamos hoy. Cada tomo mide, con wincha, unos 15 cm.
Puestos uno sobre el otro, cada tomo del archivo de Somos en estos 34 años podría alcanzar una altura de 600 centímetros, es decir, 6 metros de altura. Podría servir para subirnos y mirar qué se oculta en ciertas instituciones, como muro de defensa para proteger a quien no tiene cómo, o sencillamente para ver cómo duerme Lima desde su Costa Verde.
O como amanece.
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Los artículos de portada -que hoy son de trabajo exclusivo de sus redactores principales, Nora Sugobono, Gabriela Machuca, Óscar García, Miguel Villegas, Jorge Chávez o Vanessa Cruzado- tienen, aproximadamente, mil palabras. Mil, distribuidas en 6 páginas promedio. Se incluyen no menos de 5 fotografías. Solo si multiplicamos el número de ediciones a hoy (1775) por la cantidad de palabras de cada nota abridora, Somos ha publicado 1′775.000 palabras para la gran apuesta informativa del sábado de El Comercio. Si cada palabra equivale a un centímetro, más o menos -escribir fácil es más difícil que escribir difícil, recuerda-, podríamos convertir esas 1′775.000 palabras en 1′775.000 centímetros. Unos 17 mil metros, digamos. Puestas una encima de la otra desde el piso, como si se tratara de una larga escalera, nuestras palabras podrían llegar hasta la puerta del piloto de cualquier avión comercial, que vuela a esa altitud promedio.
Esa es nuestra altura. Delicia para Oquendo de Amat.
Somos tiene página de FB (204 mil fans), cuenta de Twitter (388 mil seguidores) e Instagram; también una muy curiosa página no oficial en wikipedia: allí se recuerda que Sofía Mulanovich, nuestra querida Sofi, apareció por primera vez para el Perú -para el planeta- a los 11 años. Sus dientes de conejo separados, su fe, sus sueños. Qué alegría poder decir eso, en este aniversario.
En estos ya casi diez meses de aislamiento social por la pandemia del coronavirus, Somos tuvo que transformar su semana, cambiar el horario y acostumbrarse a verse (y no mirarse) por zoom. De hecho, el teletrabajo hizo que cada jueves desde marzo, a las cinco de la tarde, el equipo periodístico de Somos se reúna en torno a la idea de sacar adelante una edición vinculada a la crisis sanitaria. No solo para contar lo que pasa hoy, sino lo que podríamos cambiar para mañana. Fueron entonces 40 jueves oficiales de reuniones por zoom de 40 minutos. No es suficiente, pero fue valioso.
Rafaella León, Verónica Calderón y Richard Hirano son los encargados del cierre todos los jueves -o antes, mucho antes-, según el cronograma del diario y su planta de impresión. Lideran la redacción, el diseño y la fotografía de Somos. También otras cosas igual de importantes: los baldes de KFC, las cordilleras de pizza, o los ejércitos de pollo a la brasa para el cierre. También, la religiosa compra de café molido para pasar. Los cierres de revista en un diario despiertan una ansiedad que es imán para Tortees, Chizitos, Coca Colas, y la maravillosa canchita de la señora de la esquina de Lampa con Emancipación. Pueden dar fe de ello, sobre todo, Kelly Villarreal, Úrsula Acuña y Daniel Arenas, oficiales adjuntos de los cierres.
Ese ruido al masticar, como el de los teclados, también es música.
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